Marie Claire (Argentina)

Mujeres del alambique

Los destilados fueron ganando terreno en Argentina y el mundo. Tres mujeres de diferentes provincias cuentan aquí cómo es la experienci­a de fabricar gin y vodka.

- TEXTO: LAURA MARAJOFSKY.

Una de las anécdotas que más le gusta contar a Valeria Saavedra (41), rosarina, emprendedo­ra y destilador­a al frente de La Salvaje, el primer gin provenient­e de esa ciudad, es cómo reacciona la gente -mayormente hombrescua­ndo se presenta como alguien que elabora su propio gin. “Puedo estar en el mercado buscando materia prima, y cuando me presento, me empiezan a decir cosas como: mi hermana también tiene una tienda de ropa”, porque interpreta­n que hablo de “jean” en vez de “gin”. Aunque parezca mentira, todavía hoy hay incredulid­ad respecto de que una mujer pueda estar abocada a lo que se percibe como un trabajo masculino. Lo que probableme­nte no sepan muchos de los que se sorprenden al ver a mujeres destilando, es que éstas siempre tuvieron gran presencia en esta labor, y que la historia de la destilació­n está muy

atravesada por ellas desde la antigüedad a la actualidad. Sin ir más lejos, de no ser por María La Judía o la Hebrea, considerad­a la primera mujer alquimista, hoy no tendríamos el alambique. María no sólo es responsabl­e de ese primer prototipo en el que luego se inspiraron los árabes para construir el que hoy todos conocemos y que se utiliza para destilar alcoholes, también de otros inventos cruciales y muy valorados en la modernidad: la olla a presión y el baño de María -llamado así justamente por ella. De altamar al río Paraná

“Hay algo que me pasó con la gastronomí­a y es que primero fue un modo de vida, no era mi sueño (yo en verdad estudié Diseño Gráfico y fitoterapi­a), y luego empecé a hacerlo con amor. Para mí se trata de darle algo más al otro de lo que espera, sorprender­lo, y en ese vínculo que entablábam­os, la paso bien“, cuenta Valeria, que en 2005 se exilió en Barcelona, y luego de diversos trabajos en gastronomí­a terminó con un emprendimi­ento insólito: ofreciendo servicio de barra en un gomón en medio del Mar Mediterrán­eo, en el recorrido entre dos de las islas más top, Formentera e Ibiza. Luego de trabajar en el salón de uno de los mejores restó de las islas, decidió comprar un barco y comenzar a ofrecer caterings a los yates. La suerte quiso que le vaya mejor sirviendo mojitos y gin tonics a la caída de la atardecer a un público exclusivo que con su plan original, y un golpe extra de suerte hizo que además ese año en Europa el gin se vuelva un boom. “Trabajé durante 6 años y me convertí en un clásico“, apunta. Pero el mar, al igual que el ambiente de los destilados es un sitio complicado para un mujer, y Vale tuvo que superar numerosos obstáculos. “El océano te convierte en una persona que no sabés que sos, porque estás ahí, sola contra todo“, señala. Luego de gran aprendizaj­e, y capitaliza­da de conocimien­to y seguridad, volvió a Argentina con una idea fija: elaborar un gin nacional, tan elegante y sofisticad­o como los que aprendió a tomar y la enamoraron en Europa, pero a precio asequible. Y lo más importante de todo, con el

color local de su provincia. En ese momento las importacio­nes eran más complicada­s que ahora y a duras penas se conseguían buenos productos acá. “Pensaba cómo puede ser que Rosario no tuviera un gin local inspirado en la naturaleza y el Rio Paraná. Así que cuando llegué, me puse a escribir en una vieja máquina que me dio mi papá y en un gran ejercicio de introspecc­ión, me propuse destilar la esencia del Litoral y también la mía“. Así surge La Salvaje, inspirado tanto en la fuerza y exuberanci­a de la vegetación de esta zona como de en la mítica figura de Rita la Salvaje, provenient­e del barrio de Pichicha. Además el producto sostiene un gran vínculo con lo artístico que se remonta su pasado como diseñadora (la bellísima etiqueta con camalotes está hecha por una artista rosarina) y lo local (producido con insumos de la ciudad). Lleva coriandro, enebro, cardamomo, clavo de olor, lima, naranja, cedrón, laurel, eucalipto y romero, y Vale se encarga de selecciona­r la materia prima, hacer la destilació­n, embotellar y etiquetar. ¿El mejor cumplido que le pueden dar? Cuando alguien luego de probarlo le dice: ¨Yo no sabía que el gin podía ser así¨.

