La Pastoral Social reclama políticas públicas para mitigar la ludopatía en adolescentes cordobeses
La ley que habilitó las apuestas online fue un ensayo general del “partido cordobés”. Fue impulsada por el entonces jefe del bloque de Juntos por el Cambio, Orlando Arduh, hoy funcionario del Ministerio de Gobierno; y avalada por el sector del PRO que lideraba Darío Capitani, actualmente al frente de la Agencia Córdoba Turismo. Su aprobación detonó Juntos por el Cambio.
El peronismo, liderado por el entonces gobernador Juan Schiaretti, se alineó sin fisuras: aunque en privado el por entonces intendente, Martín Llaryora, y quien era su vice, Daniel Passerini, cuestionaban la iniciativa, nada hicieron por impedir que las apuestas vía celular llegaran a la ciudad capital.
La Pastoral Social, entre otros actores, cuestionó abiertamente la posibilidad de que “cada casa se convierta en un casino”.
A dos meses de habilitadas las apuestas, el sacerdote Munir Bracco, vocero de la Pastoral Social, dice que los datos de esta nota “son la confirmación de lo que se sabía que iba a pasar”.
“Nos quedamos cortos cuando dijimos que cada casa sería un casino. Ahora estamos hablando de las apuestas también en las aulas, el lugar donde los adolescentes deben ir a educarse, son un casino, y ocurre tanto en las escuelas urbanas como en las rurales”, dice el sacerdote, y reclama “políticas públicas para mitigar este daño”.
“No hay dónde llevar a los chicos con adicciones; no hay para los adictos a las drogas, pero tampoco para los ludópatas. Se necesitan acciones de prevención, con una fuerte impronta de educación, y con una regulación de la publicidad. El daño está hecho, ahora hay que mitigarlo; es mentira que los menores no juegan”, dice el cura.
Y advierte: “No soy vidente, pero veo el proceso de deterioro: de acá a un tiempo van a venir las madres y los padres a las parroquias, a los docentes, a los clubes para ver qué hacen con los chicos ludópatas”.