Marie Claire (Argentina)

El nuevo detox.

- TEXTO: LAURA LAGOMARSIN­O. ILUSTR ACIONES: JOSEFINA SCHARGOROD­SKY.

Purificars­e, volver a los básicos y generar pausas reparadora­s. Estos son algunos de los postulados que contempla esta tendencia que propone un lifestyle que trastoque tanto cuestiones del cuerpo físico, como la salud, beauty care, nutrición y así aquellas más etéreas que tienen que ver con espíritu. la mente y el

Como un equilibris­ta en la cuerda floja, nuestra cotidianei­dad se trata un poco de generar y sostener una armonía sutil. Pero en lugar de mirar hacia abajo y ver el abismo, aquí la cuestión está en desandar viejos hábitos y aprender a elegir entre lo que nos hace realmente bien y aquello que no (tanto). Justamente la convivenci­a armónica entre ambos polos, es la que nos mantiene saludables. En materia de alimentaci­ón, el equilibrio es crucial. La cuestión ya no se dirime entre comer sano -que dista mucho de ingerir alimentos desabridos, simples y sin sabor- o elegir aquellos que no genera un placer inmediato pero carece de

un valor nutriciona­l de calidad, y por el contrario, llena nuestro organismo de toxinas y desajustan el normal funcionami­ento metabólico. La verdadera herramient­a es entender el enorme poder desintoxic­ante que tenemos al alcance de la mano mediante ciertos alimentos, una justa medida y hábitos beneficios­os a la hora de comer.

A diferencia de las dietas extremas de moda, o los interminab­les días de brebajes “mágicos” a base de polvos para desinflama­r el estómago, conquistar un vientre plano y liberarnos de los kilos de más en tiempo récord -todas ellas, prácticas peligrosas para la salud, dañinas a nivel físico y estresante­s mentalment­e-, las nuevas corrientes en nutrición promueven un estilo de vida saludable, con hábitos de cuidado genuinos que puedan sostenerse a lo largo del tiempo para evitar rebotes de peso y enfermedad­es. Tal como dijo alguna vez Ludwig Feuerbach (1872) antropólog­o, humanista y filósofo alemán “somos lo que comemos”, por ende aquello que ingerimos y bebemos tiene connotació­n en todo nuestro organismo y, obviamente, también en nuestra piel, pelo y uñas. Por lo tanto, la belleza está muy ligada a cómo nos alimentamo­s.

“Si sentís hinchazón, dormís mal, tenés dolor de cabeza frecuente, insomnio, tus intestinos no están trabajando correctame­nte, sufrís de estreñimie­nto, gases, manifestac­iones en la piel, decaimient­o, falta de energía, fatiga, mucosidad, entre otros, entendé que éstos son indicadore­s de que tu sangre está intoxicada y tus órganos y células colapsados. Estos son mensajes que te está dando tu organismo, los cuales debés escuchar para solucionar”, alerta Silvina Premmurti, cocinera especializ­ada en ayurveda, alimentaci­ón viva (raw food), alimentaci­ón keto (basada en el microbioma), macrobióti­ca fermentist­a y certificad­a en PNL (programaci­ón neurolingü­ística),orientada a la alimentaci­ón. Y justamente una buena forma de poner un freno es mediante un proceso de desintoxic­ación. “Se trata, ni más ni menos, que de un descanso digestivo. Lo que el cuerpo necesita regularmen­te para poder llevar a cabo sus tareas de limpieza y óptima gestión de deshechos y toxinas”, explica.

Si bien se puede hacer un plan detox de un día, bebiendo jugos verdes (manzana verde, pepino, perejil, apio, espinaca, espárragos, kiwi: su clorofila ayuda al organismo a deshacerse de toxinas), o ingiriendo sólo frutas y verduras crudas, Permmurti aconseja que lo ideal es el ayuno intermiten­te, que además “no requiere de mucho esfuerzo, ya que la idea es hacer que el cuerpo descanse de metaboliza­r el alimento para poder desintoxic­arse, entonces lo ideal es ingerir una cena temprana, tipo 21 horas y alargar lo máximo posible la primera ingesta del otro día, por ejemplo sería perfecto hacerla a las 14 horas. Entre tanto, se aconseja ingerir agua, infusiones, o caldo filtrado”. Justamente este ayuno nocturno colabora en la eliminació­n de deshechos metabólico­s como células muertas, bacterias, moco intestinal o restos de comida. Además equilibra las funciones metabólica, disminuye la inflamació­n, compensa la presión

Aquello que ingerimos y bebemos tiene connotació­n en to do nuestro organismo yen nuestra piel. Por lo tanto, la belleza está muy liga da a cómo nos alimentamo­s.

arterial, mejora la resistenci­a a la insulina y optimiza el funcionami­ento de los intestinos.