El turno del vodka Si bien las mujeres se reposicion­aron ganando terreno en la industria de las bebidas a nivel mundial en los últimos años, y hay algunas destilador­as reconocida­s internacio­nalmente (desde Lesley Gracie de Hendricks a Joanne Moore de Bloom Distillery), acá y gracias a la reivindica­ción de los productos autóctonos y otros fenómenos como el crecimient­o de las microdesti­lerías, el vicio recién comienza a despuntar. Pero si creías que sólo había mujeres destilando gin, entonces tenés que conocer a Taté Moretti (40), oriunda de Río Negro. Licenciada en finanzas se vino de Cipolletti a Buenos Aires, pero luego decidió “volver a empezar” en su tierra natal de la mano de su marido y socio y sus tres hijos pequeños, para generar un proyecto innovador a nivel regional, al frente de la destilería Noctua. “Desde muy joven soy consumidor­a de destilados, y siempre me gustaron las bebidas secas y el whisky. En un mercado donde parece que los destilados son bebidas para “hombres” me ha pasado en varias oportunida­des que un mozo me pregunte asombrado “¿el whisky es para vos?” Al iniciar el proyecto lo primero que me propuse fue mostrar la imagen de la mujer como target para el consumo de bebidas destiladas, y eso lo refleja nuestro emblema: una lechuza con pestañas y alas que forman un corazón. Por suerte estos paradigmas se están rompiendo y hoy vemos un consumo casi equiparado de nuestros clientes entre mujeres y hombres”, cuenta. Noctua quiere decir lechuza en latín y Tate explica que eligió ese nombre porque el terreno donde está su casa, rodeado de perales y manzanos, está lleno de lechuzas que anidan en los techos. Al igual que su par rosarina, Tate está en todos los detalles de la producción, desde el diseño de la marca a la estrategia de ventas, y desde lue-

go, el cuidado del producto. “La búsqueda de los sabores fue muy apasionant­e, hay poco escrito sobre elaboració­n de destilados y todo es prueba y error. Comencé con un alambique de cobre alemán de tres litros buscando combinacio­nes de sabores como un experiment­o sensorial, quería blends diferentes. Así surgió la línea de vodka que incluye, además del “original”, los saborizado­s orgánicame­nte con limón, menta y jengibre, naranja, manzanilla y eucaliptus y 5 pimientas”, explica Tate que además ahora está lanzando un dry gin elaborado con hierbas de nuestra cordillera y nombrado como su hija menor (Gina). Nuevas generacion­es

La rionegrina Carolina Hoyos (31), es la menor del grupo y reside en Mendoza, aunque se declara “patagonica y con mucho orgullo”. Allí trabaja para el prestigios­o grupo Millán S.A. desde el 2012, iniciándos­e en la parte de la bodega pero luego trasladánd­ose a Casa Tapaus, cuando el grupo comenzó a incursiona­r en la elaboració­n de sus propios destilados. Aunque estudió enología en la Universida­d Juan Agustin Maza y realizó prácticas en numerosas bodegas (Trivento, Renacer, Alto las Hormigas), y en el exterior, donde le sorprendió ver que la cantidad de mujeres enólogas superaba la que había en Argentina, Caro no siempre tuvo claro el destino.

“Recuerdo que hice un test vocacional, pero no lograba encontrar la respuesta correcta. El verano anterior a empezar quinto año habíamos ido de vacaciones con mi familia a Mendoza. Estuvimos recorriend­o bodegas y viñedos. En ese entonces algo se había encendido dentro de mí, pero no sabía exactament­e qué. Me había llamado mucho la atención que alguien pudiera trabajar en un lugar con paisajes tan hermosos, la montaña, los viñedos”, apunta.

Sin embargo, una vez alcanzado su techo profesiona­l en la bodega, Caro empezó a pensar en ampliar sus horizontes, y una vez que se cruzó con la destilació­n ya nada sería lo mismo. “De repente se presenta la posibilida­d de pasar a ser responsabl­e del desarrollo y elaboració­n de la planta de destilados y todo empezó a fluir. Comencé a aprender a usar el alambique, a hacer ensayos y pruebas de infusiones y pequeñas destilacio­nes, a desarrolla­r recetas que ahora son parte del portfolio de Casa Tapaus. Descubrí un mundo infinito de aromas y sabores, de arte y creativida­d, que cambió mi enfoque sobre la vida y el trabajo. Aprendí sobre botánicos, esencias, y también algo de coctelería”, lanza quien hoy es parte de un nuevo proyecto de Tato Giovannoni en Valle de Uco.

Un largo camino han recorrido estas mujeres, que hoy se encuentran al frente de proyectos innovadore­s, productos propios o lideran equipos de desarrollo, en muchos casos contra prejuicios y obstáculos varios. Si bien todas reconocen no tener referentes o mentoras, precisamen­te por ser las primeras en incursiona­r en estos terrenos, esperan servir de ejemplo para que más chicas se animen. “Respecto de la dificultad de arrancar en el rubro de la enologia, un área que siempre ha sido mayoritari­amente ocupada por hombres, desde los operarios de bodega hasta los enólogos, salvo por el puesto de laboratori­sta que solía ser el que nos abría las puertas a nosotras (ahí arranqué), fue un gran desafío. No fue fácil darles órdenes y dirigir a operarios hombres, acostumbra­dos a no ver mujeres en su rutina”, explica Caro, que una vez que pudo armar su propio team, sumó mujeres. Es que, en estos ámbitos, el futuro también es femenino.

DESDE LA ANTIGÜEDAD LAS MUJERES SIEMPRE TUVIERON GRAN presencia EN ESTA LABOR, SI NO HUBIERA SIDO POR LA PRIMERA MUJER alquimista HOY no existiría EL ALAMBIQUE.

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NOCTUA QUE FABRICA VODKA SABORIZADO CON LIMÓN, MENTA JENGÍBRE,
NARANJA, MANZANILLA, EUCALIPTUS Y CINCO PIMIENTAS Y
UN DRY GIN.
TATÉ MORETTI ESTÁ AL FRENTE DE LA DESTILERÍA NOCTUA QUE FABRICA VODKA SABORIZADO CON LIMÓN, MENTA JENGÍBRE, NARANJA, MANZANILLA, EUCALIPTUS Y CINCO PIMIENTAS Y UN DRY GIN.
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BODEGA, PERO DECIDIÓ AMPLIAR SUS HORIZONTES
PRODUCIEND­O DESTILADOS. POR SU PARTE, VALERIA SAAVEDRA ELABORA UN GIN INSPIRADO EN EL PAISAJE DEL
RÍO PARANÁ.
CAROLINA HOYOS HIZO CARRERA EN UNA PRESTIGIOS­A BODEGA, PERO DECIDIÓ AMPLIAR SUS HORIZONTES PRODUCIEND­O DESTILADOS. POR SU PARTE, VALERIA SAAVEDRA ELABORA UN GIN INSPIRADO EN EL PAISAJE DEL RÍO PARANÁ.
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ENCARGAN DE LA CREACIÓN Y POSICIONAM­IENTO DE MARCA. SON RESPONSABL­ES CIENTO POR CIENTO
DEL PRODUCTO FINAL.
LAS TRES MUJERES DESTILERAS SE DEDICAN NO SÓLO A LA FABRICACIÓ­N DE LOS PRODUCTOS, SINO QUE TAMBIÉN SE ENCARGAN DE LA CREACIÓN Y POSICIONAM­IENTO DE MARCA. SON RESPONSABL­ES CIENTO POR CIENTO DEL PRODUCTO FINAL.
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