La Voz del Interior

Felipe Contepomi “La idea es tratar de evoluciona­r y continuar mejorando”

El flamante head coach de Los Pumas habló con La Voz y analizó las expectativ­as propias y del equipo en el ciclo que acaba de comenzar. Un año intenso y desafiante.

- Joaquín Balbis jbalbis@lavozdelin­terior.com.ar

Felipe Contepomi llenó todos los casilleros de su carrera deportiva antes de llegar, a los 46 años para afrontar uno de los más grandes desafíos de su vida: ser el entrenador principal de Los Pumas.

El exjugador del selecciona­do argentino de rugby fue designado a fines de 2023 para reemplazar al australian­o Michael Cheika, de quien fue su ladero en el cuerpo técnico que condujo a la selección desde marzo de 2022 hasta la finalizaci­ón, con el cuarto puesto albicelest­e, en el Mundial de Francia.

Con una trayectori­a impecable como jugador, que incluye 87 partidos en la selección, con la cual participó en cuatro mundiales (fue una pieza clave en el bronce de Francia 2007), y una proyección internacio­nal que lo llevó desde su club natal, Newman, a brillar en equipos de Inglaterra, Irlanda y Francia, el ex centro y apertura comenzó su camino como entrenador en 2015, luego de retirarse en 2014.

La era Contepomi al frente de Los Pumas recién comienza. El head coach y su cuerpo técnico tuvieron su primer contacto con el plantel en marzo pasado y ya todos están enfocados en la ventana de Argentina, en la cual le espera una agenda exigente. Pero Felipe destiló confianza y naturalida­d en una entrevista que le ofreció a La Voz durante su visita en Córdoba en ocasión del partido Dogos XV-Pampas por el Súper rugby Américas.

—¿Cómo transcurrí­s estos primeros meses de uno de los sueños de tu vida?

—En realidad, se fue dando. La verdad, muy contento, pero a la vez conlleva una responsabi­lidad muy grande. Es el proceso que se empezó, que empezamos con Michael, continuar con eso, pero si bien es un ciclo mundialist­a nuevo, la idea es tratar de evoluciona­r y de tomar de donde se dejó para continuar mejorando.

—¿Están dadas las bases para una evolución?

—Eso deseamos y creemos que podemos evoluciona­r sin lugar a dudas. Después, obvio, nosotros medimos mucho en cuanto a nuestras posibilida­des, recursos y capacidade­s, pero sin lugar a dudas hay mucho para mejorar, para evoluciona­r. Y en eso los chicos piensan parecido, están todos muy comprometi­dos.

—Con semejante experienci­a en la selección como jugador y entrenador, ¿te siguen sorprendie­ndo cosas?

—Más que sorprender, uno trabaja para que las cosas sucedan. Antes era más sorprenden­te algún resultado, alguna hazaña, ahora estamos más convencido­s de que con trabajo, con programaci­ón, con dedicación, los buenos resultados o las buenas performanc­es, aunque dejemos de lado los resultados, los buenos partidos y rendimient­os se pueden hacer más consistent­es y no tanto como una hazaña o esporádica­mente. A veces desde afuera sorprende más, pero a uno que está adentro trabajando lo lleva a querer y desear que se puede lograr.

—¿En que hicieron hincapié en estos primeros meses?

—En realidad, son meses difíciles porque los jugadores están todos desperdiga­dos por el mundo. Pero tuvimos la suerte de tener un camp tres días al cual sólo acudieron, salvo “el Lungo” (el cordobés Franco Molina), jugadores de Europa. Fueron muy útiles para trabajar un poco para poner qué hicimos en estos dos años, dónde estamos, dónde queremos ir, y también trabajar sobre la parte cultural del equipo. Pero la verdad fue muy bueno. Y ahora preparándo­nos, viendo cómo terminan sus torneos y ahí empieza el rompecabez­as para tratar del formar el equipo para Francia.

—Hacés mucho hincapié en la palabra “cultural”. ¿A qué te referís?

—A todo, a cómo queremos representa­rnos, a bajo qué comportami­entos queremos vivir el día a día. La cultura se forma en lo que uno hace en el día a día. Esto es un balance de competenci­a, de buen rugby, buena estrategia, buena técnica y la parte cultural. A veces uno descuida una o la otra y, si no tiene bien la balanza, uno no puede ser consistent­e, qué pasa en cómo uno se maneja en el día a día. A veces uno da por hecho cosas que hay que hacerlas explícitas y es como que la cultura no es fija, es dinámica, que los chicos establezca­n cómo queremos comportarn­os porque, en definitiva, es para ellos, para los jugadores.

—En esto de las evolucione­s, ¿cómo se logra la estabilida­d en el jugador argentino?

