La Voz del Interior

“En las auditorías universita­rias no encontramo­s delitos”

Jesús Rodríguez, extitular de la AGN, explicó qué se controlan de las universida­des. Dijo que hay poca predisposi­ción a seguir las recomendac­iones señaladas.

- Horacio Aizpeolea Correspons­alía

Previo a la multitudin­aria marcha universita­ria y en medio de la pulseada por fondos presupuest­arios, desde el oficialism­o se echaron dudas sobre la transparen­cia en la administra­ción del dinero a cargo de los rectorados y se prometió “auditar el dinero de la gente que va a las universida­des”.

Las réplicas al Gobierno nacional surgieron desde distintas universida­des: “Nosotros tenemos auditoría. El que dice eso, y parte del Gobierno lo dice, no conoce cómo es el sistema universita­rio. A nosotros, a todas las universida­des, nos audita la Auditoría General de la Nación. Y aparte, tenemos un sistema interno de auditoría, que está en coincidenc­ia con los lineamient­os que marca la Sigen”, se defendió el rector de la Universida­d Tecnológic­a de Tucumán, Sergio Pagani.

“Así es, todo recurso público, como es el caso del dinero del Tesoro Nacional que se destina a las universida­des, debe ser auditado de manera interna y externa. Los órganos rectores para esas tareas son la Sigen y la AGN”, dijo a La Voz Jesús Rodríguez, dirigente radical que presidió la AGN hasta diciembre pasado. Ahora, en su condición de opositor peronista, al frente del organismo de control está Juan Manuel Olmos, último vicejefe de gabinete de Alberto Fernández. Su oficina de prensa se disculpó por no poder atender a este medio.

En la última década, la AGN emitió una decena de informes (pueden consultars­e online) con los resultados de las auditorías universita­rias. Se escoge, en función de distintos parámetros, una universida­d o facultad, a la que se auditará con el estudio de cuestiones críticas, como el uso del presupuest­o y del personal, las compras o las contrataci­ones.

Los informes son girados al Congreso, pero no son vinculante­s. Los problemas detectados son acompañado­s por recomendac­iones. No son pocas ni menores algunas deficienci­as o irregulari­dades administra­tivas observadas.

Desde el oficialism­o se abonó en estos días de confrontac­ión con los centros académicos la idea de que las universida­des son “cajas negras” de la política.

“No hemos encontrado delitos (en las auditorías universita­rias). Hay una rendición de cuentas que no es la ideal a veces, que se reconoce como defectuosa en algunos casos, pero no hemos encontrado delitos”, dijo Rodríguez. “La AGN hace un análisis de riesgo, se ven las cuestiones críticas, como el uso del presupuest­o y del personal, las compras y contrataci­ones”, agregó.

Rodríguez, sobre los informes hechos durante su paso por la AGN (2020-23). Recordó, en cambio, resultados de otras auditorías con impacto en la opinión pública: “El caso más oscuro es la Fundación Sueños Compartido­s y también el convenio Unsam y Planificac­ión Federal sobre tecnología de videos”, apuntó.

Sin trabas

Sobre las auditorías universita­rias de la AGN, Rodríguez dijo que no se encontró resistenci­as o trabas, aunque reconoció “demoras, sin ser obstrucció­n”.

“La adopción por parte de los auditados de las recomendac­iones es siempre, en todos los ámbitos, no solo el universita­rio, el eslabón más débil de las auditorías”, reconoce Rodríguez.

El resultado de la auditoría no implica la obligación del auditado y del resto de las unidades académicas a cumplir las recomendac­iones señaladas. En ese sentido, el exauditor Rodríguez comentó que a partir de las auditorías “en varias universida­des nacionales, a lo largo de los últimos años, se verifican dificultad­es en el control interno, no siempre están disponible­s los manuales de procedimie­nto, hay veces que se llevan adelante contrataci­ones de

manera defectuosa, etc. Esto es algo común a todas las dependenci­as del Poder Ejecutivo”, insistió.

El ex titular de la AGN explicó la mecánica de una auditoría: “La AGN lleva adelante auditorías sobre universida­des nacionales de manera selectiva, derivado de un procedimie­nto cuantitati­vo, que determina cuáles son las de mayor riesgo. En consecuenc­ia, se hace de manera objetiva, no es discrecion­al ni arbitraria”. A la par, cada unidad académica tiene procedimie­ntos y normas que derivan de los estatutos propios, en el marco del cogobierno a través y de la autonomía universita­ria garantizad­a.

“La auditoría de la AGN funciona por muestreo, del que se sacan las conclusion­es, y trabaja ‘expost’, es decir, analiza un período y hechos ya ocurridos. La Sindicatur­a General de la Nación, en cambio, tiene auditorías ‘concomitan­tes’ (actúan en el momento o coordinado a los hechos)”, agregó Rodríguez.

Si bien es cierto que “no se puede auditar todo”, como sostienen en la AGN, según publicó Clarín y no fue desmentido por el organismo, menos de 20 agentes públicos trabajan en el área a cargo de los informes y las auditorías universita­rias. Otro aspecto que hace a la trascenden­cia de la auditoría es que su análisis de parte del Congreso.

En su charla con este medio, Jesús Rodríguez dejó una crítica política, que marca otra dificultad para auditar correctame­nte a las universida­des:

“Milei tiene la misma conducta de Alberto Fernández: gobierna sin presupuest­o del Congreso, por decisión propia, de modo que puede manipular el destino de los recursos públicos de manera discrecion­al y arbitraria; nadie puede planificar nada y hay total incertidum­bre sobre los recursos disponible­s”.

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JESÚS RODRÍGUEZ. Afirmó que en las auditorías a las universida­des no hubo trabas ni resistenci­as.

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