Maximiliano Olocco “Hay que cuidar los recursos como si fueran de tu propio bolsillo”
El productor inicia su tercera gestión al frente del Teatro del Libertador San Martín en un contexto de cuestionamientos y recortes en el sector a nivel nacional. Qué fue lo que lo movilizó para volver al cargo.
Ingresar al Teatro del Libertador San Martín siempre produce una misma primera sensación que luego se transforma en realidad: la de estar transitando dentro de una enorme porción de historia viva de la cultura cordobesa y argentina.
Si hay alguien habituado a recorrer esos pasillos en los últimos años es Maximiliano Olocco, quien fuera director del mayor coliseo local entre 2016 y 2020, incluyendo la época de la histórica restauración. Antes, fue durante dos años (1994-1995) Director de actividades artísticas de la provincia, con su sede instalada allí mismo en aquel entonces.
Pero hay más: Olocco siempre estuvo muy ligado a la prestigiosa Fundación ProArte, de la que fue productor artístico desde 1996 y hasta el año pasado, gestionando los ciclos de conciertos que se realizaron mayormente en el San Martín en todo este tiempo, con destacadas presencias tanto internacionales como nacionales.
Luego de la salida en febrero pasado del respetado director de orquesta Hadrian Ávila Arzuza, la Agencia Córdoba Cultura finalmente anunció el regreso de Olocco para estar al frente del teatro hace unos días. De esta manera, este productor con una extensa trayectoria tanto en el ámbito público como en el privado, regresa a la dirección de la institución en la que funcionan nueve cuerpos artísticos provinciales, entre orquestas, coros, ballets y seminarios. “Un gran barco con 600 personas a bordo”, dirá en algún momento de la entrevista con este medio.
En el teatro, desde chico
“Le tengo mucho aprecio a todo lo que ocurre aquí. Desde niño le tengo cariño. Nunca imaginé cuando era chico y vine a ver mi primera ópera, que terminaría como director”, introduce Olocco sentado en su oficina, por cuyo ventanal se puede observar la ajetreada dinámica de la avenida Vélez Sársfield, cerca de una de las esquinas más transitadas de Córdoba.
Luego completa la anécdota: “Tenía seis años y no se me va nunca más de la mente. Mis padres eran fanáticos de la música y del teatro. Claro, tenían la recordada disquería (N de R Disquería Olocco). Me traen a ver Aída, yo veo por primera vez todo ese despliegue y de golpe aparece un elefante de verdad en el escenario… La música, las voces, me volaron la cabeza. Tan es así que tengo la imagen clarísima. Muchos años más tarde, empiezan a ocurrir estas cosas. Es como mágico de algún modo”.
–¿Te imaginabas cuando terminaste tu gestión en 2020, justo antes de la pandemia, volver a ser convocado como director?
–Y la verdad que no. La vida te da sorpresas. De hecho, cuando me ofrecieron volver lo pensé un rato. Después de la pandemia y todo lo que trajo aparejado, yo ya estaba en otra dinámica de vida, más tranquila. Pero bueno, el desafío me entusiasma, al teatro lo amo y a su gente también.
–¿Qué fue lo que te convenció para aceptar finalmente?
–Sin dudas tuvo que ver la presencia del presidente actual de la Agencia Córdoba Cultura, Raúl Sansica. Lo conozco desde hace infinidad de tiempo. Es una excelente persona y un hombre muy capaz en lo que hace. Y hablamos el mismo idioma, entonces esto es fundamental. Tener de jefe a alguien que tiene la misma sintonía y que conoce profundamente la problemática de la cultura en Córdoba, en particular el manejo de los teatros, es un aliado invalorable. Porque sino, se te hace muy complicado explicarle a alguien ajeno cómo funciona este mundo, cuáles son las reglas del juego. Si hubiera estado otra persona sin su experiencia no creo que hubiera aceptado, pero a él era difícil decirle que no. Y además, si me convocan por tercera vez es un reconocimiento de que uno no hizo las cosas mal en las gestiones anteriores.
