El problema de los “cara chica” y de los “azules”
Un detalle que parece menor pero no lo es pasa por cómo funcionará el blanqueo con las distintas versiones de billetes de dólar que circulan en el mercado. Aunque las normativas nada dicen sobre esto, lo legal es que en las transacciones sean admitidos por su valor nominal todos los billetes: los “cara chica”, los “cara grande” y los “azules”.
Martín Teicher, titular del Grupo Elyon, desarrollista, apunta las dificultades existentes a la hora de concretar operaciones para hacer circular todo aquel billete que no sea la última versión del dólar norteamericano.
Nadie sabe con precisión desde cuándo una persona guarda dólares por lo que bien podrían aparecer billetes de la primera denominación, impresos entre 1914 y 1996. Los “cara grande”, entre esa fecha y 2013, y la última versión, azulada, que circula desde ese año.
Teicher señala que los bancos son muy remisos a recibir cualquier otro dólar que no sea este último y en las transacciones se ponen reservas para recibir no solo las versiones “viejas” sino también los dólares sellados, manchados o con alguna marca. “Es algo que no corresponde y máxime en un contexto de debilidad económica como el actual. Es como si en el medio del desierto, alguien te ofrece agua y vos le pedís una gaseosa”, grafica.
La Reserva Federal ya aclaró en su momento que todos valen igual pero también dijo que no puede intervenir en las decisiones de mercados ajenos a Estados Unidos. En una transacción de, por ejemplo, U$S 70.000 para un propiedad, una penalidad del 5% “significa una fortuna”, dice Teicher.
“Deberíamos entender que el dólar no es para coleccionar sino para usarlo”, concluye.