Marie Claire (Argentina)

Justina Bustos Una entrevista con una chica con mucha estrella.

BELLEZA MAGNÉTICA, SONRISA CONTAGIOSA Y TIMIDEZ CONVIVEN EN ESTA ACTRIZ Inquieta CORDOBESA. POR NATURALEZA, CANTA, BAILA, TOMA CLASES DE BATERÍA JURA Y QUE NO PODRÍA VIVIR SIN ACTUAR.

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Con el ritmo de las sierras

Sus múltiples actividade­s contrastan con la serenidad que muestra. La soltura de sus personajes, con el paso lento con el que se abre para la entrevista. Habla en voz baja y no padece de la aceleració­n que impone a veces el medio. Le cuesta entregarse a referirse a sí misma, pero finalmente sucede. Muy reservada y algo misteriosa. Sin duda, eso es parte de su encanto. Justina Bustos tiene 29 años pero ya brilló en la pantalla grande con Voley, Una Noche de amor, Migas de Pan, Los Padeciente­s, Los que aman odian, y en Historia de un Clan, Las Estrellas, 100 días para enamorarse en tevé, entre otros éxitos. Con ganas de explorar otros formatos, también tiene una companía de creación colectiva llamada Los 4 -con otros actores- con la que se propone realizar una miniserie y una obra de teatro.

Como está a la vista, le sobra arte y energía. Porque aparte de todo eso, le queda resto para tomar clases de danza clásica y contemporá­nea, gimnasia postural, batería, y anotarse en cuanto curso se le cruce. “Cuando no trabajo me anoto en mil actividade­s, soy una curiosa innagotabl­e, me cuesta el ocio, enseguida lo quiero hacer productivo“, lanza. Absolutame­nte mimetizada con la vida porteña, disfruta del ambiente cultural, la cantidad de teatros y propuestas artísticas y sin embargo, admite que se proyecta también en el campo, de donde vino y a donde siempre vuelve por unos días, a montar a caballo, jugar con sus perros y abrazarse con los suyos. Una chica de provincia que conquistó la capital y va por más, soñando una carrera internacio­nal.

-Hace unos diez años tu vida era muy diferente. ¿Cómo lo ves si miras para atrás?

-Mi infancia transcurri­ó en el campo, sin vecinos, ni Internet, entre las montañas, un arroyito y yendo al colegio de mi tía en Capital, a unos 45 minutos de mi casa. Pero supe desde chica que iba a terminar en Buenos Aires. Cuando era una nena venía con mi familia para mis cumpleaños, íbamos al teatro y esa energía siempre me atrajo. Sentía que vibraba en esa sintonía. El ritmo de la cuidad siempre me gustó.

-Cuando viniste ¿ya sabías que querías ser actriz? -No, para nada. Primero estudié Historia del arte, en la Univsersid­ad del Museo Social Argentino. Después Diseño de Indumentar­ia, en la Biblioteca de la Mujer. De ahí mi amor por la moda. Vendí velas, confeccion­é camisas para vender y después hice un viaje a Nueva York en donde tuve mi primer trabajo serio digamos, con horario, rutina y sueldo. Fui hostess de un restó. Pero en ese viaje conocí a un grupo de chicas que estudiaban teatro, canto y baile y ahí lo pensé por primera vez que lo que hacía con mis amigas del colegio y mis primas, actuar, podía transforma­rse en un trabajo. Volví, dejé la carrera y me lo propuse.

-¿Tu familia te apoyó?

-Sí, siempre me respetaron, no hay un mandato familiar de lo que debe ser. Mi papá es médico, mi mamá trabaja con él, pero nunca me cortaron las alas ni me dijeron hacé esto o aquello.

-¿Cuál es esa anécdota familiar que siempre se cuenta de vos?

-No sé si hay una... solía ser una niña de andar subida a los árboles, vivir embarrada y jugando por ahí. También dirigía obras, ponía a todos a actuar, tenía a una de las mamás de mis amigas que me seguía en la locura y nos filmaba. Lo tomábamos en serio y preparábam­os el vestuario, la letra, cantábamos... después la única que terminó actriz fui yo, pero en esos juegos nos divertíamo­s mucho.

“LA AUTENTICID­AD Y LA PASIÓN ME enamoran. ALGUIEN APASIONADO POR LO QUE SEA, ME ES irresistib­le. ME GUSTA UNA PERSONA CAPAZ DE CONMOVERSE O SENTIR AMOR.”

-¿Cómo sos como amiga?

-Soy reservada con mis cosas, si no te conozco, tímida. Elijo con quién abrirme y tengo que tener un vínculo fuerte.

-¿Estás en pareja?

-No, estoy soltera.

-¿Con ganas de volver a enamorarte?

-¡Siempre! el amor es lo más lindo que hay.

-¿Qué te gusta de un hombre?

-La autenticid­ad y la pasión me enamoran. Alguien apasionado por lo que sea me es irresistib­le. Por su profesión, por su perro, pero me refiero a una persona capaz de conmoverse, sentir amor, entusiasmo por eso, ponerle energía, tiempo... eso me gusta.

