Sancho, hijo, presta atención
Dada esta parafernalia política que estamos viviendo, se me ocurrió recurrir a los clásicos, y allá fui a El Quijote yalos consejos que le da a Sancho Panza antes que fuera a gobernar la ínsula Barataria.
“Sancho, hijo, presta atención a este tu mentor (tu padrino), que quiere aconsejarte y ser norte y guía que te encamine y saque a seguro puerto de este mar borrascoso donde vas a meterte… que los oficios y grandes cargos no son otra cosa sino un mar profundo de confusiones.
Primeramente, has de temer (amar) a Dios porque en el temerle (amarle) está la sabiduría y siendo sabio no podrás errar en nada.
Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse.
Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey.
Haz gala Sancho de la humildad de tu linaje y no te desprecies de decir que vienes de labradores, y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio.
Mira, Sancho: si tomas el camino de la virtud y te precias de hacer hechos virtuosos no hay para qué tenerle envidia a príncipes y señores, porque la sangre se hereda, pero la virtud se adquiere.
Que encuentren en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero sé igualmente justo con los alegatos del rico.
Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico, como por entre los sollozos e importunidades del pobre.
Si acaso no aplicas todo el rigor de la ley, que no sea motivado por la dádiva, o por haber sido sobornado, sino movido por la misericordia. Anda despacio, habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo… ya que toda afectación es mala.
Come poco y cena más poco que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.
Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán largos tus días, tu fama será eterna, vivirás en paz y beneplácito de las gentes, y en los últimos pasos de la vida te alcanzará la muerte en vejez suave y madura”.