Una serie ATP de alta calidad
La esperada serie Coppola: el
representante finalmente vio la luz y cumplió con lo que todo producto audiovisual suena: dar mucho de qué hablar. Para quienes no estamos interesados en el mundo del fútbol, ni tampoco en el legado “maradoniano”, la bioserie podría haber sido un plomo y sin embargo no lo fue.
Esque Coppola: el representante hizo mucho mérito como para estar entre los productos más vistos de Star+ por estos lados.
Por empezar, se trata de una serie ATP, equivalente a una película pochoclera, y no por eso resigna calidad cinematográfica o narrativa. La ambientación de las distintas épocas y la adaptación de Juan Minujín y Santiago Bande, a las diferentes etapas del personaje en cuestión (que eran una gran preocupación entre los mismos actores y parte del público), finalmente son excelentes.
Y ni hablar de la dirección de Ariel Winograd, un cineasta capaz de transformar lo popular en algo original, único. Los recursos gráficos que tiene la serie (“muy Winograd”) le dan al producto un carácter lúdico, una pátina de comicidad muy sutil pero efectiva.
Lo mismo ocurre con la música de Sergei Grosny, distinguido compositor de bandas de sonido para serie y película que capta el espíritu de una época de manera muy sagaz.
Pero además de todo lo dicho, hay dos grandes cuestiones para valorarle a Coppola. Por lado un guion inteligente que más allá de basarse en su versión de la historia no lo muestra solo en su faceta “ganadora”. No es condescendiente con ese personaje ventajero, aunque tampoco lo deja tan mal parado. Se puede decir que, como en la vida, una persona no tiene solo una cara.
El otro gran aspecto a destacar es la interpretación de Juan Minujín, más allá de la peluca blanca. El actor terminó de confirmar con este papel que es uno de los más versátiles del cine y la tevé nacional. Un intérprete capaz se encarnar a Bergoglio (como en Los
dos papas) y a Coppola casi sin despeinarse.
Por último, qué decir de ausencia de Diego Maradona en la serie. La estrategia de no mostrarlo y que aún así sea omnipresente, fue de lo más inteligente. Sin estar, el “10” está en cada escena de la serie. Lo mismo debe pasar hoy en la vida de Coppola.