Esteros del Iberá.
Los ESTEROS DEL IBERÁ son el segundo humedal más grande de América del Sur. Sus cielos, sus aguas y sus especies ANIMALES Y VEGETALES conforman un espacio único en donde la paz junto a la hospitalidad correntina invitan a descansar y descubrir.
Martín Ledezma conoce el río como la palma de su mano. Con solo levantar la vista descubre la presencia de algún yacaré escondido tomando sol, un ciervo de los pantanos junto a su cría o una boa durmiendo plácidamente. Ama la zona, adora ser guía de turismo, eso se nota y sabe contagiarlo a los visitantes curiosos que día a día recorren los Esteros del Iberá. Ubicada en el corazón de la provincia de Corrientes, la Reserva Natural del Iberá es un paraíso verde que atrae a viajeros de todo el mundo. Se trata del segundo humedal más grande de Sudamérica y uno de los más valiosos del planeta. Son 12 mil kilómetros cuadrados de biodiversidad en el más puro sentido de la palabra, donde conviven yacarés, lobitos de río, carpinchos y monos carayás; especies en extinción como el oso hormiguero o el yaguareté, que están siendo reintroducidos en este hábitat; 300 variedades de aves, peces y plantas acuáticas de lo más diversas. Todo es exuberante, intenso, salvaje. “Defendemos un turismo sustentable que nos permita mostrar a los viajeros la fauna y la flora pero sin alterar el ecosistema”, cuenta Martín, guía de turismo de Ñande Retá, uno de los lodges más antiguos de Colonia Carlos Pellegrini, lugar de referencia para instalarse y, desde allí, recorrer el lugar. Y ese concepto se sostiene con hechos concretos: las lanchas que recorren los Esteros tienen turnos y horarios de visitas diarias, todas deben pasar, antes de entrar y al salir de la laguna, por el control del Parque Provincial Iberá”, lanza.
HISTORIA VERDE
Pero esta mirada respetuosa del entorno no siempre fue así. Durante años, los cazadores furtivos se movían casi impunemente al punto de que muchas especies, hoy reinsertadas o en vías de recuperación, habían desaparecido de los Esteros. Paradójicamente, fueron los mismos cazadores, hace varios años atrás a los que se convocó para
generar el gran cambio. “Los cazadores se comprometieron y ayudaron, incluso, a empezar a recuperar estas especies, nadie como ellos conocían las costumbres y los movimientos de los animales”, sintetiza Ledezma. El esfuerzo de los lugareños sumado al compromiso del gobierno de Corrientes y a la donación de una vasta cantidad de tierras por parte de las fundaciones CLT -creada por los conservacionistas Doug y Kris Tompkins-y Flora y Fauna Argentina dieron su fruto. A fines de 2018, el Congreso de la Nación aprobó la creación del Parque Nacional Iberá que, de esta manera, se convertirá en el parque natural más grande de Argentina al sumar, por supuesto, los esteros y humedales de Parque Provincial contiguo. Serán más de 700 mil hectáreas con 4000 especies de flora y fauna que recibirán, en la próxima década, a más de 100 mil visitantes.
“Defendemos un turismo SUSTENTABLE que nos permita mostrar a los viajeros la fauna y la f lora pero sin alterar el ECOSISTEMA”
AGUAS BRILL ANTES
Llegar al corazón de los Esteros no es fácil. Quizá por eso, en parte, poner los pies sobre los caminos rojizos de la Reserva y perder la mirada en las llanuras cubiertas de agua que se funden en el infinito, cobra más valor.
Lo más recomendable es hacer base en la Colonia Carlos Pellegrini. El paso siguiente es elegir un buen hospedaje, porque son los establecimientos hoteleros los que organizan las visitas al Parque o los paseos en lancha por la laguna Iberá.
Una parada obligada es pasar por el Centro de Visitantes de Colonia Pellegrini ó Centro de Interpretación “Aguas Brillantes”, punto de ingreso de la Reserva. Desde allí, se puede emprender una caminata por las pasarelas y por el “Sendero de los Monos”, donde la selva correntina se muestra como una galería natural, verde, con ciento de especies de aves y árboles añosos de distintas especies que apenas permiten que pase la luz del sol. En ese, su hábitat, el secreto para ver a algún mono Carayá o Aullador Negro es quedarse en silencio, observando las copas de los árboles hasta que comienzan a moverse y, así, como por arte de magia aparecen familias enteras.
Sin embargo, las excursiones en lancha son las más impactantes. Navegar durante el día por el arroyo Miriñay permite observar la flora y la fauna en todo su esplendor, en primer plano, con tanto detalle que se convierten en los paseos elegidos por los amantes de la fotografía. Lo que definitivamente no hay que perderse es el safari nocturno. Bajo un cielo que parece tener más estrellas que nunca, que se multiplican sobre el agua, divisar con las linternas los ojos encendidos de los yacarés y escuchar el croar intenso de las ranas en medio del silencio es una experiencia única. Si hay Luna llena, la magia es completa. El tiempo se detiene sobre las “aguas brillantes”, nunca mejor traducido el significado de Iberá en guaraní.