Un Robin sin Batman
Guillermo Coppola despierta simpatía y desagrado en la misma proporción. Este hombre no tendría el reconocimiento que tiene si no fuera por la figura de Diego Maradona y las responsabilidades que le otorgó en vida. Para muchos ‘maradonianos’ representa lo peor de su carrera, sin embargo -como vemos en la serie- el mánager puso las manos en el fuego por el futbolista en infinitas ocasiones.
Tal vez, por cuestiones de derechos e imagen, no fue posible establecer un personaje que represente al jefe y amigo del empresario. Y, más allá de que se resolvió de gran manera, a Coppola: el representante le faltó más Maradona. Winograd y equipo lo incluyen en llamados telefónicos o imágenes de archivo que no son suficientes.
Por supuesto, el foco está puesto en Coppola y la bioserie es suya. Allí podemos ver un recorte de su biografía, erigiéndose sobre un personaje carismático, seductor y fanfarrón (casi tanto como Diego). Aunque parece un fino lavado de imagen, vemos como Coppola se vanagloria de ser un ventajero en la mayoría de los aspectos de su vida.
Hay escenas que adquieren un fuerte significado -no por lo que hizo el mánager sino por la resonancia de la figura mundial del “10”- y es donde se puede notar que es Diego quien hace relevante la existencia de Coppola. Por mencionar algunas: las negociaciones futbolísticas, el tratamiento en Cuba después de casi morir en Punta del Este y el partido homenaje del 2001.
En lo que respecta a su historia personal, sirven a la serie los pasajes de comedia y lo pintoresco y divertido que puede llegar a ser “Guillote” forjándose como un héroe de la noche y un líder de la farándula de los años ‘90s.
Aquí es donde la ficción pierde fuerza y sólo es rescatable la comedia que imprime el director y el enlace propuesto entre imágenes que simulan el archivo, la música característica de la década y la irrupción de personalidades como Susana Giménez, Yuyito González y Karina {lRabolini, entre otros.
Pese a todo lo antes dicho, hay que destacar que el trabajo de Juan Minujín para encarnar a Guillermo Coppola es sublime.
Nicolás Lencinas nlencinas@lavozdelinterior.com.ar