Marie Claire (Argentina)

Opinión. Una columna Javier Arroyuelo

- TEXTO: JAVIER ARROYUELO.

Hoy las mujeres

AVANZAN con sus reclamos de IGUALDAD. Sin embargo, más allá de la incorporac­ión de accesorios simbólicos nos preguntamo­s ¿existe la moda feminista?

La irrupción por cientos de miles en las calles, en las institucio­nes y en los medios, de los colectivos de mujeres de todas las edades, en lucha por sus derechos y contra las violencias sexistas y la instalació­n efectiva de sus reivindica­ciones en todos los planos de la vida cotidiana, produce ciertos efectos que, por lo curiosos, uno no había previsto. Es así cómo en la prensa papel y en las páginas virtuales dedicadas al rubro de la moda, se informa y se comenta, con frecuencia creciente, acerca de una supuesta moda feminista. Al día de hoy mi radar personal no ha detectado aún semejante fenómeno, que, de existir, sería notable por sus efectos y alcances inmediatos. Por otra parte, los datos que estas notas aportan están lejos de darle visos de realidad. Lo que se ofrece como evidencia es escaso y poco informado: algunas referencia­s históricas erróneas no, no fue Cocó Chanel quien originara la supresión del corsé y algunas camisetas de marcas encopetada­s impresas

con slogans como The future is female o We should all be feminists, desfiladas en salones de lujo. Simpáticas instafotos, si se quiere, pero débiles en parangón con el álbum de estereotip­os dictados por la norma patriarcal.

En cambio, en este espejismo periodísti­co no hay nada que justifique la sospechosa denominaci­ón moda feminista, un sinsentido que difícilmen­te podría cobrar forma.

En efecto, en sus respectivo­s estados actuales, la industria de la moda y los movimiento­s feministas son dos realidades perfectame­nte antagónica­s.

Existen, por cierto, por fuera o al límite de la esfera oficial de la moda, creadoras y creadores independie­ntes de prendas, y también fotógrafa/os y cronistas, que se identifica­n como feministas y expresan sus conviccion­es en su trabajo, con propuestas que difieren, sutil o radicalmen­te, de los modelos establecid­os por el sistema para vestir los cuerpos de la gente, según sus necesidade­s y deseos, cualquiera sea el género que cada cual haya adoptado.

Pero, que quede claro, la moda institucio­nal nunca fue feminista ni nada deja prever que vaya a serlo en un futuro inmediato. A lo largo del siglo de la moda moderna, iniciado en torno a la Primera Guerra, producidas por las industrias del vestido y de los cosméticos en conjunción con la prensa especializ­ada y las empresas publicitar­ias y la industria del espectácul­o, produjeron imágenes de alta penetració­n social, en total concordanc­ia con la norma patriarcal. Apariencia­s ideales, tipos de belleza, pautas de comportami­ento, un reglamento completo de labores para alcanzar y no ser excluida de una artificial feminidad modélica en continua variación.

Porque no era ni es ni su vocación ni su función, la moda institucio­nal nunca generó las audacias de vestuario, que en todo tiempo expresaron rupturas y disidencia­s con el pensamient­o convencion­al, pero, ávida de novedades, fue siempre rauda para captarlas y, adaptándol­as a sus formatos, hacerlas suyas. Pero las innovacion­es inconformi­stas que trajeron cambios vinieron de iniciativa­s exteriores, de la calle, de la vida.

En Inglaterra, con más de medio siglo de anticipo sobre la liberación del cuerpo femenino que se atribuyera Paul Poiret, grupos de artistas de los Pre Rafaelitas a Oscar Wilde y de mujeres pioneras del feminismo, impulsaron y practicaro­n entre 1850 y 1890, la reforma del vestido de la era victoriana, abandonand­o el corsé y promoviend­o prendas interiores y exteriores amigas del cuerpo pero enemigas de la ornamentac­ión superflua.

La moda no precede ni impulsa los cambios de costumbres pero los refleja con tal acuidad que, a posteriori, son sus imágenes las que ilustran mejor el espíritu de las diferentes épocas. Enunciaré obviedades necesarias: 1) el objetivo de la moda es cambiar no el mundo sino la pinta de gente; 2) no fue la minifalda lo que impulsó, en los países del Norte, el movimiento de liberación de los años 1960, pero sí ellas la eligieron como signo rotundo y así devino uno de sus símbolos, a la par de un logro de otro modo esencial: la legalizaci­ón de la píldora anticoncep­tiva.

Poco importa que lo de ‘moda feminista’ no sea finalmente más que una astucia comercial. Sentimos, y por tanto sabemos, que no es la reconversi­ón al rosa shocking de los signos de neón y los LEDs en los pasillos del shopping mall lo que la época requiere.

No se trata de remplazar la brillante fachada de la moda por una empalizada sobre la que un signo proclame en grandes letras ‘moda feminista.’ Lo que se debe derribar es la ideología que sostiene el edificio y que es la misma que impera a lo largo y a lo ancho del mundo neoliberal, entre las cuales las relaciones asimétrica­s de poder y de estatus, totalmente naturaliza­das, entre hombres y mujeres y entre héteros y gays, la dureza de los modos de producción, la perpetuaci­ón de los estereotip­os binarios.

Pero si ‘moda feminista’ no es más que una fórmula torpe, resulta en cambio estimulant­e pensar no un sistema de moda sino una red de modos de vestir igualitari­a, inclusiva de todas, todos y todes, sin diferencia­ciones pero cultora de las diversidad­es, y por lo tanto decididame­nte opuesta a la uniformida­d que hoy se busca imponernos, pensada a medida individual, en la que cada persona esté vestida de sí misma.

 ??  ?? ARR. LUCIA CHAIN, LA DISEÑADORA ARGENTINA QUE EXPLORA LA AUTENTICID­AD Y LA INDIVIDUAL­IDAD DESDE LO SUSTENTABL­E.IZQ. PRE-RAFAELITAS, VESTIDO ESTÉTICO. SINFONÍA EN BLANCO Nº 1 DE JAMES WHISTLER (1862).
ARR. LUCIA CHAIN, LA DISEÑADORA ARGENTINA QUE EXPLORA LA AUTENTICID­AD Y LA INDIVIDUAL­IDAD DESDE LO SUSTENTABL­E.IZQ. PRE-RAFAELITAS, VESTIDO ESTÉTICO. SINFONÍA EN BLANCO Nº 1 DE JAMES WHISTLER (1862).
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 ??  ?? LA DISEÑADORA RUSA LIUBOV POPOVA Y UN DISEÑO DE VESTIDO. UNIFORMES DEPORTIVOS­DE VÁRVARA STEPANOVA, AÑOS 20.
LA DISEÑADORA RUSA LIUBOV POPOVA Y UN DISEÑO DE VESTIDO. UNIFORMES DEPORTIVOS­DE VÁRVARA STEPANOVA, AÑOS 20.
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 ??  ?? VESTIDO CON INSCRIPCIÓ­N DE VIKTOR&ROLF (PARIS FASHION WEEK 2019). UNA DE LAS ICÓNICASRE­MERAS DE LA DISEÑADORA KATHARINE HAMNETT. MARCHA FEMINISTA EN BUENOS AIRES (2018).
VESTIDO CON INSCRIPCIÓ­N DE VIKTOR&ROLF (PARIS FASHION WEEK 2019). UNA DE LAS ICÓNICASRE­MERAS DE LA DISEÑADORA KATHARINE HAMNETT. MARCHA FEMINISTA EN BUENOS AIRES (2018).
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