LAS NUEVAS RELIGIONES DE LAS MUJERES.
Parte de la enorme crisis en las iglesias tradicionales se debe a los CUESTIONAMIENTOS que surgidos del feminismo, han sustituido sus dogmas patriarcales por teologías en las que los valores de lo femenino, ostentan el papel protagónico.
Una conocida comunicadora prefiere cancelar un turno de trabajo, antes que faltar a la reunión mensual de su coven wiccano. Una joven madre apresura sus deberes domésticos para poder llegar a tiempo al círculo ecofeminista, en donde tomará un taller de menstruación ritual. Una esforzada emprendedora se levanta antes del amanecer, para hacer la meditación budista on line que le permitirá estar en equilibrio interno antes de enfrentar al mundo.
Este singular mosaico es apenas una pequeña muestra de lo que está ocurriendo en los intersticios de la espiritualidad de las mujeres actuales. Inmersas en un alud de avances científicos y tecnológicos, retos emocionales, nuevas formas de relacionarse, equidades, diversidades, reconocimientos y lucha por sus derechos, lo que ofertan las religiones institucionales ya no les alcanza. Así que miles se están lanzando a la búsqueda de alternativas diferentes.
La cuestión, dista de ser menor. Ellas están eligiendo y los dioses de antaño comienzan a ceder su sitio en los altares para dar paso a las muchas manifestaciones de lo sagrado femenino. Este concepto es el hilo conductor de un movimiento cada vez más fuerte, que ya se empieza a ver como un fenómeno: el empoderamiento espiritual de las mujeres.
TOMAR LAS RIENDAS
La espiritualidad es la fuerza interna, esencial y exclusiva del ser humano. En torno a ella, giran preguntas fundamentales: quiénes somos realmente, cuál es el sentido de la vida, qué hay más allá de la muerte; cómo enfrentar las tragedias, construir una ética personal, relacionarse con los demás o alcanzar la felicidad.
Desde hace siglos, las grandes religiones han pretendido dar respuestas a estas interrogantes. Pero indudablemente que en la actualidad, muchas de ellas están atravesando por crisis mayúsculas que han puesto en entredicho sus postulados, dejando a un buen número de personas en el limbo.
No son sólo los escándalos de abuso y corrupción de todos conocidos, también han influido los cuestionamientos hechos por los movimientos a favor de la igualdad. Desde las décadas de los sesenta y setenta, la crítica hacia las bases patriarcales que las sustentan, no han cesado.
EL PROCESO
Y es que ya no es simplemente llevar en la cartera un cuarzo serenado a la luz de la Luna, consultar a la angelóloga para recibir mensajes celestiales o activar los chakras a punta de repetir mantras y prender inciensos. La espiritualidad femenina está girando hacia creencias y prácticas mucho más específicas, comprometidas y formales que reflejan cómo hemos avanzado a la búsqueda de un nuevo lugar en el mundo.
Pero veamos las etapas del proceso, mismas que no son lineales ya que constantemente están confluyendo y en interacción. La primera inicia con la crítica y rechazo a dogmas en los que imperan la opresión y discriminación, producto del sexismo. Como ya comentamos, con la lucha por los derechos de las mujeres vinieron los cuestionamientos y el rechazo por el papel secundario de sometimiento y control, al que las reduce la mayoría de las estructuras eclesiásticas.
La segunda fue repensar las
religiones desde adentro, cuestión que impulsó la reinterpretación de textos sagrados colocando a las mujeres en un sitio más protagónico. Así surgieron los movimientos de ‘la diosa’ o la reivindicación de personajes como María Magdalena, que de prostituta redimida, bajo este nuevo enfoque pasó a ser mano derecha y esposa de Jesús. El tercer ingrediente del caldo de cultivo fue la llegada del new age. Los discursos derivados del hito feminista por la igualdad y respeto por las minorías, trajo consigo un cambio social, cultural, político y sobre todo religioso, ya que se generó una nueva toma de conciencia, interés y apertura hacia lo diferente. Este movimiento abrió la puerta a las espiritualidades alternativas y fuera de las iglesias institucionales.
COMO EN BOTICA
En el nuevo paradigma comenzaron a hacer su irrupción propuestas hasta entonces inimaginables. Pero había que comenzar de manera discreta y sosegada porque se trataba de una ruptura muy delicada.
