Antonio María Hernández “He tratado de ser un buen padre, es una de las tareas más difíciles”
Es uno de los abogados argentinos de mayor trayectoria y tiene una larga actuación en la vida pública. Cómo ve a Milei. Por qué nunca se saca el traje y la corbata.
–¿Sos parte de la casta?
–No. Cuestiono el uso de esa palabra, parte de un nuevo relato político destinado a fragmentar y polarizar a la sociedad.
–¿Por qué no?
–Porque he trabajado y estudiado confiando siempre en el cumplimiento del deber, en el esfuerzo personal y en hacer las cosas bien. Rechazo los privilegios de todo tipo. Concibo a la política como unida estrechamente a la ética.
–Si la casta existe ¿dónde está, quiénes son?
–En el país hay enormes injusticias, privilegios y actitudes corporativas, que significan una gran corrupción, que debe terminarse.
–¿Cuándo se jodió Argentina?
–En el golpe del 6 de septiembre de 1930, que derrocó al gran presidente Hipólito Yrigoyen. Allí comenzó la decadencia nacional.
–¿Por qué somos un país que no respeta las normas?
–Es uno de nuestros más graves problemas y causa de nuestro subdesarrollo, como lo expuso Carlos Santiago Nino en un libro de lectura imprescindible: Un país al margen de la ley.
–¿Ves una raíz histórica?
–Así lo señaló Juan Agustín García en La ciudad indiana. Afirma que una de las características del argentino es el desprecio por la ley. Y esto viene desde la época colonial, pero se agravó a partir del golpe que te mencioné de 1930.
–Milei cree que cambiando la economía, va a cambiar la cultura del país. ¿Es así o al revés?
–Hay que cambiar muchas cosas en el país. Pero lo primero es lo educativo y cultural. Lo que hizo grande a la Argentina fue su educación, impulsada por Sarmiento y otros de nuestros próceres.
–¿Por qué seguimos usando constituciones?
–Porque es el logro más importante del liberalismo como idea política y el resultado de tres grandes revoluciones: la inglesa de 1688, la norteamericana de 1776 y la francesa de 1789. El constitucionalismo significó un movimiento extraordinario para defender la dignidad humana, los derechos fundamentales y la democracia, frente a los sistemas autocráticos o totalitarios que concentraban el poder en pocas manos.
–¿Cuáles aspectos de la Constitución se violan más en este momento?
–La gran mayoría. Desde el Preámbulo hasta las Disposiciones Transitorias, pasando por la primera parte de Declaraciones, Derechos y Garantías y la segunda de Autoridades de la Nación. Es evidente que no tenemos una plena vigencia del sistema republicano y federal.
–La Constitución argentina, ¿en qué debería ser cambiada o actualizada?
–A 30 años de la reforma, lo primero que debemos hacer es cumplir la Constitución, y muy especialmente lo incorporado en la más importante y democrática de las reformas que fue la de 1994. Este no es tiempo para una reforma constitucional.
–¿Te sentís el “señor Constitución Nacional”?
–Tuve el honor de representar al pueblo de Córdoba en esta última reforma, donde ejercí una especial responsabilidad como vicepresidente de la comisión de Redacción. Además, integré la comisión de juristas del Acuerdo de Olivos por el radicalismo y participé en numerosas intervenciones más.
–¿Naciste en una familia acomodada?
–De la típica clase media, que siempre valoró el estudio y el trabajo.
–¿Cuándo descubriste que te apasionaba el derecho constitucional?
–Desde muy joven tuve una vocación marcada por la abogacía, el derecho público y la política.
–¿Dormís con saco y corbata? No recuerdo haberte visto una vez vestido de manera informal.
–Ja, ja. Ahora visto más seguido de manera informal. Pero voy a la facultad con saco y corbata por respeto a mis alumnos.
–¿Seguís siendo radical?
–Por supuesto. Soy hijo y nieto de radicales y he tratado de continuar los ejemplos extraordinarios de Alem, Yrigoyen, Alvear, Sabattini, Illia y Alfonsín.
–¿Para qué sirve un radical?
–Para defender los principios filosóficos, doctrinarios y políticos del partido de la democracia argentina, de honda raíz nacional, popular, federal y humanista. Y en particular, porque es el partido que tiene como programa la Constitución, como dijera Yrigoyen.
–Después del desastre económico de Alfonsín y el fracaso de De la Rúa, ¿alguna vez se le puede volver a confiar el país al radicalismo?
–Dependerá de los cambios que impulse el partido, que ha perdido el rumbo hace tiempo. Hay que modernizarlo.
–Hace 25 años que el radicalismo cordobés no gana una elección a gobernador. ¿Qué hicieron tan mal?
–Muchas cosas. También es imprescindible aquí cambiar.
–Si fueras presidente del radicalismo, ¿cómo lo resucitarías?
–Con un claro programa de cambio, siempre respetando nuestro legado histórico y ético de defensa de la Constitución y de los principios republicanos y federales.
–El juez Lijo a la Corte Suprema ¿es el apocalipsis judicial?
–Ha sido enorme el rechazo concitado por esa postulación. Ha demostrado que no existe verdadera preocupación en el Gobierno por la independencia del Poder Judicial y por la lucha contra la corrupción.
–¿Adónde llevarías la capital de la Argentina y por qué?
–A cualquier lado, menos a Buenos Aires, como dijo Artigas en su momento. En mis 20 Propuestas para Fortalecer el Federalismo Argentino he sostenido que de inmediato hay que producir ese debate. Creo que debe ser una ciudad relativamente pequeña, para que se pueda pensar en grande al país.
–¿Qué medidas debería exigir un gobernador de Córdoba hoy para debilitar el centralismo?
–Cumplir la Constitución y promover el inicio del debate de una nueva ley convenio de coparticipación impositiva.
–¿Qué tipo de padre has sido?
–Es una de las tareas más difíciles. He tratado de ser un buen padre.
–¿Qué creés que más van a recordar tus hijos de vos?
–Que he trabajado y estudiado mucho y que luché apasionadamente por mis ideales.
–¿Qué aprendiste en pandemia?
–Siempre trato de aprender. Trabajé mucho de manera virtual gracias a la tecnología.
–¿Por qué los jueces argentinos están tan desprestigiados?
–Porque no cumplen adecuadamente con sus funciones.
–¿Qué sentiste al ver la imagen de Menem en el Salón de los Próceres?
–Es muy notable la influencia de Menem y del peronismo en este gobierno, que utiliza los mismos instrumentos: decretos de necesidad y urgencia, emergencias, delegaciones legislativas, desprecio por el Congreso, avances sobre la Corte Suprema..
–¿Cuál es el sentido de la vida?
–Luchar por altos ideales.
–¿Qué cosas sentís que te quedan pendientes?
–Seguir luchando por el cambio de Argentina.