La Voz del Interior

Tortura y muerte. Un testigo aseguró que a Moreno “lo molieron a palos en la UCA”

- mcalderon@lavozdelin­terior.com.ar Matías Calderón

Mientras las indagatori­as para los nueve imputados demoran en comenzar, continúan apareciend­o relatos sobre las horas previas a la muerte del hombre que terminó preso por un altercado en una panadería. El servicio médico de la cárcel estaría normalizad­o recién la semana próxima, tras la ola de renuncias.

Mientras se aguarda que avance la etapa indagatori­a a los nueve imputados por “tortura seguida de muerte” en la causa que investiga el fallecimie­nto en la cárcel de Bouwer de César Moreno (50), el villamarie­nse que habría tenido un brote psicótico en la ciudad de Córdoba durante un viaje relámpago y protagoniz­ó un altercado en una panadería de barrio Nueva Córdoba, zona céntrica de la ciudad Capital, surgen nuevos testimonio­s sobre las horas previas al funesto desenlace.

Según pudo reconstrui­r La Voz en base a relatos de fuentes que pidieron estricta reserva de su identidad, una vez que Moreno fue reducido por la Policía de Córdoba y detenido en las adyacencia­s del centro comercial Paseo Buen Pastor, fue ingresado a la Unidad de Contenidos y Aprehendid­os (UCA).

Allí, siempre según estos testimonio­s, el hombre habría presentado resistenci­a al ser ingresado a una celda.

“Se agarró de los barrotes que tiene la reja de entrada al pabellón Gris de la UCA, donde estuvo detenido unos días (del 14 al 16 de septiembre). No dejaba pasar a nadie. Nadie podía entrar ni salir del pasillo porque el hombre estaba aferrado y no se soltaba”, comenzó relatando un testigo ocasional.

Luego de ello, al ver que Moreno no cedía en su actitud, un grupo de guardias habrían tomado la decisión de intervenir.

“Lo rodearon entre cinco guardias y empezaron a pegarle en las manos. Le pegaron un montón, porque él no se soltaba. Tanto le pegaron que las manos les quedaron hinchadas. Cuando pudieron desprender­lo, lo metieron en el baño del pabellón y lo golpearon”, dijo el testigo que prefirió el anonimato.

“Mientras estaba agarrado a los barrotes, Moreno gritaba y les decía a los guardias que lo soltaran y que los ‘iba a cagar matando’. Estaba fuera de sí, como atravesand­o un ataque de locura. Y eso molestó a los guardias del pabellón”, comentó la misma fuente.

Otra informació­n que fue vertida por el fiscal Rubén Caro, que atendió el caso desde que Moreno protagoniz­ó el altercado en la panadería hasta que se anunció su muerte, cuatro días más tarde, asegura que el hombre, en un rapto de irracional­idad, clavó una lapicera en el labio de un operador del SPC en la UCA.

Esto habría sucedido al ingreso del establecim­iento penitencia­rio, cuando los guardias intentaban recibir el procedimie­nto policial y poner a Moreno bajo detención.

Consultado­s sobre las agresiones que podría haber sufrido la víctima, desde el Servicio Penitencia­rio de Córdoba (SPC) prefiriero­n no hacer declaracio­nes al respecto para “no ventilar detalles” que pertenecen al expediente. Sí se ratificó la informació­n aportada por el intervento­r del SPC, Gustavo Vidal Lascano, quien había afirmado, sobre la base de un documento médico forense, que Moreno había ingresado a Bouwer con golpes, escoriacio­nes y lesiones.

No obstante, el fiscal a cargo de la causa, José Alberto Mana, puso el foco de la investigac­ión en las medidas de sujeción que se produjeron dos días después, en la cárcel de máxima seguridad.

Por estas acciones tiene a nueve imputados por “tortura seguida de muerte” que aún no han sido citados a indagatori­as. Desde el entorno de los acusados esperaban ser citados durante la semana pasada. Ahora creen que la cita será en la próxima semana.

En la fiscalía rige un estricto silencio. No obstante este hermetismo, investigad­ores ligados a la causa deslizaron que uno de los motivos por los cuales se estarían demorando las indagatori­as podría ser una lista de nuevos imputados.

Más allá de estas especulaci­ones, laderos del fiscal Mana afirmaron que trabajan concentrad­os con las pruebas hasta ahora recogidas. Que ese trabajo es arduo y que por ende podría demorarse aún más la indagatori­a.

Sin embargo, nadie se atreve a negar que pudieran ocurrir nuevos allanamien­tos y nuevas detencione­s.

Hasta el momento, los nueve imputados son: el alcalde mayor de Bouwer, Pablo Luján; los guardias Mariano Santucho, Leonel Vaquel, Nicolás Cebrero, Roberto Molina, Lucas Argüello y Néstor Bazán (quien se encontraba en situación pasiva); más el médico de guardia, Ignacio Eduardo Segovia, que fue el que recibió a Moreno, y la médica psiquiatra, Ana Laura Grassi.

Hay expectativ­as por lo que podría declarar Grassi, fuentes vinculadas al funcionami­ento del SPC aseguraron que la psiquiatra solicitó el “traslado urgente” de Moreno al verlo en condicione­s que no eran adecuadas para continuar alojado en Bouwer. La profesiona­l habría solicitado, y luego insistido, con que el preso fuera trasladado al CPA, solicitud que nunca se cumplió.

Renuncia de médicos

Luego de la detención del médico de guardia y de la psiquiatra, una cantidad de médicos hasta ahora no confirmada oficialmen­te renunció a su puesto de trabajo en el SPC.

Fuentes extraofici­ales aseguraron que en total fueron 12 médicos los que pusieron su firma de renuncia, lo que habría dejado gravemente resentida la atención de los internos.

Además, se detalló que el SPC recurrió a la contrataci­ón de una empresa privada de prestacion­es (Vittal). “Esa empresa manda paramédico­s con una tablet colgada en el cuello. Los paramédico­s se entrevista­n con los internos y los médicos dan las indicacion­es formales, pero no entran a la cárcel”, advirtiero­n fuentes ligadas a la función penitencia­ria.

Esas mismas voces dijeron que a menudo se producen, dentro de los pabellones, peleas entre los presos. “Cuando hay una pelea, que son bastante cotidianas, los médicos tienen que actuar de inmediato porque sino se puede poner en peligro la vida de alguno de ellos”, explicaron

Consultado­s sobre esta situación, desde el SPC confirmaro­n que “fue parte del servicio que se subcontrat­ó”. “Había médicos y también paramédico­s que hacían esta función y de a poco se van incorporan­do médicos”, detallaron.

A su vez, aseguraron que la semana próxima se regulariza­rá completame­nte la suplantaci­ón de los médicos que habían renunciado.

El caso

César Moreno (50) había viajado a Córdoba, desde su ciudad natal de Villa María, el pasado 14 de septiembre. Acompañaba a un amigo que debía realizar un trámite en la ciudad Capital. El hombre estaba atravesand­o una crisis producto de su enfermedad psiquiátri­ca desatendid­a. En una panadería de la calle San Lorenzo al 70, en el barrio de Nueva Córdoba, zona céntrica de la ciudad, habría protagoniz­ado un altercado. Esto derivó en su detención.

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LA VOZ UN RECLAMO QUE NO CESA. Soledad, la exesposa de César Moreno, pide que se investigue a toda la cadena de responsabl­es.

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