La Voz del Interior

“Furiosa”. El desierto y su semilla

El director George Miller, con Anya Taylor-Joy y Chris Hemsworth como protagonis­tas, prueba otra vez que esta saga es su obra maestra.

- Jesús Rubio Especial

Lo único malo de Furiosa: de la

saga Mad Max es que se termina. Dan ganas de quedarse a vivir en ese mundo distópico y desértico a pesar de lo peligroso y hostil.

Sus casi dos horas y media pasan como un corto arrollador de cinco minutos, y el mérito de tal proeza es de todos los que la hicieron posible, pero principalm­ente de su director George Miller, quien vuelve con los motores más aceitados que nunca.

Nada sobra en Furiosa, spin-off del personaje del título y precuela de Mad Max: furia en el camino (2015). Todo está puesto sin estridenci­as, sin subrayados, sin detenerse en detalles innecesari­os para que la trama marche a paso firme, como si se tratara de una aplanadora posapocalí­ptica, con una naturalida­d siempre funcional a la historia, que cautiva gracias a su acción vibrante, a sus personajes deformes, a sus lluvias de arena y a su fotografía hipnótica (a cargo de Simon Duggan).

Miller se vale del imponente desierto australian­o para articular la puesta en escena. Cada decisión que toma, desde la música de Tom Holkenborg hasta los planos detalle de los vehículos tuneados, cobran un encanto y una singularid­ad que renuevan el cine a gran escala, refinándol­o y redefinién­dolo de manera original.

Cómo es la historia de Furiosa

El filme se encarga de contar cómo nace Furiosa (personaje que en la entrega anterior interpreta Charlize Theron). En los primeros minutos vemos cómo una horda de motociclis­tas rapta a la niña (Alyla Browne) y la saca de su hogar, el Lugar Verde de las Muchas Madres, para llevarla a su líder Dementus (Chris Hemsworth), el nuevo villano, quien obliga a la saludable y “muda” Furiosa a que diga de dónde viene.

Es el típico anarcodere­chista bizarro con poder, un idiota que habla más de lo que piensa (la composició­n de Hemsworth es muy efectiva).

Por supuesto, Furiosa tiene una madre que va tras de ella cuando la capturan, pero Dementus la atrapa y la mata, lo que se convierte en el motivo de venganza de la niña, que espera paciente que pasen los años hasta que crece y empieza a ser interpreta­da por Anya Taylor-Joy, quien, a pesar de su contextura menuda, logra transmitir la furia del personaje casi sin articular palabras.

En el medio aparece Immortan Joe (Lachy Hulme), el tirano histórico de la saga, quien se enfrenta con Dementus cuando este y los suyos llegan a la fortaleza en la que vive, Ciudadela, para desafiarlo altanerame­nte.

Es aquí cuando la película cobra otro vuelo, ya que Miller corre el foco puesto en Furiosa para centrarse en la rivalidad entre ambos tiranos y en la guerra que se desata.

La película, dividida en capítulos, no solo cuenta el nacimiento del personaje principal, sino que también se toma el tiempo para ampliar y conocer el mundo en el que viven esos freaks inhumanos, mostrando las tres partes que lo constituye­n, con escenas de acción inmersivas en cada una de ellas.

Miller da cátedra de cómo se ruedan las secuencias con esos coches sofisticad­os conducidos por personajes mutantes (su marca registrada), y plantea una distopía en la que deja entrever una mínima esperanza.

El director demuestra, una vez más, que esta saga es su obra maestra, la que lo dejará vivo en la memoria cinefilia por los siglos de los siglos. Amén.

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