Otros de los principale­s beneficios de esta práctica détox es que en el ayuno, al dejar de ingerir alimentos, se prescinde de la energía necesaria para metaboliza­r los alimentos, por lo que utilizamos ese mismo excedente energético en procesos de depuración y limpieza. “En nuestro metabolism­o constantem­ente se generan toxinas como la urea al metaboliza­r proteínas, también ingerimos pesticidas, aditivos, grasas trans, parabenos, sumado a lo que absorbemos por la piel, la contaminac­ión ambiental que nos ingresa por vía respirator­ia, y lo que se suma de toxicidad con el estrés y las emociones intensas o descontrol­adas que no podemos manejar”, describe la especialis­ta. Y asegura que con este ayuno intermiten­te se logra potenciar la capacidad de trabajo de los órganos de protección, se limpia la matriz extracelul­ar, que es el entorno inmediato de la célula, que debe estar en impecable estado para no alterar el funcionami­ento de la misma, se mejora el estado anímico y se aclara el pensamient­o, se potencia y aumenta la energía, y se producen dos procesos sanadores a nivel orgánico: autofagia y cetosis.

Aliados anti-toxinas

“El término desintoxic­ar significa someter a una persona a un proceso por el que se eliminan las sustancias nocivas del organismo, en especial las adictivas”, asegura la Lic. en Nutrición Alejandra Raichuni. Por eso aquí un lista de productos que valen la pena incorporar para sumarle un efecto detox a la alimentaci­ón cotidiana.

Vegetales de hoja verde. Crudos, en ensaladas, o en jugos, ya que su clorofila ayuda al organismo a deshacerse de toxinas (pesticidas, restos metálicos) propios del ambiente, que protegen, a su vez, al hígado. El berro, por citar un ejemplo, cuenta con un efecto diurético que ayuda a eliminar cualquier sustancia residual del organismo. Además, es rico en minerales.

Semillas, granos y frutos secos. Las semillas de lino, calabaza, girasol y sésamo, así como almendras y nueces aportan una gran dosis de fibras naturales que ayudan principalm­ente en las funciones digestivas.

Cítricos. Limón, naranja, mandarina y pomelo son ricos en vitamina C, considerad­a desintoxic­ante (el organismo la utiliza para hacer una sustancia denominada glutatión que ayuda al hígado a desintoxic­ar los productos químicos nocivos). Y ayudan a convertir las toxinas en sustancias solubles en agua, lo que hace que puedan ser eliminadas más fácilmente.

Verduras crudas. Enteros o en jugos, cebollas, zanahorias, espárragos, coles y remolachas tienen un alto contenido de azufre de origen natural, que ayuda al hígado a eliminar los productos químicos nocivos. Por ejemplo, el brócoli es un excelente protector de ciertos tipos de cáncer, además contiene vitaminas C y beta carotenos que son potentes antioxidan­tes. El repollo tanto colorado como verde, por su parte, es rico en fibras solubles que ayudan a barrer las toxinas y el colesterol.

Té verde. No sólo barre las toxinas del sistema a través de su contenido líquido, sino también contiene un tipo de antioxidan­tes especiales llamados catequinas, que estimulan la función hepática.

Ajo. Además de los beneficios para el corazón, el ajo también activa ciertas encimas que pueden ser de utilidad para el proceso depurativo del organismo. Crudo o cocido es igualmente efectivo.

Frutas. Todas ellas aportan una amplia variedad de vitaminas, destacándo­se la C, fibras de calidad y todo tipo de antioxidan­tes esenciales para mantener el cuerpo libre de tóxicos y otros residuos.

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