La Voz del Interior

Deporte sin edad. La vigencia del gimnasta más longevo de Argentina

Luego de una pausa, en la que entre otros deportes jugó al hockey y fue campeón con su club, volvió a la gimnasia artística.

- Gabriela Martín gmartin@lavozdelin­terior.com.ar

“Lo último que uno tiene que pensar es en su edad y creerse que está grande. Todos los deportes se pueden hacer. Lo que sí, hay que ser consciente y empezar de a poco, no ponerte loco. No es querer competir en una Olimpíada, pero sí te vas a sentir bien. Te vas a levantar a la mañana con alguna molestia muscular, pero vas a sentir que tu organismo anda bien”.

Quién mejor que Oscar “Cacho” Sandrín para hacer esta reflexión. El hijo de Ángel Sandrín (sí, el mismo que le da nombre al estadio cerrado de Instituto) tiene 63 años, fue operado en 2019 por un cáncer de riñón, que fue extraído, y es hoy el gimnasta más longevo de Argentina.

Su regreso a la actividad que lo “vio nacer deportivam­ente” a los 13 años “obligó” a crear una nueva categoría dentro de la gimnasia deportiva (senior). A fines de 2023, en el Nacional Federativo realizado en Mendoza, ya eran nueve los competidor­es seniors.

“La gimnasia es toda mi vida y es una pasión que llevo desde hace muchos años, más allá de distintas disciplina­s que pude practicar en mi vida. Ésta fue en la que más tiempo estuve y en la que estoy bregando todavía para ver si podemos llegar”, contó a La Voz “Cacho”, que todos los martes y jueves le dedica una buena cantidad de tiempo al entrenamie­nto en el Gimnasio Olímpico Argentino (GOA). Allí, trabaja junto a un grupo de chicos que no supera los 11 o 12 años.

Sandrín es inquieto y, sin dudas, siempre tuvo condicione­s para cualquier deporte. Como no podía ser de otra manera, es socio vitalicio de Instituto, donde jugó al fútbol hasta la quinta división (jugaba de 11). También practicó natación, hockey y gimnasia aeróbica.

“Cuando dejé la gimnasia me fui a hockey sobre césped y tuve suerte de estar en un lindo club, como el Jockey (con el que se consagró campeón) y el selecciona­do de Córdoba. Fueron muchos años y cuando dejé dije: ‘¿qué hago?’. Me fui a un gimnasio a hacer pesas y escuché que venía música del piso de arriba y pregunté qué había. Era aeróbica y como siempre me gustó bailar, me sumé”, describió y aseguró que al poco tiempo participó en su primer campeonato.

Pero la gimnasia siempre estuvo entre las elegidas. “Cacho” afirmó que esta disciplina sigue siendo el único deporte que le da muchas satisfacci­ones. Sí, un verbo conjugado en presente y más presente que nunca: “Es un deporte en el que cada pequeña cosa que uno hace parece de otro mundo. Y cuando eso pasa, volvemos a nuestra casa como si hubiéramos ganado el campeonato mundial. Quizá, es algo muy, muy simple, pero eso es lo que uno siente adentro, que cualquier progreso, por más chico que sea, es muy valioso”.

Segundas partes sí son buenas

Oscar Sandrín y el profesor Walter Gialdi (fundador del GOA) fueron compañeros en su época de juventud. Ambos formaron parte de la primera camada de gimnastas de Instituto.

“Arrancamos en el gimnasio que lleva el nombre de mi padre, fallecido prácticame­nte en ese año, en 1977, siendo vicepresid­ente del club, cosa que hoy me llena de orgullo”, expresó el hijo de don Ángel.

Después, los caminos se separaron para volver a reunirse tiempo atrás. Oscar estuvo cinco años siendo parte de un equipo artístico con el humorista Chule Reynoso y en uno de los shows Walter era un espectador más.

“Me vio haciendo una vertical y dijo este muchacho me parece que lo conozco”, contó entre risas el gimnasta más longevo de Argentina.

Y continuó: “Walter me dijo ‘venite’, pero yo ya tenía 40 años y dije ‘loco, me voy a romper todo’. Empecé y me dolía todo, pero pasaron los años y aquí estoy”.

El regreso de Sandrín a la actividad “obligó” a armar una nueva categoría, para mayores de 35 años, porque competía con los mayores. “¡Los mayores en este deporte tienen 18 o 20 años! La gente de la Federación estaba preocupada; tenía temor a que nos lastimáram­os. Ese primer año fue una sorpresa, pero competimos dos o tres años así y la Federación decidió armar la categoría senior, que el último año en Mendoza ya éramos nueve”, explicó y aseveró: “Es un torneo especial. Todos nosotros competimos por el deporte en sí, por la unión, el compañeris­mo y ese tipo de cosas”.

“Generalmen­te competimos todos juntos y están todos haciendo fuerza para que a vos te salga. No esperas ningún error, al contrario; no querés que nadie se golpee”, resumió “Cacho”, quien se reconoce como una persona que siempre está de buen humor, pero también competitiv­o consigo mismo.

“Es fácil ganar, aprender a ganar, pero muy difícil aprender a perder. Pero, aprendiend­o a perder, te enseña a vos cómo tenés que hacer para progresar, adónde tenés que apuntar la mejora. Te doy un ejemplo más gráfico: si yo tuviera que correr 100 metros y llego en 20 segundos, el próximo torneo lo tengo que hace en 19. Quizá sigo llegando último, pero ese no es el problema porque yo me vuelvo a mi casa como si hubiese ganado”, graficó en el cierre Oscar Sandrín.

Está claro que él ya ganó.

Competimos por el deporte en sí, por la unión, el compañeris­mo y ese tipo de cosas. Todos haciendo fuerza para que te salga.

 ?? JOSÉ GABRIEL HERNÁNDEZ ?? PRIMER AMOR. Oscar “Cacho” Sandrín en el Gimnasio Olímpico Argentino (GOA), donde se entrena en gimnasia deportiva, disciplina que conoció a los 13 años en el Liceo Militar. Después de un “impasse”, volvió a los 40.
JOSÉ GABRIEL HERNÁNDEZ PRIMER AMOR. Oscar “Cacho” Sandrín en el Gimnasio Olímpico Argentino (GOA), donde se entrena en gimnasia deportiva, disciplina que conoció a los 13 años en el Liceo Militar. Después de un “impasse”, volvió a los 40.

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