–En tu última gestión estuviste al frente de la histórica restauración del teatro. Seguramente fueron momentos muy intensos. ¿Cómo terminaste aquel proceso?
–Fueron años muy complejos, porque la restauración generó tener todos los cuerpos artísticos desparramados en distintos ámbitos de la ciudad, haciéndolos trabajar en salas ajenas a la nuestra. Terminé muy feliz, pero agotado. Algo similar me ocurrió en 1995. Cuando vos ves que hacia dónde se va encarando la gestión no está en línea con tu idea de la cultura, creo que en esos casos es mejor dar un paso al costado. Igualmente, estoy seguro que eso no va ocurrir en el caso con Raúl.
–¿Cómo gestionar en este contexto de país con discusiones que parecían superadas? Si desde el propio Gobierno nacional se cuestiona el desarrollo artístico y se plantea a la cultura como un “gasto”. ¿Cuál es tu postura al respecto?
–Estamos en esa situación y por eso sin dudas es más desafiante. Pero por suerte debo reconocer que en el Gobierno provincial no está ocurriendo eso. Lo primero que hizo el gobernador fue priorizar la actividad cultural, ratificar a Raúl Sansica como presidente de la Agencia y el presupuesto para el año, con lo cual al menos esos recortes por acá no van a venir. Obviamente los recortes vienen por el contexto y por la inflación. Todos estamos cuidando cada peso minuciosamente, incluso apagando las luces cuando no son necesarias porque hay que tener austeridad. Esto yo lo practico siempre hasta en mi casa. Si está la comida en el plato hay que comerla o guardarla para después. Por supuesto son ejemplos burdos. El tema es cuando eso se traslada al financiamiento de las producciones. Entonces es importante dar a conocer también a la gente que trabaja en cultura de que todo lo que se produce hay que cuidarlo como si fuera tu propio bolsillo porque cada vez que malgastas un peso, le estás restando a una futura producción. Toda la gente que trabaja en el teatro tiene que ser consciente que esto hay que priorizarlo. Y no solamente en época de crisis.
–Después de lo que sucedió con algunos desmanejos en la gestión anterior de la agencia y lo que hablamos de los cuestionamientos a la cultura a nivel nacional. ¿Crees que la lupa va a estar puesta más que antes?
–Puede ser. Pero esto que te decía debería ser la constante. Al menos ha sido lo que yo he intentado hacer en todas mis gestiones. Para poder hacer cada vez más cosas, necesitas realmente optimizar todo, desde el punto de vista incluso de los tiempos en que se hace cada producción. Todo esto obviamente protegiendo las leyes laborales, nadie está diciendo de una sobreexplotación de recursos humanos, ni mucho menos. Pero la gente del teatro está acostumbrada a trabajar al ritmo de lo que va aconteciendo. Podés tener espacios de cierto relajamiento cuando todavía no lanzaste una producción determinada y luego se acelera todo a un ritmo que la gente que es ajena a este medio desconoce y tampoco tiene por qué saberlo. Hay que concientizar sobre el proceso que implica una producción cultural.
–Si bien asumiste hace pocos días, ya debe haber algunas líneas de acción para lo que viene. ¿Cuáles son tus principales desafíos?
–Para la temporada actual, que ya está preprogramada, hay que hacer algunos retoques finitos. Aún no he tenido el tiempo útil como para poder ver el segundo semestre y terminar de visualizar si vamos a sostener el 100% de la programación o si vamos a tener que hacer modificaciones. Queremos volver a recrear los conciertos didácticos matutinos que se hacían con las escuelas, volver a armar las visitas guiadas al teatro, armar los circuitos y el protocolo para ingresar. Y por el otro lado, también estamos trabajando para volver a poner en funcionamiento el Museo del Teatro y de la Música, que está cerrado desde hace muchos años. Justamente acabo de venir en este momento antes de que llegara vos y estaba en una reunión con la gente que está haciendo la restauración y la clasificación del archivo de todas las piezas. También queremos también volver a poner en valor el bar interior del teatro.