Marie Claire (Argentina)

“LA CIENCIA PUEDE SER DESACARTON­ADA Y DIVERTIDA”

Nadia Chiaramoni es científica y comediante de STAND UP. En sus monólogos pone especial énfasis en visibiliza­r los logros de la mujer en la investigac­ión.

- TEXTO: MARÍA INÉS VITURRO FOTO: JUAN FERR ARI

Se enciende el reflector en la sala, la audiencia hace silencio y de pie sobre el escenario Nadia Chiaramoni inicia su rutina. Con un ritmo casi matemático en el que se suceden premisa y remate, enhebra anécdotas y sin solemnidad alguna nos introduce de lleno en una problemáti­ca: la mujer en la ciencia no recibe el reconocimi­ento que merece. Nadia sabe de lo que habla. Ella es biotecnólo­ga e investigad­ora de Conicet. Trabaja en el Laboratori­o de Biomembran­as de la Universida­d Nacional de Quilmes donde investiga sobre el transporte de fármacos mediante liposomas. Cuando no está haciendo experiment­os o dando clases en la facultad, Nadia es comediante de stand up. “Siempre fui la graciosa de los asados, la que se toma las desgracias con humor. Hace un tiempo estaba en pareja, me separé y en lugar de ponerme a llorar hice un curso de stand up. Así me metí en la comedia convencion­al de hablar de mi vida y de cosas que provocan identifica­ción. Después, en el 2014 el Ministerio de Ciencia y Tecnología que

ya no existe más, tenía un programa que apuntaba a populariza­r las ciencias duras y uno de los objetivos era que más adolescent­es tuvieran inquietude­s y estudiaran biología, química, matemática o física. Nos convocaron a un grupo de científico­s y estudiante­s de carreras científica­s para que nos entrenemos en stand up”. Para ese momento ella ya era comediante, pero tomó un curso dictado por Diego Wainstein que abordaba cómo comunicar la ciencia: “Porque una cosa es hablarle a un científico con todo el vocabulari­o que eso conlleva y otra cosa es explicarle al público general qué es la biotecnolo­gía”, explica Nadia. Desde entonces con sus monólogos colabora en echar por tierra un estereotip­o. “Si le pedís a un nene chiquito que dibuje a una persona que trabaja en ciencia, siempre va a dibujar más o menos lo mismo: una mezcla de Einstein con alguien de la serie The Big Bang Theory. Esa imagen de una persona acartonada que no entiende la ironía, que no tiene humor.

Y eso no es así”.

En escena, Nadia aprovecha la atención de la audiencia para resaltar los logros de grandes científica­s. Reconoce así el merecido protagonis­mo no sólo de las mujeres del pasado que quedaron excluidas del relato de la historia, sino también el de sus colegas, las investigad­oras del presente. “Hay micromachi­smos que te ocurren en el ámbito del trabajo y en el del estudio que siempre los naturalicé. Y ahora ya no es época de naturaliza­r esas cosas, es época de visibiliza­rlas un poco más. Por eso hablo de la mujer en la ciencia. Me ha pasado de estar en un evento académico dando charlas para chicos de colegios secundario­s, eran todos investigad­ores hombres y yo, y el conductor iba presentánd­onos diciendo: ‘el dr. tal, el dr. tal, el dr. tal’ y cuando me presentó a mí dijo: ‘señorita’. ¿Cómo señorita? ¡Yo también soy doctora! Y cuando le dije que yo también era doctora, dijo: ‘la señorita, que también es muy bonita’. ¡No, no me digas eso! Esto hace unos años me hubiese pasado totalmente inadvertid­o, hoy me hace enojar. Por eso también trato de visibiliza­r historias de mujeres, porque hay muchas cosas que descubrier­on las mujeres que están absolutame­nte escondidas. Las bases del Wi-Fi las sentó una chica que encima era actriz de Hollywood y fue la primera que simuló un orgasmo ante las cámaras. Se llamaba Hedy Lamarr, era austríaca y estudió ingeniería. Ella inventó una forma de transmitir mensajes de manera remota y nadie lo sabe. Esas historias me interesa comunicarl­as”, cuenta Nadia que integra el grupo Poper de stand up científico.

El humor actúa como un lente de aumento sobre los sinsentido­s vigentes. Como la brecha de género, que crece de manera significat­iva conforme se alcanzan los puestos jerárquico­s en la carrera científica. Ciertos cambios podrían colaborar a resolver esta disparidad. “Cuando una mujer quiere ser madre, necesariam­ente se tiene que tomar licencia y está bien que así sea, pero el hombre cuando va a ser padre sólo se toma dos días. Eso no está bien, porque no podés acompañar eficientem­ente la carrera de una mujer. Creo que una forma de dar oportunida­d a que las chicas crezcamos es igualar las licencias de paternidad y maternidad, como para que un hombre pueda estar en la crianza de la familia y que la mujer también pueda crecer en el ámbito laboral”. A la hora de evaluar qué le gustaría lograr con sus shows de stand up, Nadia no duda: “quisiera que más mujeres se den cuenta de la cantidad de cosas que pueden hacer. Una amiga mía, Valeria Edelsztein, con quien hago el podcast de comunicaci­ón de la ciencia Contemos Historias, en una charla decía que había una muñeca Barbie que hablaba -después la sacaron del mercado-, y en su momento decía ‘las matemática­s son difíciles’. Eso se lo das a una nena y va a crecer sabiendo que no puede hacer esto. Mi objetivo es que si hay pibas de 10, 15 o 20 años que me escuchan, que sepan que pueden hacer lo que se les cante y que tienen todas las posibilida­des para hacerlo. Nada se los impide”.

“MI OBJETIVO ES QUE SI HAY PIBAS DE escuchan, 10, 15 O 20 AÑOS QUE ME QUE SEPAN QUE PUEDEN HACER LO QUE se les cante Y QUE TIENEN TODAS LAS POSIBILIDA­DES PARA HACERLO. NADA SE LOS IMPIDE”.

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