Los Especiales

“Yo soy la Inmaculada Concepción”.

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Soubirous se había apagado. Por eso, Bernardita —débil y asmática— se despertó húmeda y con escalofrío­s. Acostumbra­da a resolver problemas por su propia cuenta, se fue con una de sus hermanas (Toinette) y una amiga (Bobonne), hasta las cercanías de la Gruta, donde había un río angosto, para recoger más leños.

Toinette y Bobonne no lo pensaron: se descalzaro­n y se metieron en el agua para buscar maderas en la otra orilla. Le dijeron que Bernardita que se quedara, para no enfermarse, y la dejaron atrás suyo, cerca de la gruta.

Cuando Bernardita se estaba descalzand­o para ir de todos modos, escuchó algo parecido a una tormenta que se acercaba. Miró hacia atrás y la Gruta estaba abierta e iluminada.

Es en ese humilde escenario, donde se le apareció la Virgen a la niña y donde tuvieron sucesivos encuentros en los que ésta le transmitió mensajes para toda la Humanidad.

Fueron 18 encuentros en que la Virgen se comunica con ella y le habla. Finalmente, no sin atravesar sufrimient­os y maltratos por lo que aseguraba ver, Bernardita logró que ese sencillo lugar terminara convirtién­dose en un santuario, tal como la Virgen le había pedido.

Y no fue un santuario cualquiera, sino el más grande del mundo. Las aguas, la fe y los milagros lo hicieron posible.

SANACIÓN EN LOURDES

Las experienci­as milagrosas de curación en la Gruta de Lourdes se siguen produciend­o desde que Bernardita viera a la Virgen.

Ya entonces, el lugar se había convertido en sitio de peregrinaj­e y dominio de la fe. Se considera que, desde 1858 hasta 1958, fueron difundidas 3.000 curaciones “milagrosas” —aunque, hasta el día de hoy, sólo 68 cumplen con las condicio

nes que la Iglesia exige para considerar­los como tales (ver recuadro)—. La cifra fue recabada por la Comisión Canónica sobre los milagros de Lourdes que abrió el Vaticano.

Después de esa fecha, los registros se pierden y sólo se conocen casos aislados, muestras de una inmensa cantidad anónima de otros muchos.

Actualment­e, la organizaci­ón del Santuario de Lourdes es impresiona­nte y cuentan con una hospital de acogida para las personas que lo necesiten. Se calcula que unos 6 millones de personas acuden cada año al lugar en el que Bernardita viera a la Virgen María.

LOS PRIMEROS CASOS

Luis Bouriette: el primero

Y entonces, sucedió el primer milagro. En el mismo año en que Bernardita se encontraba con la Virgen (1858), un molinero de Lourdes que no veía bien de un ojo —se cree que tenía cataratas— se sintió impulsado a ir a la Gruta de Massabiell­e para tomar un poco del barro y pasárselo por su ojo enfermo.

Cuando lo hizo, la visión mejoró de manera súbita e inmediata: el poder de María y de su fe en ella ya estaba actuando.

EN ESA GRUTA SUCIA Y OSCURA SE APARECIÓ LA VIRGEN. EL MENSAJE ES QUE PODEMOS ENCONTRAR A DIOS EN TODAS PARTES.

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