-¿Cuáles son tus proyectos?

-Tengo ganas de incursiona­r en México, estoy contactand­o a un representa­nte allá. Quizá en España, me interesa crecer, poder desplegar, aprender.

-¿Dónde te veremos próximamen­te?

-Bueno, estoy en la serie Otros Pecados, en un capítulo que hice con Paola Krum sobre una tenista y su instructor­a. Admiro a Gabriela Sabatini y jugué mucho al tenis, en casa había una cancha, tenía muy a mano todo eso y adoré hacer el personaje. Después se viene el estreno de La muerte no existe y el amor tampoco, una película de Fernando Salem, un director divino con quién trabajar

fue un regalo. Ahí tuve la oportunida­d de trabajar con un actor que quiero y admiro, mi gran amigo Agustín Sullivan, el chico que hizo a Sandro en la serie. Y también se va a estrenar el film Matar al dragón, de Jimena Monteoliva, una película fantástica, con mucha acción que hicimos con Guillermo Pfening y Luis Machín.

-¿Y la televisión? ¿Harías un bailando, vos que estudias danza?

-Me encanta la tele, pero siento mucho más canchera con el cine, porque tiene que ver más con mi tiempo que es más tranquilo. En Las Estrellas estaba bastante mareada porque el timming que hay que tener es bravo, ya en 100 días... estuve más cómoda. Pero es todo un deafío y un ritmo para los que no estamos en la tele desde chicos. Tener que estar a la altura de gente tan grosa, que la tiene tan clara porque tiene muchos años de televisión fue un aprendizaj­e para mí. Pero creo que no iría al Bailando... Mi amor por la danza y el canto lo mezclaré con mi profesión, lo incorporar­é a una obra, o cuando se de en algún ámbito que tenga que ver con actuar.

-¿Qué proyectos te marcaron en tu carrera hasta acá?

-Historia de un Clan me encantó, tenía todo: la historia, el elenco, el director, la estética... aparte como fue de mis primeros trabajos, esas cosas quedan marcadas a fuego. Después Migas de pan, una peli que hice con Cecilia Roth, que admiro mucho. Y Voley, de Martín Piroyansky. Las Estrellas dio un giro popular a mi carrera. Pero cada experienci­a tiene lo suyo, es como elegir entre los hijos, los querés a todos por igual y diferente a la vez.

-Hablando de hijos.. ¿Te ves como madre?

-Me re veo llevando a mi bebé al set, tengo ya amigas que son mamás y en algún momento sé que ocurrirá. Mi vínculo con mi mamá es hermoso, somos muy unidas, y no quiero perderme esa experienci­a, cuando sea el momento.

-¿Porqué crees que “llegaste“?

-Actuar me es inevitable. Está en mí, no es algo que pueda no hacer, me hace más feliz que cualquier otra cosa. Y creo que le dedico tanto tiempo, esfuerzo, ganas y energía que tarde o temprano las cosas se dan.

-¿Cómo te llevás con la fama?

-Me encanta el saludo en la calle, la foto o la señora que me cuenta que a su nieto le gustaba el personaje de Miranda... lo disfruto. Comparto también en redes cosas, y la gente me responde siempre tan lindo que no me puedo quejar.

-¿Cómo vivís este movimiento feminista que no para de crecer?

-Feliz, involucrad­a, comprometi­da con las luchas que tenemos que dar. A las marchas trato de ir con mis amigas, intento conversar con quienes no participan, abrir el diálogo, estas causas me movilizan y me siento parte. Me conmueve el debate por la legalizaci­ón del aborto y todo lo que tiene que ver con el empoderami­ento de la mujer porque creo que hay que contribuir de la manera que uno pueda a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

-Contanos una faceta desconocid­a de vos...

Bueno, ahora voy a empezar a estudiar batería, canto, toco la guitarra, siempre me atrajo la música, es algo que me acompaña, una manera más de disfrutar de expresarme.

-¿Cómo te imaginas en el futuro?

En el futuro cercano, terminando de filmar El Empleado y el patrón, un filme del uruguayo Manolo Nieto, y en el futuro más lejano...con hijos y volviendo bastante a la naturaleza. No volvería a vivir en el campo, pero sí imagino que voy y vengo, porque cuando uno se crió ahí el sonido del arroyo lo tenés por dentro, te llevaste esa calma con vos, pero a veces volver a ese contexto es como una llamada interna.

“ME CONMUEVE EL DEBATE POR LA LEGALIZACI­ÓN DEL ABORTO Y TODO LO QUE TIENE QUE VER CON EL empoderami­ento DE la mujer. HAY QUE CONTRIBUIR A LA IGUALDAD DE DERECHOS ENTRE HOMBRES Y MUJERES”.

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TEXTO: MALE ORTÍZ. FOTOS: HERNÁN CRISTIANO. ESTILISMO: PRISCILLA ATTANASIO.
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