Una reacción de violencia por no aceptar la sumisión
En su alegato de ayer, la fiscal Laura Battistelli hizo hincapié en las incoherencias en el relato del imputado. Las versiones que fue narrando a las médicas de guardia y luego a la fiscalía y a los familiares sobre lo ocurrido en día de la muerte de Margarita fueron variando: al principio dijo que la encontró en el baño a las 18.30 y que se había broncoaspirado. A otros les contó que en el almuerzo de ese día se había desmayado, sin embargo el padre de Romero, presente en ese almuerzo, no dio cuenta de ningún desmayo. Relató que se podría haber esguinzado un pie en un viaje el día anterior al cerro Champaquí, pero Margarita no tenía esguince alguno. Y luego dejó la puerta entreabierta a la posibilidad de que “si el hecho existió, fue un accidente”, al inferir de que podría haber agredido a Margarita.
Las dudas en su relato y la gravedad de las lesiones hicieron que la médica de guardia denunciara el hecho. Y allí se inició la causa judicial.
“Margarita se iba”
Cuando Romero subió en la camioneta a Margarita y la llevó al hospital había un bolso. “Allí no había ropa para la mujer para el hospital. Había dos calzas, zapatillas, los documentos de ella, dinero en efectivo, los cargadores del teléfono. Margarita se iba”, marcó la fiscal en el juicio.
Según la hipótesis de Battistelli, la mujer habría estado decidida a dejar a Romero y frente a esta reacción, contraria a la sumisión que él pretendía, la habría golpeado hasta matarla.
En medio de una audiencia del juicio que culminó ayer, entró un hombre que se identificó como hermano de Romero. Tomó los primeros asientos en la sala e intentó grabar a la fiscal, ante lo cual el Policía le advirtió que no se podía. Luego fijó su mirada en los familiares de Margarita. La intimidación fue tal que la Policía tuvo que pedirle que se retire.