—Primero hay que aprender a competir, a entender que uno con preparació­n, planificac­ión y entrenaSan­tiago, miento puede estar a la altura y convencers­e de que puede estar a la altura de los demás. Después es cómo lográs esa estabilida­d o ese competir de igual a igual. Y eso es lo más difícil. Es un proceso en el cual creo que en los últimos dos años hubo buenos partidos, algunos no tan buenos, inconsiste­ncias, seguro, pero se han ganado varios partidos, de hecho, un poco menos de la mitad, pero bastante. Ahora el dar el otro paso es poder ganar más de la mitad, poder ganar, ser más consistent­e, el 60 ó 70 por ciento de los partidos, pero siempre, como yo digo, buscando la forma o la fórmula de cómo ganar, que es jugando bien, tratando de hacer lo que uno dice que va a hacer, lo que uno entrena con esa planificac­ión.

—¿Hay algunas posiciones que les preocupan un poco más? Los pilares, medio scrum... en cuanto al recambio.

—Lo lindo de esto es que hay 15 posiciones, ¿no? Hay posiciones que tienen un recambio más natural. Lo importante es también ver que hay un esquema, un sistema en el cual hay 300 chicos trabajando para la elite, que son Los Pumas. Pero hay muchísimos chicos en ese proceso. Hay buen recambio, hay buenos chicos. Después, obvio, hay mucho que es potencial y del potencial a la realidad es ver cómo uno hace que ese potencial se cumpla. En gran parte hay mucho que ver para nosotros, pero también el jugador, en sus hábitos y su querer llegar al máximo nivel.

—Es imposible no preguntart­e sobre el apertura, una de las posiciones quizá más cuestionad­a desde afuera, donde están involucrad­os un cordobés, que es Santiago Carreras, y otro posible recambio, también cordobés, como Juan Cruz Mallía.

—Vos bien lo dijiste, cuestionad­o desde afuera. Nosotros vemos en pero también en “Nico” (Sánchez), cuando jugaba, “Tomi” Albornoz, cuando le tocó jugar o “Juanchi”, en el caso de que lo tenga que hacer. Creo que los cuatro están muy capacitado­s para llevar a cabo lo que nosotros queremos hacer. Después, “Santi” Carrera me parece es un jugador con una calidad increíble que por ahí, y no es para ni defenderlo, ni excusa, ni mucho menos, es muy joven. Tiene 25 años. Para tener esa madurez en el apertura es muy joven y así y todo lo ha hecho muy bien. Y con “Santi” de apertura se llegó a un cuarto puesto, no está tan mal.

—¿Carreras es uno de los que mejor interpreta lo que vos querés?

—Entiende, es un jugador que realmente toma esos desafíos. Interpreta muy bien eso y tiene una calidad increíble. También lo es “Nico” y “Tomi”. A “Juanchi” si querés lo agregamos porque jugó en Toulouse y lo ha hecho de una manera increíble. Es un jugador que ha crecido mucho, en su liderazgo también, pero hay buenos. Hay buenos jugadores como para tomar y a veces es injusto. Pero bueno, a mí me tocó también ser apertura, vivir en ese puesto y, cuando el equipo gana, te elogian y, cuando pierde, es culpa tuya. Y es así. Es un poco la vida del apertura, pero creo que nosotros estamos tranquilos, que por suerte tenemos buenos jugadores de calidad que entienden lo que queremos hacer y que ojalá lo puedan llevar a cabo e ir creciendo en ese puesto.

—Córdoba tuvo seis jugadores en el Mundial pasado, algo histórico…

—Eso habla muy bien del trabajo poco visible que a veces, o poco reconocido, que se está haciendo dentro de la academia de Córdoba y demás. Y del talento que hay en Córdoba, como en otras provincias por ahí. Si uno se remonta a años y no tan lejos, el 70 u 80 por ciento del seccionado era de Buenos Aires. Hoy creo que se invirtió la ecuación. Y hay muchísima gente, muchísimos chicos que vienen de cantera del interior.

Si uno se remonta a años y no tan lejos, el 70 u 80 por ciento del seccionado argentino era de Buenos Aires. Hoy creo que se invirtió la ecuación.

—¿Cómo analizás la primera ventana de un año que será difícil, exigente, lindo?

—Lo lindo nunca es fácil. Así que por suerte es difícil porque creo que en esa dificultad está también el desafío y la oportunida­d de desafiarno­s a nosotros mismos. De los 12 partidos, ocho son contra equipos que están dentro de los cuatro mejores del ranking, con lo cual es un lindo desafío anual. Y también está el desafío de quiénes van a tener que descansar o cuánto tiempo vienen jugando y demás para ver cómo se forma ese equipo para la ventana de julio, y después el Championsh­ip, y después la ventana de noviembre.

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JOSÉ GABRIEL HERNÁNDEZ

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