Venezolanos en Córdoba. De un equipo de béisbol al presente de una comunidad que crece
Están radicados en La Docta y el deporte los juntó para dar origen a Orientales, un equipo conformado por apenas un puñado de los miles de su país que viven en la provincia.
José Ruiz es de Tinaquillo, un pueblito de Venezuela “al que sólo conoce él”. Trabaja en una barbería en Córdoba cerca de la Central de Policía, pero también emprolija las cabezas y los rostros de sus compañeros en Orientales, el equipo de béisbol formado 100 por ciento por venezolanos que juega el torneo local.
Son en total 36 jugadores que, afiliados al club Dolphins, sueñan con competir y ayudar a potenciar en Córdoba el deporte de sus amores.
“El béisbol es para nosotros lo que el fútbol es para ustedes. Nos corre en la sangre”, resume Silvio López, uno de los responsables de este proyecto que los tiene hoy embanderados bajo el nombre de Orientales, pero que tuvo a varios antes jugando en Arias Venezuela o en La Tribu.
“Este año el proyecto se volvió más serio. Estamos más organizados, con más compromiso y responsabilidad. Participamos en el torneo local con equipos de Primera y Reserva y todos somos venezolanos”, describe Alfredo Rojas, un odontólogo de 30 años que ya lleva seis en La Docta y que retomó el béisbol en 2019 junto a un equipo de latinos en el que también había argentinos, cubanos, dominicanos y otros naturales de su país.
En Orientales también juega Darwin Lameda, a quien cariñosamente le dicen Mario Bross “por su estatura” y es muy divertido. También está Luis Hernándes, quien se ganó el apodo de “Patas cortas” porque corre lento.
José Graffe es “el veterano del equipo”; Luis Cordero, el desordenado; y Karlos Plaza y Osfrank Hernández son cuñados.
Karlos es además el papá de Luciana, una pequeñita de un 1 y medio que mira desde la tribuna el entrenamiento que cada martes y jueves, desde las 20, su papá y su tío llevan adelante en la cancha de Dolphins.
También están Antonio y Deivinson Salazar, padre e hijo que se dan el gusto de compartir su pasión en Córdoba y son otra muestra de que Orientales es “familia”.
Algo de eso percibió Edgar Matute, uno de los nuevitos del grupo, quien pertenecía a otro equipo pero al ver la unión de estos venezolanos prefirió cambiarse.
“Este grupo de amigos es integración. Más que compañeros en el béisbol somos amigos, somos familia. Siempre estamos ayudando a los que tienen más dificultades y entre los que estamos laburando tratamos de ayudar a los que todavía no han conseguido trabajo y quieren jugar, y tienen las ganas y el entusiasmo de competir. Nos ayudamos entre todos”, asegura Rojas.
De Venezuela a Córdoba
El Oriente de Venezuela está en el ADN de este equipo. Allí donde nacen las islas y las playas son paradisíacas, nació también la mayoría de los jugadores de Orientales.
“Hicimos una votación entre cinco nombres y ganó Orientales. En nuestro país hay varios equipos que se llaman ‘Orientales del Sur’, ‘Orientales de Occidente’… y nosotros estamos dando un poquito de nosotros pero aquí”, destaca Silvio López, quien tuvo una carrera como profesional en el béisbol venezolano y ahora es uno de los que lidera el proyecto en Córdoba.
Silvio ya va “a cumplir seis años con residencia argentina” y plantea que aquí “hay mucho potencial de equipos con jugadores que ya han tenidos experiencias como profesionales afuera”. “Queremos ver si Argentina puede llegar a ser una potencia”, sentencia.
Javier Aguiar también se destacó en el béisbol en su país. Lo juega desde los 5 años y en 2018 inició una carrera profesional que lo tuvo como uno de los pitchers (lanzadores) destacados de la Liga Bolivariana de Venezuela, actualmente conocida como Liga Mayor. “Gracias a eso tuve un buen rendimiento y se me abrieron puertas en distintos lugares”, cuenta.
Javier llegó a Córdoba en 2021 y ha representado a Pumas y Falcons en la Liga Nacional de Argentina. Ahora, como miembro de Orientales, define: “Orientales es una nueva oportunidad para traer ese bonito deporte que tenemos allá e inculcarlo acá de una manera diferente, como lo vivimos nosotros; con nuestra misma cultura, nuestra forma de juego, porque cada país tiene su estilo”.
Alfredo Rojas asegura que “este equipo tiene todo de Venezuela: tiene las jugadas, tiene su gente, tiene el carisma, tiene el poder y la cultura”. “Lo fundamental es la unión, y los venezolanos somos muy unidos, somos una familia. Y hoy en día estamos dando lo mejor porque queremos incluir la mayor cantidad de personas posibles, teniendo la posibilidad de incorporar nuevas categorías a Orientales y desarrollar el deporte desde infantiles”, plantea.
Sus nuevos hogares
“Somos felices aquí en Córdoba”, resume López. Y su aseveración se percibe en el ambiente. Con más o menos años en la ciudad, con mayor o menor estabilidad laboral, el bienestar se refleja en este grupo de venezolanos que ya sienten a Córdoba como su hogar.
Hay quienes viven por la avenida General Paz, quienes residen en el Cerro o en barrio San Martín.
Alfredo Rojas se vino en 2018 siguiendo los pasos de su hermana, quien junto a su cuñado lo recibió cuando llegó a Córdoba. Después de un año logró traer a su mamá y su hermanito y reparte sus días entre su trabajo como odontólogo y su desempeño en una empresa de materiales de construcción en seco.
Vive en Alto Alberdi y viaja feliz hasta la zona sur de la ciudad para entrenarse dos veces por semana con Orientales.
“Tenemos apoyo de la comunidad venezolana, también de argentinos que nos van a ver a los partidos. Pasamos un lindo momento. Córdoba nos ha acogido muy bien, su gente es muy cariñosa y está para nosotros”, remarca Alfredo, quien prepara un fernet 70/30 y le gustan las empanadas y comer un asadito después de los partidos.
“La comida, al bebida, la gente, todo es excelente. ¡Y el cuarteto es lo máximo! Hemos tenido que aprender a bailarlo, pero el venezolano tiene salsa, tiene merengue, así que tenemos pasos similares y nuestras caderas se amoldan. Córdoba nos trata excelente. No lo cambio”, remarca Alfredo.