Cómo utilizar el poder de los mandalas para elevar la conciencia
Un mandala es básicamente un círculo, es la forma perfecta, y por ello nos representa el símbolo del cosmos y de la eternidad. Nos representa la creación, el mundo, el Dios, el ser humano, la vida.
Podríamos decir que todo en nuestra vida posee las formas del círculo. Desde el universo (el sol, la luna, los planetas) hasta el esquema de toda nuestra naturaleza, los árboles, las flores, entre otros, todos siguen una línea circular. ¿Y que decir del átomo o la célula?. Todo lo que nos rodea tiene la forma de círculo. Que al mismo tiempo nos representan los ciclos infinitos de la vida. Y si observamos nuestro cuerpo, nos daremos cuenta que todas nuestras formas son redondeadas, esto nos recuerda que somos sistemas dentro de sistemas, pertenecemos al Absoluto y el Absoluto está en nosotros.
Cuando nosotros trabajamos con los mandalas, es decir, si los dibujamos, si los pintamos, si caminamos sobre ellos u otro, esto puede asemejar un viaje hacia nuestra esencia, iluminando zonas del camino que hasta entonces habían permanecido oscuras y hasta ese momento ocultas, permitiendo que brote la sabiduría de nuestro inconsciente.
■ El mandala es una puerta hacia la institución más íntima del ser humano. Representa la condensación
ordenante del universo. Mediante su diseño, contemplación y meditación el ser humano accesa con lo espiritual y se hace parte del todo armonioso, trascendiendo sus limitaciones presentes y las ataduras a su mundo material y conceptual.
■ El mandala es un círculo “mágico” con efectos relajantes que actúa sobre nosotros armonizando nuestro mundo interior con el exterior. Estos efectos se consiguen a través de la meditación mandálica o bien a través del dibujo de mandalas personales, donde además se da rienda suelta a la creatividad.
■ Los mandalas están inspirados en la naturaleza, reproducen sus simetrías y sus colores en una estructura con forma de círculo, el patrón mandala por excelencia. Es la forma geométrica más perfecta, usada durante milenios para ilustrar la totalidad y la verdad.
■ Se puede decir, que hay tantos mandalas como individuos en el mundo y, sin embargo, en esencia, todos son iguales.
■ El mandala es un instrumento de pensamiento. Es también una forma de arte-terapia.
■ Sus virtudes terapeuticas permiten de recobrar el equilibrio, el conocimiento de si mismo (intuición creativa e interpretación de sus propias creaciones), el sosiego y la calma interna. (concentración y olvido de los problemas), necesarios para vivir en armonia.
■ La universalidad del Mandala radica en su constante: el principio del centro. El centro es el comienzo del Mandala como es el comienzo y origen de toda forma y de todo proceso, inclusive de las extensiones de las formas en el tiempo.
■ El mandala es un símbolo que en las distintas culturas y épocas alude al camino hacia la unidad del ser.
■ Mandala es una palabra que en idioma hindú, quiere decir círculo. Algunos lo llaman “el laberinto de los círculos”.
■ El mandala no es una realidad formal cerrada sino que está presente tanto en la naturaleza como en los productos de las diversas culturas de las diferentes épocas.
Continúa en el fascículo 27 de la próxima semana.