Reportaje especial.
LOS PEDIDOS A LAS LÍNEAS DE AYUDA POR violencia de género CRECIERON EN CUARENTENA. femicidios AL DÍA DE HOY, LOS OCURREN A UN RITMO SOSTENIDO Y ESCALOFRIANTE: CADA 23 HORAS. UN RETRATO DE LO QUE LA ONU LLAMA LA OTRA PANDEMIA.
¿Qué sucedió con la VIOLENCIA DE
GÉNERO durante este tiempo de encierro? Casos, escaladas y urgencias
de la “otra pandemia”.
Beatriz (59) llegó con su marido a la guardia de una clínica privada en Gran Buenos Aires. Presentaba un cuadro grave en los intestinos. Le advirtieron que debían intervenirla de urgencia, pero antes necesitaban que firmara un permiso, porque había posibilidades de no salir con vida de la operación.
La mujer pidió hablar a solas con el médico y le dijo que quería contarle algo por si no regresaba del quirófano: su estado era producto de una golpiza de quién la había acompañado. “No siempre funcionan los resortes que ayudan a las mujeres. En este caso sí. El doctor, comprometido con la situación, informó debidamente. Fueron al lugar a tomar la denuncia y se determinó que el agresor no pudiera acercarse a la víctima, que por suerte superó las lesiones y e hizo la externación ya protegida”, cuenta Melisa García, Presidenta de Abofem ( Asociación Argentina de Abogadas Feministas).
“Es característico del violento aislar a su víctima del entorno, controlar la comunicación con familiares, amigos, las salidas, los horarios. Si a esto le sumamos el confinamiento, el combo es muy difícil. Por esta razón es urgente la aplicación de la Ley Micaela, para que se capacite en perspectiva de género en cada rincón del país, porque lamentablemente a veces esta mujer tiene poco contacto afuera de su casa y esos instantes de intercambio son preciosos y es una obligación saber actuar”. 96 femicidios en los primeros 100 días del 2020: 49 de ellos fueron en confinamiento. Según el observatorio Mumala, éstos son los últimos datos.
MUCHO MÁS QUE NÚMEROS
Tristemente, al leerse esta nota, las estadísticas habrán subido. Las cifras son escalofriantes. Sin duda, el contexto de la pandemia profundizó las precariedades vigentes de los sectores más vulnerables de nuestro país, sobre todo en el caso de las mujeres e integrantes del