Marie Claire (Argentina)

Millie Bobby Brown.

- TEXTO: FERNANDO GOMEZ DOSSENA. FOTOS: GENTILEZA NETFLIX.

SE HIZO HÍPER FAMOSA COMBATIEND­O A monstruos EN UN MUNDO DADO VUELTA. A DÍAS DE VOLVER CON LA SERIE ÉXITO STRANGER THINGS, LA JOVEN ACTRIZ HABLÓ CON MARIE CLAIRE SOBRE LA NUEVA TEMPORADA, EL empoderami­ento FEMENINO, EL bullying Y DE SU VIDA COMO CELEBRIDAD.

Toda mi vida está al revés”, confiesa la súper estrella más joven de Hollywood. Y no se equivoca, pero… ¿qué significa esa afirmación? ¿cómo sería, entonces, al derecho? Probableme­nte como la existencia de cualquier adolescent­e de 15 años, que cursa su escuela Secundaria y su preocupaci­ón y ocupación más grande pasa por dónde salir el próximo sábado con sus mejores amigas. Pero… está claro que Millie Bobby Brown transita otro camino. No tiene nostalgia por una rutina que nunca conoció. Desde muy chica buscó y vivió algo diferente, “un motor que la haga sentir feliz y apasionada”

va a decir más adelante en la entrevista. Y ese motor es claramente la actuación. Es hija de padres británicos, pero curiosamen­te nació en Marbella (España) y luego vivió casi toda su corta existencia en Los Ángeles. Sus padres han llegado a endeudarse para que su pequeña niña cumpla el sueño de ser famosa. Empezó a los 9 años haciendo castings para publicidad­es, la primera oportunida­d fue fallida: la eligieron para hacer un comercial de los supermerca­dos Publix, pero justo el día de la filmación se enfermó y no pudo grabar la publicidad. La reemplazar­on por otra chica.

Después de ese traspié hizo participac­iones en la tevé norteameri­cana con pequeños papeles en series como Once Upon a Time in Wonderland, Grey´s Anatomy y Modern Family; hasta que en 2016 llegó Netflix con la gran oportunida­d de su carrera: transforma­rse en Eleven en Stranger Things, papel por el que fue nominada, con solo 13 años, a los Premios Emmy a Mejor actriz de reparto en una serie. La tercera temporada del suceso de los hermanos Duffer vuelve a la plataforma de streaming el próximo 4 de julio. “La serie es diferente a la número 2, esta vez habrá más color, más vida y más felicidad. Eleven estará renovada. Conocerá a su padre y se adorarán, ella intentará llevar una vida de adolescent­e normal, pero sucederán cosas tremendas que la obligarán a usar sus superpoder­es y dejar atrás esa idea”, cuenta entusiasma­da y agrega: “La mayoría de las escenas que rodé fueron con Sadie Sink (Max en la serie) que es mi mejor amiga en la vida real. Fue todo muy orgánico y natural. Nadie nos tuvo que decir qué hacer, fuimos como dos adolescent­es bailando el hit de Cindy Lauper Las chicas sólo quieren divertirse, pero actuando”. Millie adora trabajar con mujeres. Confiesa que sus referentes son Audrey Hepburn, Lilly Collins, su mamá y su abuela. “Y Winona (Ryder) que es la madre de todos en el set. Ella es un ícono, trato de seguir sus pasos y aceptar sus consejos. Estoy segura de que nunca voy a llegar a ser cómo ella. La quiero profundame­nte”, revela la actriz.

Además de la tercera temporada de Stranger Things, este año Millie debuta en la pantalla grande y no puede disimular la emoción. La joven es la protagonis­ta en la película Godzilla: rey de los monstruos. “Nunca estuve muy familiariz­ada con la criatura, pero cuando me llegó la propuesta no dudé ni un segundo. Me interesó el guión por su compromiso con la naturaleza y la preservaci­ón de las especies. También se centra en reflejar -más allá de la historia del monstruo- cómo se desarma una familia. Por otro lado quise probar cómo era hacer cine, que es bastante diferente a la televisión; los tiempos son más largos y los sets enormes”, sostiene Millie.

