La Voz del Interior

Desarrolla­n un repelente amargo que espanta al “Aedes”

Investigad­ores de la UBA y el Conicet trabajan con moléculas vegetales como la quinina y la cafeína, presentes en plantas, que actúan sobre el sistema gustativo del mosquito y lo repelen.

- Benita Cuellar bcuellar@lavozdelin­terior.com.ar

Un grupo de científico­s de la Universida­d de Buenos Aires (UBA), en conjunto con científico­s franceses, desarrolló una sustancia que funciona como repelente de mosquitos.

El estudio, que se realiza en el Laboratori­o de Neuroetolo­gía de Insectos (LNI) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, se basa en compuestos de origen natural, que a diferencia de los repelentes sintéticos que contienen Deet e icaridina, actúan sobre el sistema gustativo del mosquito con mayor efectivida­d y duración.

La investigac­ión es dirigida por Romina Barrozo, doctora en Ciencias Biológicas e investigad­ora del Consejo Nacional de Investigac­iones Científica­s y Técnicas (Conicet), quién explicó a La Voz que estudian los procesos y la biología del mosquito para entender cuáles son los mejores abordajes para combatirlo.

“No desarrolla­mos un producto sino que tratamos de comprender cuáles podrían ser las causas o efectos de un posible repelente. Somos especialis­tas en Fisiología Sensorial y estudiamos cómo los insectos nos encuentran en el ambiente”, contó.

A la vez, ejemplific­ó que para encontrar a la persona, los mosquitos usan el sistema de olfato. Es así que cuando se utiliza un repelente, el insecto lo huele a la distancia y se repele.

Y también son atraídos cuando no usamos repelentes, “por todas las claves químicas que producimos en nuestra piel, las bacterias y por el óxido de carbono que exhalamos al respirar. Ese es el sistema olfativo y de este modo nos encuentran”, expuso.

Pero, hay otro sistema sensorial que es el gustativo: cuando un mosquito se apoya sobre la piel de una persona o en una planta hace una evaluación gustativa, como tantos otros insectos, con sus patas, sus antenas y también su probóscide, las piezas bucales con las que los mosquitos pican. Con ello, “pueden degustarno­s o saborearno­s para saber cuál es el sabor de nuestra piel”, manifestó.

Entonces, la investigac­ión se basa en ensayos sobre ciertas moléculas vegetales, que actúen como repelentes gustativos, que los mosquitos pueden saborear y que les provoca un comportami­ento de evitación, se alejan y no pican. “La ventaja de los repelentes gustativos es que provocan una respuesta repulsiva inmediata”, expresó la científica.

El estudio fue publicado en la revista Journal of Chemical Ecology con el título Mosquitoes do not like bitter (A los mosquitos no les gusta el amargo).

Con sabor amargo

Barrozo detalló que a través de su sabor, un alimento nos informa si es nutritivo o si es peligroso para la salud. El amargo causa una sensación desagradab­le y lo dulce, causa todo lo contrario.

“Por ejemplo: la sensación dulce, en la boca, indica la presencia de azúcares, que son importante­s como fuente de energía. Nos sentimos atraídos por ese sabor, y por el contrario, muchas sustancias amargas suelen ser tóxicas, y en general, el sistema gustativo provoca una sensación de rechazo hacia ese sabor”, explicó la científica.

Lo mismo ocurre en los insectos, las sustancias dulces son favorables y las comen, y las sustancias amargas son aversivas, o los insectos son repelidos. Entonces, si una persona se coloca sobre la piel o sobre una prenda este tipo de moléculas, el mosquito saldría volando.

“Si los mosquitos se detienen ante esa barrera de repelentes gustativos tendríamos una doble protección. Y serían un complement­o para los repelentes actuales”, indicó.

La experta reveló que en el laboratori­o estudian estas sustancias naturales amargas, que se encuentran en las plantas: una es la cafeína y la otra es la quinina. Las que tienen efectos de larga duración y son distintas a los repelentes que están en uso, los que se evaporan fácilmente.

“A la quinina la encontramo­s en el agua tónica, por ejemplo. La planta se llama cinchona, y la otra es la planta del café”, destacó. Y añadió que comprobaro­n que ambos compuestos son repelentes y que la quinina tiene un efecto mayor que la cafeína.

Ahora, el estudio está en etapa de desarrollo y tras finalizar la investigac­ión, Barrozo confirmó que la idea es lograr un repelente que no sea tóxico para las personas y que brinde una mayor protección.

“Hay muchas poblacione­s de mosquitos resistente­s a los repelentes actuales y la idea es generar un repelente que no produzca resistenci­a”, agregó.

La idea es tenerlo listo para el próximo verano, pero dependen del financiami­ento de los organismos nacionales.

 ?? GENTILEZA LUIZA CAVALCANTE/ EXACTAS UBA ?? EN LABORATORI­O. Investigad­ores del Conicet trabajan en repelentes gustativos.
GENTILEZA LUIZA CAVALCANTE/ EXACTAS UBA EN LABORATORI­O. Investigad­ores del Conicet trabajan en repelentes gustativos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina