Helena Rubinstein: la emperatriz de la belleza
Hasta fines de agosto se presenta en el Museo de Arte e Historia del Judaísmo de París una muestra sobre la vida de esta fabulosa empresaria. Charlamos con la curadora sobre este ícono beauty que marcó una era.
La aventura de la belleza. Así llamó el Museo Mahj (Museo del Arte y la Historia del Judaísmo) de París a la exposición dedicada a Helena Rubinstein. Consta de 400 metros cuadrados con fotografías, casi todas originales, más de 100 documentos, objetos de arte, prendas de vestir, grabados, pinturas, tapices y esculturas de esta mujer que amaba el arte en toda su expresión y creó un imperio dedicado a la belleza. Allí, nos recibió la curadora de la exposición Michelle Fitoussi; periodista, escritora y una de las biógrafas más importantes de Helena Rubinstein. -¿Por qué el museo eligió hacer una exposición sobre Helena Rubinstein y no sobre otras grandes como Elizabeth Arden o Estée Lauder? -Porque Helena era una persona sumamente importante, fuera de lo común. Una mujer extremadamente libre que creó todo un impero de la belleza. También porque fue una de las más grandes coleccionista de obras de arte de su tiempo y mecenas de muchos artistas. Quisimos mostrar quién esa mujer tan brillante y tan adelantada para su época a través de sus colecciones, de sus prendas de vestir (ella lució desde 1902 hasta 1965 sólo alta costura) y también mostrar algunas obras de arte primitivo donde ella poseía más de 600 piezas, esculturas, máscaras de África y de Oceanía. -¿Cómo logró el museo conseguir tanto material? -El problema para obtener alguna de las obras de arte que ella coleccionaba fue que a su muerte en 1965 sus herederos vendieron sus colecciones y allí sí, se diseminaron
por el mundo entero; pero por suerte esas obras de arte estaban muy bien clasificadas y el museo pudo obtener algunas piezas de sus colecciones con la garantía de que eran auténticas.
-Helena Rubinstein no fue médica, ni científica ni mucho menos dermatóloga, ¿fue simplemente una mujer de negocios muy visionaria?
-Fue todo a la vez. Primeramente fue una mujer autodidacta, obligada a dejar sus estudios a los 15 años para trabajar y ayudar a su familia que era muy modesta; además no se enviaba en ese entonces a las hijas mujeres a la facultad. A los 15 años la retiran de la escuela sabiendo que era una alumna brillante para ocuparse con su papá de atender su comercio. El negocio era pequeño y la familia, que si bien no era pobre, luchaba mucho para estar de pie. Ella era muy inteligente y absorbía todo de una manera peculiar por lo tanto muy rápido comenzó a realizar su primera crema de belleza derivada de la receta húngara que le dio su madre. Fue a ver a farmacéuticos y sola aprendió a mezclar los productos para hacer sus cremas, sorprendidos de la inteligencia y capacidad de esta joven le prestaron laboratorios para sus experiencias.
-¿Cuáles fueron los inventos que persisten en nuestros días como clásicos de la belleza para la mujer?
-Son conceptos: El protector y la máscara para las pestañas, por ejemplo. Helena fue la primera que utilizó la estimulación eléctrica para el cuerpo, la primera en abrir los salones de belleza donde se prodigaban todo tipo de cuidados corporales como masajes, limpieza de cutis, depilación. Creó el maquillaje en la época donde las mujeres no se maquillaban. En 1935 sacó la licencia de la máscara waterproof, le puso su nombre y la lanzó con mucho éxito. Se inspiraba de los productos que ya existían y por supuesto inventó otros que publicitaba de manera ejemplar ya que también fue brillante en el marketing.
-¿Cómo se desarrolla una exposición sobre la vida de esta mujer tan inquieta?
-Como un viaje porque ella viajaba muchísimo. Tomaba los cruceros como hoy tomamos el subte y era entonces el único momento en que ella descansaba. El recorrido comienza en Cracovia, luego Londres, Australia, Nueva York, Viena, París, Tel-Aviv haciendo idas y vueltas de sus ciudades preferidas.
La exposición sigue el hilo de la vida de una mujer judía
de antes y después de las guerras en Europa para contar porque era fuera de lo común. Helena rechazó siempre la religión, se negó a casarse según la tradición con un matrimonio arreglado, resistió a la sociedad machista en la que le tocaba vivir y logro convertirse en la perfecta mujer de negocios que se había propuesto ser.
-¿Fue ella quien inventó las publicidades con actrices o cantantes conocidas?
-No, antes Sarah Bernard ya había publicitado un producto, pero ella utilizó a muchas actrices y cantantes de la época para sus publicidades, así como a ella misma. Ella aparecía en cuadros o fotografías hechos por artistas famosos porque era su propia estrella.
-¿Es cierto que la detestaba a Elizabeth Arden?
-No, se detestaban mutuamente por ser competencia. Elizabeth Arden creó su empresa junto a su marido y cuando se divorcian Helena Rubinstein lo empleó y cuando esta última despide a su director comercial es Elizabeth que inmediatamente lo tomó en su empresa. Una rivalidad que también existió cuando Helena se casa con un príncipe, entonces Elizabeth contrae enlace con un noble ruso para no ser menos. Se copiaban en todo. Elizabeth Arden en 1937 abre su salón en la 5ta Avenida, Helena Rubinstein abre el suyo también en la 5ta Avenida. Rivales fueron siempre.
-Helena fue una gran coleccionista de arte... -(Interrumpe) Sí, ella amaba la belleza y no concebía que se pudiera comercializar el arte. No compraba solamente porque era rica y tenía que invertir su dinero. Una vez que comprendió cómo era el arte, cómo apreciarlo, se dedicó a adquirir aquellas obras que a ella le transmitían un sentimiento.
-¿Por qué la llamaban la emperatriz de la belleza?
-Fue Jean Cocteau quien la nombró así porque esa mujer que no dejaba de ocuparse de la belleza femenina en el período de entreguerras. Era la reina indiscutible, tenía fábricas en Europa, en Australia y en los Estados Unidos. Una gran mujer a pesar de su metro cuarenta y siete (risas).