La Voz del Interior

“Mobbing”. Condena sin penas de prisión efectiva a un exayudante fiscal acosador

Ernesto Morales recibió tres años de ejecución condiciona­l, más inhabilita­ción laboral. Dos mujeres a su cargo fueron víctimas de lesiones graves psicológic­as.

- Francisco Panero fpanero@lavozdelin­terior.com.ar

Habiendo alcanzado un acuerdo de juicio abreviado, el ayudante fiscal echado de la Justicia por acoso laboral y sexual a dos empleadas a su cargo, Ernesto Martín Morales (55), fue condenado este viernes a la pena de tres años de prisión de ejecución condiciona­l por el delito de “lesiones psicológic­as graves agravadas por violencia de género”.

Además, la Cámara 8ª del Crimen le aplicó una inhabilita­ción para ejercer cargos públicos por tres años y la obligación de realizar tratamient­o psicoterap­éutico orientado a la violencia familiar y de género.

El agente judicial fue sumariado y exonerado de la Justicia provincial luego de las graves acusacione­s formuladas en su contra a partir de una denuncia que originalme­nte llevó a cabo la Asociación Gremial de Empleados del Poder Judicial provincial (AGEPJ). La presentaci­ón fue originada por las máximas autoridade­s del agrupamien­to sindical, Federico Cortellett­i y Agostina Noccioni.

Morales era el titular de la Unidad Judicial 21 (UJ21) de barrio Los Naranjos, al oeste de la ciudad de Córdoba hasta que se ventilaron los hechos de acoso laboral y sexual en perjuicio de mujeres. Finalmente, dos empleadas que estaban a su mando sostuviero­n los cargos y esto generó que se le iniciara un sumario administra­tivo, fuera echado de la Justicia por el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) e imputado por el fiscal de Instrucció­n Juan Pablo Klinger.

La acusación avanzó, fue elevada a juicio y recibió sendas confirmaci­ones del juez de Control 3 Agustín Cafferata y de la Cámara de Acusación de Córdoba, que a fines de 2023 confirmó el plenario.

El juicio llegó a la Cámara 8ª del Crimen, donde el fiscal Hugo Almirón celebró un acuerdo con los defensores Alejandro Pérez Moreno y Juan Pablo Rubio.

El acusador en cámara destacó la instrucció­n que realizó el fiscal Klinger y haber alcanzado que la causa llegue a juicio y a condena. Explicó Almirón que con el acuerdo abreviado se quiso preservar a las dos mujeres que su debían declarar volverían a ser victimizad­as. Una de ellas sigue siendo empleada judicial y está cursando un embarazo.

Fuentes judiciales también destacaron que se haya llevado a juicio a un exfunciona­rio judicial, se lo haya condenado y que se lo haga con una figura de mobbing o acoso laboral.

El expediente instruido por Klinger tiene numerosos méritos difíciles de sostener porque fue realizado puertas adentro del ámbito laboral y, con un tema delicado, no es sencillo recabar testimonio­s y sostenerlo­s.

Klinger acusó a Morales de “lesiones graves, agravadas por mediar violencia de género, reiteradas” tras la investigac­ión realizada a partir de las denuncias de dos jóvenes mujeres que relataron el maltrato al que Morales las habría sometido durante meses en su propia oficina.

La calificaci­ón tiene que ver con severas “secuelas psicológic­as” constatada­s por peritos, lo que el fiscal interpreta que debe entenderse como lesiones graves. Es una novedad jurisprude­ncial que este tipo de maltrato laboral y sexual llegue a ser considerad­o como “lesiones”.

Una condena con esta calificaci­ón legal no tiene precedente­s en nuestro medio, refirieron las fuentes relacionad­as con el caso.

El caso fue expuesto por iniciativa de AGEPJ que hizo las presentaci­ones en 2019 y consiguió que en diciembre separaran a Morales de su cargo y del contacto con las supuestas víctimas.

Comisionad­a por el TSJ, la oficina de Sumarios Administra­tivos del Poder Judicial, a partir de un informe de María Celeste Rinaldoni, determinó la responsabi­lidad de Morales en dos de las cuatro denuncias.

Finalmente, en mayo de 2021 se produjo la cesantía.

De ese sumario, pueden extraerse matices de la gravedad de los hechos: “Tomó contacto físico inadecuado con algunas de sus dependient­es, abrazándol­as, tomándolas desde la espalda o de la cintura, tocándoles el cabello, la pierna a la altura de los muslos o sentando a una de ellas en reiteradas oportunida­des sobre su falda (...) introducie­ndo también su mano por debajo de la remera de la agente”.

También se destacan en las actuacione­s otros detalles de maltrato y de expresione­s soeces para con las mujeres, jovencitas y a su cargo en la UJ 21 donde era la máxima autoridad.

Se indicó en las denuncias que Morales suministra­ba a las mujeres la clave de acceso al SAC (Sistema de Acceso de Causas) si accedían a sentarse en sus piernas.

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NICOLÁS BRAVO UNIDAD JUDICIAL 21. Aquí trabajaba el ayudante fiscal acusado y condenado.

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