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A raudales. Así entra la luz en el living milanés de Agustina Bottoni, tan dominante que resulta una protagonista más del espacio. Tan encantadora que fue una de las razones que la hizo elegir este departamento en el barrio de Ortica, en las afueras de la ciudad italiana. Aquí, en esta construcción industrial que supo ser una antigua imprenta y es generosa en alturas y proporciones, hace dos años decidió sentar cabeza y dedicarse a armar su propia casa. Venía de estudiar y trabajar en diseño de indumentaria en Buenos Aires, de lograr una beca para un master en la Nuova Accademia de Belle Arti de Milán, de investigar para su tesis durante dos años en Róterdam, Holanda. Y después de todo ese proceso bastante nómade, decidió que necesitaba su propio “lienzo en blanco” en el que crear su hogar. Así llegó a esta casa donde además asentó su taller, y que durante la cuarentena italiana confirmó por completo su status de refugio.
despliegan sus más variadas creaciones. Desde sus copas inspiradas en la arquitectura milanesa que descansan en el bar a sus esculturas sonoras de bronce que emiten notas musicales al mecerse por el viento en una esquina del living, sin duda es su primera clienta y catadora. “Me ayuda ver las piezas en la realidad, y todo lo que hago me tiene que gustar. Cuando tengo algo en mi casa es porque realmente estoy lista para que salga al mundo”, ilustra. De trabajo multifacético que abarca las más diversas disciplinas, hoy crea tanto para empresas, galerías y clientes privados como para su propio placer, en busca de no perder jamás la libertad creativa y continuar formando su estética y estilo proyectual. Por estos días, de hecho, se está preparando para lanzar una línea propia que expanda su colección de objetos en vidrio.
Consultada sobre sus obras más entrañables, menciona la serie “Edén”. Creada bajo la premisa de emular el equilibrio perfecto de la naturaleza, consiste en esculturas kinéticas donde pequeños floreros flotantes tienen de contrapeso una roca, demostrando cómo una parte depende siempre de la otra. “Me parece súper poético. Es un proyecto que realicé hace un par de años y me hizo encontrar mi propia línea filosófica”, describe. Aunque prioriza arte sobre funcionalidad o viceversa dependiendo el proyecto, asegura que le resulta vital la honestidad de la forma y el material utilizado.
Una casa flexible
No siempre supo que se iba a quedar en Milán. Llegó con la idea de estudiar y volverse a Buenos Aires, pero las posibilidades laborales se le fueron abriendo, y cuando quiso darse cuenta llevaba varios años de carrera profusa. “Al principio fui un poco reacia, y por eso vivía sin un cuarto fijo, mudándome todo el tiempo. Finalmente decidí que necesitaba mi lugar, y aquí se dio”, cuenta. Además de la luz ya mencionada, la atrajo la amplitud de los ambientes, una rareza para estándares europeos, que le permitía empezar a explorar cómo decoraría una casa. El resultado, aún un proyecto en proceso, es un departamento de tonos claros, con una paleta cálida y no muy estridente, en la que las muchas plantas de
interior son las encargadas de agregar color.
En plan de unir muebles con obras no sigue más lineamientos que su propia intuición, con especial predilección por las piezas del diseño italiano y otras traídas de viajes. “Es todo bastante ecléctico, empiezo a probar cosas y si me parece que funcionan las dejo ahí. Es una casa flexible y para ser vivida, porque además aquí también tengo mi estudio”, relata. Sus ambientes preferidos oscilan entre el living, donde pasa largas horas junto a la ventana principal plena de luz, y el comedor, cuya mesa de mármol ovalada le permite sentar varios amigos cómodamente. Gran anfitriona, tiene amistades de todas partes del mundo y organiza comidas en las que cada uno aporta un plato tradicional propio. Asimismo, el carrito copetinero y bar a un costado ayudó a incorporar el hábito de sus “antilunes” entre martinis. En el primer piso, su habitación contrasta con un aire despojado. Apenas la cama, la mesa de luz y un perchero con sus prendas preferidas a la vista se reparten el espacio. “Necesito pocos estímulos para poder relajarme”, explica Agustina. La luz de la tarde que entra generosa por la ventana es lo único que precisa para completar la escena.
En este proyecto permanente que es su hogar, el siguiente paso que anhela es aprovechar la buena altura del techo para trabajar en un impactante móvil que cuelgue sobre la mesa del comedor. Y en un plano más amplio, sueña con poder realizar colaboraciones con Argentina, para volver más seguido. “Con todo lo que he aprendido en los últimos años, hoy miro el país de una manera muy diferente, valorándolo más. Hay muchísima cultura e inspiración de las que partir”, sintetiza. Tal vez entonces los próximos años la encuentren como profeta también en su tierra.
materiales como sisal, sisex, yute y otras fibras naturales. Con materia prima tanto nacional como importada adaptan cada creación al estilo del cliente y hasta logran diseños exclusivos. Estos destinados a alfombras pueden tomar la forma de carpetas con bordes decorados, o ser usados para moquetear ambientes de moqueteados. En su fábrica en General Pacheco tienen su outlet o se puede conocer más o adquirir sus productos desde la web.
BY M A R I E C L A I R E