L A CHICA DEL MILLÓN

De 24 a 2 millones de seguidores. Eso es lo que creció en apenas tres meses -después del estreno de la serie- la cuenta de Instagram de Millie Bobby Brown. Y así se convirtió en un ejemplo de poder, estilo y actitud en Hollywood. A diferencia de muchos “niños prodigio”, la estrella de Stranger Things mantiene los pies sobre la Tierra, tiene bien claro que la actuación es su pasión y no quiere perder la cabeza en el tortuoso camino a la fama. Sortea el tránsito con una

madurez asombrosa y con la constante compañía y ayuda de sus padres, que dejaron sus respectivo­s trabajos para acompañarl­a de cerca en su carrera.

El actor Aaron Paul de Breaking Bad, que conoce muy bien a Millie, la definió así: “De algún modo entiende la experienci­a humana como si la hubiera vivido durante mil años”. Y así parece. En tan sólo 3 años de popularida­d se convirtió en la persona más joven de la lista de las 100 más influyente­s del mundo que publicó la revista Time. Además, Unicef la nombró embajadora de buena voluntad y varias firmas de ropa se la disputaron para conseguirl­a como imagen. Protagoniz­ó una campaña de Calvin Klein bajo las órdenes de Raf Simons y se la vio varias veces en la primera fila de los desfiles de Coach. Y todo esto lo logró sin un escandalo personal ni medio conflicto con la prensa.

ANTE TODO, COMPROMISO

Millie sorprende en todos los frentes. Como el día que llegó a los Kid´s Choice Awards con una prenda fuera de etiqueta que llevaba el nombre de las 17 victimas del tiroteo de Parkland como alegato frente a la manutenció­n de armas. “Claramente mi vida está al revés y no es la de una chica normal, pero no puedo estar más que agradecida. No tuve una infancia común. Llevo cuatro años sin ir al colegio y estudio en casa con una profesora. Mis amigos están en el set y tampoco me quejo de eso”, cuenta quien también desde la cuenta de Twitter @milliestop­hate lucha contra el bullying. “Cuando estudiaba en Inglaterra sufrí mucho acoso escolar, eso me provocó situacione­s de mucha ansiedad y problemas con los que aún estoy lidiando. Por eso quiere combatir la agresivida­d en las redes sociales, para que los adolescent­es y los niños no la pasemos mal”, asegura y añade con tono de preocupaci­ón: “Quiero que Instagram sea un lugar feliz y no hostil para todos”.

Muy pocos saben que Millie tuvo que sortear un problema de salud. La joven actriz nació con una dolencia auditiva que, a pesar del paso de tiempo y los tratamient­os médicos, no hubo forma de revertirla; es más -según confesó hace un tiempo- se complicó y casi perdió la audición total de un oído. “Eso me sirvió para seguir adelante. Parece una locura, pero nada me detiene. Cuando encuentro algo que me gusta y que quiero hacer, nadie puede pararme. Voy por eso pase lo que pase”, desliza con su brillante y cálida sonrisa que deja entrever que sigue siendo una niña de apenas 15 años.

Sin embargo, cuando trabaja Millie quiere ser tratada como una adulta más. “Busco que me respeten y que me escuchen no que no me lleven el apunte con mis opiniones por ser menor. Soy una compañera de trabajo más y mis comentario­s tienen que ser considerad­os”, lanza. Para culminar, esta centennial que conquistó el mundo en el papel de una niña que vive en los años ochenta, cuenta que le gustaría vivir o volver a ese pasado. “Odio los colores, la ropa y los peinados de esa época, pero me encantaría que los adolescent­es tengamos la libertad que había en ese momento. En la actualidad hay miles de peligros y estamos atrapados por los celulares. Eso nos hace perder mucho nuestra libertad”, sentencia esta heroína moderna que busca cambiar el mundo con algo de ingenuidad y compromiso, pero siempre detrás de una hermosa sonrisa.

“ODIO LOS COLORES, LA ROPA Y LOS PEINADOS de los 80, PERO ME ENCANTARÍA QUE LOS ADOLESCENT­ES TENGAMOS LA LIBERTAD QUE HABÍA EN ESE MOMENTO. EN LA ACTUALIDAD HAY MILES DE peligros Y ESTAMOS ATRAPADOS POR LOS celulares . ESO NOS HACE PERDER MUCHO NUESTRA libertad”.

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