La Voz del Interior

Espectador­es impaciente­s: el caso de “Taxi driver”, Morena Beltrán y Millie Bobby

- Ernestina Godoy Especial

Existe un menú no muy extenso de temas que siempre generan polémica. Uno de ellos es la crítica breve y al paso de las vacas sagradas de la cultura. Si quien enuncia la crítica no tiene las debidas credencial­es, la polémica se acerca al escándalo.

Esta es una forma de describir lo que pasó cuando la periodista deportiva Morena Beltrán dijo que no le gustó el filme Taxi driver.

En el stream Generación F de ESPN, Beltrán confesó sentirse desilusion­ada por una película que se le presentaba como infalible por la dupla Martin Scorsese-Robert De Niro.

Fundamentó su decepción diciendo que el filme de 1976 es lento y que tiene escenas de cuatro minutos (que, a juzgar por su tono, es un lapso de tiempo bastante extenso) en las que no pasa nada.

Huelga decir que X (ex-Twitter) fue el principal espacio de repudio y vituperio hacia Beltrán. Los insultos apuntaban a sus facultades cognitivas y estéticas, a su edad y su formación académica, seguido por una bien conocida lista de las virtudes cinematogr­áficas del filme. Se generó, dicho brevemente, una ola de enojo por una valoración personal sobre una vaca sagrada del arte.

El mes pasado, Millie Bobby Brown confesó en una entrevista que no le gusta ver películas, ni siquiera aquellas en las que trabajó. Su falta de concentrac­ión durante largos periodos de tiempo le hace pensar ante cada recomendac­ión cuánto tiempo deberá estar sentada frente a una pantalla.

Se aprecia la sinceridad de la actriz, pero no deja de causar estupor. Su declaració­n es la de alguien que forma parte de esa industria, alguien que debería ser sensible a la importanci­a del tiempo para desarrolla­r una historia, a los detalles que terminan de configurar el sentido de las escenas.

Las declaracio­nes de Beltrán y Brown son valiosísim­as para entender cómo vivimos nuestro tiempo.

Todo en todas partes al mismo tiempo

La aceleració­n propia de nuestra época, diagnostic­ada por intelectua­les, ha reducido el tiempo a un número. El interés sobre una película, libro, serie, show se determina en virtud de cuánto tiempo lleve consumirlo. Alguien se puede sentir más inclinado a ver de un tirón una serie de cuatro episodios de una hora cada uno, pero no a asumir el compromiso de ver una película de dos horas.

El tiempo, sin embargo, no es solamente cuantitati­vo.

En declaracio­nes como las de Beltrán y Brown (estoy convencida de que no son las únicas) hay un olvido de que el tiempo es el que hace posible las cosas, de su valor cualitativ­o. Suspendien­do las estrictas exigencias de la industria, ¿por qué Taxi Driver no podría ser un cortometra­je y sus escenas más veloces? ¿Podría la joven Brown desarrolla­r la complejida­d de un personaje en una producción de diez minutos? ¿Qué se pierde y qué se gana?

Suponer que el tiempo es un mero recipiente conduce a la extraña concepción de que este en sí mismo determina qué es lo importante y qué no. Así, lo breve es superficia­l e irrelevant­e; lo largo, profundo e importante. Este razonamien­to lineal no es el caso de ningún producto cultural (tampoco su contrario) porque el arte rompe (o debería romper) toda linealidad.

Hay un punto más interesant­e en las declaracio­nes de Beltrán. La periodista dijo que en el filme no se termina de entender si la trama tiene que ver con el interés romántico de Travis Bickle o con el proxeneta que termina matando. Taxi driver, le responderí­a, es sobre eso y sobre muchas cosas más porque desborda las categorías a las que hoy estamos acostumbra­dos.

Nuestra cabeza de espectador­es se ha compartime­ntado (a imagen y semejanza de los algoritmos), formando una plantilla que imponemos a todo lo que vemos. Nos hemos vuelto tan analíticos que caímos en la ceguera. De todos modos, no hay que ser pesimistas. Es en esta sobreabund­ancia de vectores que nada dicen del contenido que se dan las condicione­s para la irrupción de lo sublime.

 ?? CAPTURA DE PANTALLA ?? TAXI DRIVER. La película de Martin Scorsese es una “vaca sagrada” del arte.
CAPTURA DE PANTALLA TAXI DRIVER. La película de Martin Scorsese es una “vaca sagrada” del arte.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina