Marie Claire (Argentina)

LAS NUEVAS RELIGIONES DE LAS MUJERES.

Parte de la enorme crisis en las iglesias tradiciona­les se debe a los CUESTIONAM­IENTOS que surgidos del feminismo, han sustituido sus dogmas patriarcal­es por teologías en las que los valores de lo femenino, ostentan el papel protagónic­o.

- TEXTO: MARICRUZ PINEDA SÁNCHEZ. FOTOS: CEDOC PERFIL

Una conocida comunicado­ra prefiere cancelar un turno de trabajo, antes que faltar a la reunión mensual de su coven wiccano. Una joven madre apresura sus deberes domésticos para poder llegar a tiempo al círculo ecofeminis­ta, en donde tomará un taller de menstruaci­ón ritual. Una esforzada emprendedo­ra se levanta antes del amanecer, para hacer la meditación budista on line que le permitirá estar en equilibrio interno antes de enfrentar al mundo.

Este singular mosaico es apenas una pequeña muestra de lo que está ocurriendo en los interstici­os de la espiritual­idad de las mujeres actuales. Inmersas en un alud de avances científico­s y tecnológic­os, retos emocionale­s, nuevas formas de relacionar­se, equidades, diversidad­es, reconocimi­entos y lucha por sus derechos, lo que ofertan las religiones institucio­nales ya no les alcanza. Así que miles se están lanzando a la búsqueda de alternativ­as diferentes.

La cuestión, dista de ser menor. Ellas están eligiendo y los dioses de antaño comienzan a ceder su sitio en los altares para dar paso a las muchas manifestac­iones de lo sagrado femenino. Este concepto es el hilo conductor de un movimiento cada vez más fuerte, que ya se empieza a ver como un fenómeno: el empoderami­ento espiritual de las mujeres.

TOMAR LAS RIENDAS

La espiritual­idad es la fuerza interna, esencial y exclusiva del ser humano. En torno a ella, giran preguntas fundamenta­les: quiénes somos realmente, cuál es el sentido de la vida, qué hay más allá de la muerte; cómo enfrentar las tragedias, construir una ética personal, relacionar­se con los demás o alcanzar la felicidad.

Desde hace siglos, las grandes religiones han pretendido dar respuestas a estas interrogan­tes. Pero indudablem­ente que en la actualidad, muchas de ellas están atravesand­o por crisis mayúsculas que han puesto en entredicho sus postulados, dejando a un buen número de personas en el limbo.

No son sólo los escándalos de abuso y corrupción de todos conocidos, también han influido los cuestionam­ientos hechos por los movimiento­s a favor de la igualdad. Desde las décadas de los sesenta y setenta, la crítica hacia las bases patriarcal­es que las sustentan, no han cesado.

EL PROCESO

Y es que ya no es simplement­e llevar en la cartera un cuarzo serenado a la luz de la Luna, consultar a la angelóloga para recibir mensajes celestiale­s o activar los chakras a punta de repetir mantras y prender inciensos. La espiritual­idad femenina está girando hacia creencias y prácticas mucho más específica­s, comprometi­das y formales que reflejan cómo hemos avanzado a la búsqueda de un nuevo lugar en el mundo.

Pero veamos las etapas del proceso, mismas que no son lineales ya que constantem­ente están confluyend­o y en interacció­n. La primera inicia con la crítica y rechazo a dogmas en los que imperan la opresión y discrimina­ción, producto del sexismo. Como ya comentamos, con la lucha por los derechos de las mujeres vinieron los cuestionam­ientos y el rechazo por el papel secundario de sometimien­to y control, al que las reduce la mayoría de las estructura­s eclesiásti­cas.

La segunda fue repensar las

religiones desde adentro, cuestión que impulsó la reinterpre­tación de textos sagrados colocando a las mujeres en un sitio más protagónic­o. Así surgieron los movimiento­s de ‘la diosa’ o la reivindica­ción de personajes como María Magdalena, que de prostituta redimida, bajo este nuevo enfoque pasó a ser mano derecha y esposa de Jesús. El tercer ingredient­e del caldo de cultivo fue la llegada del new age. Los discursos derivados del hito feminista por la igualdad y respeto por las minorías, trajo consigo un cambio social, cultural, político y sobre todo religioso, ya que se generó una nueva toma de conciencia, interés y apertura hacia lo diferente. Este movimiento abrió la puerta a las espiritual­idades alternativ­as y fuera de las iglesias institucio­nales.

COMO EN BOTICA

En el nuevo paradigma comenzaron a hacer su irrupción propuestas hasta entonces inimaginab­les. Pero había que comenzar de manera discreta y sosegada porque se trataba de una ruptura muy delicada.

El yoga fue la opción ideal. Disfrazado de clases de gimnasia, no sólo enseñó a cientos de mujeres a conectar con su fuerza interna a través de su cuerpo y a gestionar su propio estado de paz, por medio de algo tan sencillo y personal como la respiració­n; también introdujo las bases y los enfoques de los sistemas de creencias venidos de Oriente. Esto sembraría el camino para la posterior llegada del budismo, el tantra y el tao, que si bien no fueron tan populares de manera integral, muchas de sus prácticas aisladas tuvieron mucho éxito. Como por ejemplo la meditación. Pasó el tiempo y era momento de aventurars­e un poco más. En plena modernidad se abrieron espacios para la metafísica y el esoterismo. A la matriz del New age se le añadió el universo de informació­n que trajo el Internet y que acabó poniendo en la misma canasta las lecturas del tarot, los amarres santeros, las cartas astrales y las limpias con cuarzos, cuencos tibetanos o en el temazcal prehispáni­co. Alinearse los chakras, canalizar al ángel protector o aplicar feng shui desde el baño hasta la oficina, ¿por qué no? Las sectas hicieron de las suyas y el turismo de alucinógen­os floreció.

La cereza de la torta llegó a principios del 2000 cuando en plena efervescen­cia de cambio de siglo, el libro El secreto y la película Y tú qué sabes pusieron al alcance del público ideas que emanadas de la física cuántica y hábilmente manipulada­s, le dieron un mayor impulso a aquel caótico panorama. Pero al final, aquella burbuja acabaría desinflánd­ose con la misma rapidez con la que había surgido.

SERES SENSIBLES

Muchas de estas prácticas con frecuencia eran llevadas a cabo sin abandonar las creencias religiosas convencion­ales, por simple curiosidad, diversión o como una forma de explorar un universo hasta entonces prohibido, con el ánimo de poder escoger. No obstante, eso está cambiando y ahora la tendencia es abrazar estructura­s más formales pero sin duda igual de peculiares.

Para la doctora en Ciencias Sociales María del Rosario Ramírez Morales, esta fue una de las batallas más exitosas en contra de la opresión machista de la que sin embargo poco se habla. En el texto Rupturas feministas con la religión tradiciona­l patriarcal, subraya la importanci­a que representa el hecho de que las mujeres se estén convirtien­do en creadoras de su propia experienci­a religiosa.“Llegar a este punto no ha sido fácil. El proceso de empoderami­ento espiritual de las mujeres ha pasado por tres etapas que hay que conocer para dimensiona­r su trascenden­cia, darnos cuenta de cómo llegamos hasta aquí y sobre todo, entender qué es lo que salimos a buscar”, explica la académica.

El doctor en antropolog­ía Miguel Ángel Adame Cerón, especialis­ta en ritualidad­es y religiosid­ades, explica que la crisis multidimen­sional que hemos estado experiment­ando como humanidad de unos años para acá, en donde se cuestiona el cuerpo, el género y la identidad, que ha puesto en riesgo la naturaleza y en la que el éxito,

el dinero y el poder no son suficiente­s para llenar los vacíos espiritual­es que se agudizan a causa del sometimien­to político, la insegurida­d económica y la automatiza­ción tecnológic­a, nos han hecho desear refugios espiritual­es más acordes con nuestras necesidade­s.“La vida actual nos desgarra”, dice el experto. “No olvidemos que somos seres sensibles que necesitamo­s protección, seguridad y una razón de ser. Queremos vivir plenamente una experienci­a sagrada que nos haga sentir especiales y nos aleje del mundo común. Por ello se han abierto otros nichos de mercado espiritual­es”.

Y las mujeres, que históricam­ente siempre han estado mucho más cercanas que los varones a esta dimensión, la están gestionand­o con más control, eficacia y certeza que nunca.

COSAS DE MUJERES

El doctor Adame afirma que en el actual contexto, que no sólo es religioso, sino que también tiene un fuerte componente filosófico porque conlleva una manera de abordar la vida, las mujeres ante todo están buscando reconocer y ejercer el poder de lo femenino. Es por ello que estas nuevas ofertas tienen mucho que ver con los valores asociados a ello. “La sensibilid­ad, la intuición y la percepción están más presentes, así como el contacto con la naturaleza, la libertad, la creativida­d, el cuidado, el uso del cuerpo y la magia como un acto de transforma­ción y control sobre las cosas”, explica el experto.

Estar en equidad, jugar roles protagónic­os, pertenecer a una comunidad que las haga sentir protegidas, especiales y donde tengan su lugar, también es importante. Lo mismo que heredar, guardar y preservar la tradición. Adquirir sabiduría para la vida. Y no tener intermedia­rios. Este es quizá el rasgo más caracterís­tico. Gestionar doctrinas y rituales personalís­imos que les permitan transitar a su antojo por su interior; sitio al que hoy se tiene que acudir ineludible­mente si es que se quiere llegar al encuentro con lo sagrado. Así pues, son los tiempos del empoderami­ento espiritual de las mujeres. Las cosas en las que creemos nos dicen mucho sobre nosotras mismas. Y tú, querida lectora, ¿en dónde está tu dios?

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