El yoga fue la opción ideal. Disfrazado de clases de gimnasia, no sólo enseñó a cientos de mujeres a conectar con su fuerza interna a través de su cuerpo y a gestionar su propio estado de paz, por medio de algo tan sencillo y personal como la respiración; también introdujo las bases y los enfoques de los sistemas de creencias venidos de Oriente. Esto sembraría el camino para la posterior llegada del budismo, el tantra y el tao, que si bien no fueron tan populares de manera integral, muchas de sus prácticas aisladas tuvieron mucho éxito. Como por ejemplo la meditación. Pasó el tiempo y era momento de aventurarse un poco más. En plena modernidad se abrieron espacios para la metafísica y el esoterismo. A la matriz del New age se le añadió el universo de información que trajo el Internet y que acabó poniendo en la misma canasta las lecturas del tarot, los amarres santeros, las cartas astrales y las limpias con cuarzos, cuencos tibetanos o en el temazcal prehispánico. Alinearse los chakras, canalizar al ángel protector o aplicar feng shui desde el baño hasta la oficina, ¿por qué no? Las sectas hicieron de las suyas y el turismo de alucinógenos floreció.
La cereza de la torta llegó a principios del 2000 cuando en plena efervescencia de cambio de siglo, el libro El secreto y la película Y tú qué sabes pusieron al alcance del público ideas que emanadas de la física cuántica y hábilmente manipuladas, le dieron un mayor impulso a aquel caótico panorama. Pero al final, aquella burbuja acabaría desinflándose con la misma rapidez con la que había surgido.
SERES SENSIBLES
Muchas de estas prácticas con frecuencia eran llevadas a cabo sin abandonar las creencias religiosas convencionales, por simple curiosidad, diversión o como una forma de explorar un universo hasta entonces prohibido, con el ánimo de poder escoger. No obstante, eso está cambiando y ahora la tendencia es abrazar estructuras más formales pero sin duda igual de peculiares.
Para la doctora en Ciencias Sociales María del Rosario Ramírez Morales, esta fue una de las batallas más exitosas en contra de la opresión machista de la que sin embargo poco se habla. En el texto Rupturas feministas con la religión tradicional patriarcal, subraya la importancia que representa el hecho de que las mujeres se estén convirtiendo en creadoras de su propia experiencia religiosa.“Llegar a este punto no ha sido fácil. El proceso de empoderamiento espiritual de las mujeres ha pasado por tres etapas que hay que conocer para dimensionar su trascendencia, darnos cuenta de cómo llegamos hasta aquí y sobre todo, entender qué es lo que salimos a buscar”, explica la académica.
El doctor en antropología Miguel Ángel Adame Cerón, especialista en ritualidades y religiosidades, explica que la crisis multidimensional que hemos estado experimentando como humanidad de unos años para acá, en donde se cuestiona el cuerpo, el género y la identidad, que ha puesto en riesgo la naturaleza y en la que el éxito,
el dinero y el poder no son suficientes para llenar los vacíos espirituales que se agudizan a causa del sometimiento político, la inseguridad económica y la automatización tecnológica, nos han hecho desear refugios espirituales más acordes con nuestras necesidades.“La vida actual nos desgarra”, dice el experto. “No olvidemos que somos seres sensibles que necesitamos protección, seguridad y una razón de ser. Queremos vivir plenamente una experiencia sagrada que nos haga sentir especiales y nos aleje del mundo común. Por ello se han abierto otros nichos de mercado espirituales”.
Y las mujeres, que históricamente siempre han estado mucho más cercanas que los varones a esta dimensión, la están gestionando con más control, eficacia y certeza que nunca.
COSAS DE MUJERES
El doctor Adame afirma que en el actual contexto, que no sólo es religioso, sino que también tiene un fuerte componente filosófico porque conlleva una manera de abordar la vida, las mujeres ante todo están buscando reconocer y ejercer el poder de lo femenino. Es por ello que estas nuevas ofertas tienen mucho que ver con los valores asociados a ello. “La sensibilidad, la intuición y la percepción están más presentes, así como el contacto con la naturaleza, la libertad, la creatividad, el cuidado, el uso del cuerpo y la magia como un acto de transformación y control sobre las cosas”, explica el experto.
Estar en equidad, jugar roles protagónicos, pertenecer a una comunidad que las haga sentir protegidas, especiales y donde tengan su lugar, también es importante. Lo mismo que heredar, guardar y preservar la tradición. Adquirir sabiduría para la vida. Y no tener intermediarios. Este es quizá el rasgo más característico. Gestionar doctrinas y rituales personalísimos que les permitan transitar a su antojo por su interior; sitio al que hoy se tiene que acudir ineludiblemente si es que se quiere llegar al encuentro con lo sagrado. Así pues, son los tiempos del empoderamiento espiritual de las mujeres. Las cosas en las que creemos nos dicen mucho sobre nosotras mismas. Y tú, querida lectora, ¿en dónde está tu dios?