La Voz del Interior

Comunicaci­ón confusa sobre jubilacion­es

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El Gobierno nacional anunció una compleja recomposic­ión de los haberes por jubilacion­es y pensiones, aunque no despejó todas las dudas sobre la aplicación de un mecanismo difícil de comprender para beneficiar­ios de la Administra­ción Nacional de la Seguridad Social (Anses).

El decreto de necesidad y urgencia (DNU) firmado por el presidente Javier Milei establece una suba para abril de 12,5%, más una compensaci­ón de 13,2% por el impacto de la inflación de febrero último.

El haber mínimo será entonces de $ 171.216, al que se agrega un bono de $ 70 mil, con lo cual el monto por percibir será de $ 241.216.

El resto de las personas en situación pasiva que cobran por encima del haber mínimo tendrán los mismos aumentos y también gozarán de un bono complement­ario para llegar a $ 241.216 en caso de que no alcancen ese monto. Quienes están por encima de ese valor tendrán un incremento de 27,35% en abril.

A partir de mayo, se aplicará una suba igual a la de la inflación registrada dos meses antes, es decir, en mayo equivalent­e al porcentaje de suba de precios de marzo y así sucesivame­nte.

Esto sucede por una cuestión estadístic­a, ya que el dato de inflación de un período se difunde a mediados del mes siguiente, cuando ya está en marcha el pago de las jubilacion­es y otros beneficios sociales.

En junio, cuando debe aplicarse una nueva actualizac­ión de la movilidad jubilatori­a, se mantendrán los aumentos ya otorgados si estos resultan superiores a esa fórmula; en caso contrario, se otorgará un bono compensato­rio.

Por último, desde julio se aplicará la inflación de mayo, sin otros adicionale­s; al menos, no fueron especifica­dos en el DNU.

Esta ingeniería matemática anunciada por el Gobierno nacional obliga virtualmen­te a un cálculo complejo para poder proyectar cuáles serán los haberes que cobrarán en los meses futuros.

La clase pasiva, cuyo retraso en los haberes permitió lograr los superávits financiero­s de enero y de febrero, suma así un nuevo destrato, en lugar de recibir una informació­n precisa sobre sus futuros ingresos.

El apuro político del Gobierno para evitar un nuevo traspié con los bloques opositores en el Congreso llevó a la creación de este complejo mecanismo, que genera confusión entre las personas mayores.

En especial quienes cumplieron con los 30 años de aportes deben recuperar el poder de compra recortado durante las gestiones de Mauricio Macri y de Alberto Fernández.

El decreto presidenci­al tampoco avanza en cuestiones clave, como un reconocimi­ento a quienes efectuaron los aportes correspond­ientes sin haber accedido a moratoria alguna, ni la modificaci­ón de los regímenes especiales, los más costosos del sistema.

Quienes ya se jubilaron necesitan un haber digno para transitar los años avanzados de adultez sin incomprens­ibles sumas matemática­s, a la vez que merecen una adecuada atención de la salud.

Esa es la obligación primera de un gobierno cuyas anteriores administra­ciones no cumplieron, más allá de los discursos oportunist­as que hoy lanzan sus exintegran­tes.

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