LIBRERÍAS INFANTILES. Un paseo repleto de magia y lectura.
Aunque toda librería es mágica, las de niños tienen una gracia y encanto especial. Cinco elegidas para propiciar la lectura en los más chicos y transportarnos a nosotros mismos a la INFANCIA.
No importa la edad, la sensación es siempre la misma. Entrar en una librería de chicos es como ingresar a un mundo en el que todo es posible, porque allí se conjuran los recuerdos más perfectos de la infancia. Un poco como entrar en alguno de los cuentos que pueblan los estantes.
Por suerte, Buenos Aires tiene cada vez más lugares así de mágicos. Espacios ideales para iniciar a los chicos en el fantástico mundo de la lectura, un hábito que potencia la imaginación y la creatividad, y que, bien instaurado, los puede acompañar toda la vida.
DULCINEA. Lucía Anello y Bernardo Beccar Varela se plantearon desde siempre la importancia de acercar a sus hijos a la literatura. “En nuestra casa siempre hubo muchos libros como propuesta alternativa o superadora frente a tanta pantalla y tecnología”, ilustran. Por eso, abrir Dulcinea fue un camino natural en el que unir su amor por las letras con un emprendimiento comercial. El resultado es un espacio en el que paredes de ladrillo y vigas a la vista conviven con un tren, un molino, hamacas y figuras de animales.
Abiertos desde noviembre de 2018, elogian la oferta nacional, con autores e ilustradores de altísima calidad y talento, así como editoriales de gran sensibilidad. “Pequeño Editor, Calibroscopio, La Brujita de Papel, Limonero y Iamiqué hacen libros lindísimos que se venden muy bien. Nos gusta recomendarlos para que la gente los conozca”, sostiene Lucía. (Mon
señor Alberti 655, San Isidro).
ABRAZANDOCUENTOS. Aunque la librería física existe desde hace un año, Abrazandocuentos lleva ya tres temporadas de vida. Comenzó como una página de Facebook, luego fue una tienda web y finalmente abrió en un cálido local de Palermo que entre madera clara y murales ofrece más de 800 títulos. Producto del afán de Bárbara Bonacin, una italiana apasionada por la literatura, se convirtió además en una distribuidora que provee a otras librerías de la ciudad. Su punto focal son los libros álbum, una categoría que no distingue de edades, ya que une imágenes y un texto generalmente corto. “Por eso, a pesar de que somos una librería infantil, también nos compran adultos. He vendido libros para chicos de
tres años y para señoras de 80”, relata su creadora. Conocedora del mercado europeo, hace el esfuerzo de importar títulos de este género priorizando valores y temáticas que acompañen al desarrollo del niño, como la diversidad y la cuestión de género. ( Julián Álvarez 1921, Palermo).
LETRAS Y CORCHEAS. Para los que vieron la película “Tienes un email”, la maravillosa puesta en escena de esta librería los transportará directo al entrañable “The Shop Around the Corner”, el local de Meg Ryan. Pensada con amor y dedicación, nada en
Letras y Corcheas es azaroso. Desde la selección de títulos según el gusto personal de su dueña (la pianista y quien fuera creadora de la escuela de música infantil Musicarte XXI, Patricia Vila), hasta el piano de cola en el salón del subsuelo donde ella da clases y se realizan actividades musicales, o los objetos de diseño a la venta, entre los que se destacan las casitas con luz de noche inspiradas en los diseños de las casas originales de Mozart y Chopin. Todo aquí tiene propósito y belleza, e invita a un viaje pleno de fantasía y encanto. “Aquí la gente sabe que puede encontrar cosas distintas”, sintetiza Patricia. (3 de febrero 990, Belgrano).
KEL . Aunque no es solo una librería de chicos, sino que ofrece títulos para todas las edades, tanto el espacio donde está ubicada como su excelente curaduría convierten a esta sucursal de Kel en un infaltable de la lista. Desde hace más de 15 años en una casona antigua de Belgrano R, su azul distintivo la vuelve una suerte de faro que mira directo a la Plaza Castelli. Desde allí convoca a chicos a leer los más variados títulos en inglés, alineados con lo que ofrecen las librerías de Europa y Estados Unidos. “En
un principio, los libros que importábamos estaban bien orientados a lo pedagógico, pero luego se fueron ampliando las temáticas en rubros más didácticos y lúdicos”, expresan desde la empresa. Por estos tiempos, por ejemplo, han incorporado títulos de mindfulness y neurociencias, que conviven con manuales de colegio, diccionarios, libros de literatura, arte y manualidades, entre otras temáticas. (Conde
1990, Belgrano R).
L A NUBE. Esta librería es una auténtica gema del rubro. Aunque muy pop por fuera gracias a su mural de Ágatha Ruiz de la Prada, por dentro es pura historia y conservación. Creada en 1975, además de su gran colección de libros infantiles y juveniles entre los que se destacan ediciones que ya no se imprimen (como los clásicos tomos amarillos de la colección Robin Hood), es valiosísimo su aporte como biblioteca, con unos 90.000 títulos que se consultan de todas partes del mundo. “Dado el momento histórico en el que nació, aquí hay material que ni siquiera tiene la Biblioteca Nacional”, se enorgullecen sus encargadas. Además, los sábados a la tarde en La Nube son momento de espectáculos, cuando continúan deslumbrando a los chicos con shows de títeres y recitales. (Av. Jorge Newbery 3537, Colegiales).
“Buenos Aires tiene cada vez más libre rías mágicas. Espacios para iniciar a los chicos en el mundo de la LECTURA, un hábito que potencia la imaginación y la creatividad ”.