Ornella D’Elia
Es la más joven del grupo, pero no por eso, la menos locuaz. Tras su gran trabajo en Los Sonámbulos buscar seguir creciendo y cruzar también varias fronteras.
Tenía 15 años recién cumplidos cuando le tocó transformarse en Ana, la hija adolescente de Érica Rivas en esa gran y premiada película de Paula Hernández llamada Los Sonámbulos. El papel le generó todo tipo de halagos y la posicionó de gran manera en una profesión que casi ni imaginaba pero que le terminó cambiando la vida. La epifanía llegó gracias al remo, deporte que practicaba en un club de Tigre adonde “desembarcó” un equipo de producción buscando locaciones y jóvenes intérpretes. Y ella, que ni siquiera había jugado con hacer poses y caras frente al espejo, terminó aceptando la idea de presentarse. Y quedó seleccionada, claro. “Tenía 12 años y recuerdo a la perfección la sensación de mi primer día de rodaje. ‘¿Que es esto tan hermoso y por qué me gusta tanto?’, me preguntaba… Desde ese momento nunca más tuve dudas que me gustaría hacer en el futuro. La actuación no sólo terminó siendo mi vocación, sino que además despertó en mí una personalidad que desconocía. Empecé a conocerme, a entenderme, a quererme, a ponerme por fin en primer plano y lugar”, afirma hoy, a sus aún jovencísimos 20, esta talentosa marplatense. -Te vimos súper activa en la producción de fotos. ¿Qué te generó la propuesta de juntarte con tus colegas?
-Realmente siento que fue increíble lo que sucedió esa ese día: cinco actrices, con cinco personalidades distintas, jugando, explorando, investigando distintos mundos, pero, al fin y al cabo, representando posiciones muy parecidas… Me sentí súper cómoda y por, sobre todas las cosas, muy cuidada, acompañada. Siento que nuestra generación viene con otra matriz en la cabeza, con ganas de romper estereotipos, normas, ideales… Venimos con una energía explosiva hermosa.
-¿Cómo estás atravesando esta larga pandemia, siendo tu rubro uno de los más afectados...? -Es una situación terrible y dolorosa y cada vez se pone peor. Hablando de la actuación en
particular, de los teatros cerrados. Es impotente. El teatro es sanador, la actuación es terapia para muchos, ni hablar de que es fuente de ingresos también.
-¿Te gustaría trabajar afuera? La repercusión que tuvo Los Sonámbulos seguramente haya contribuido contribuir a esa posibilidad…
-Es cierto, “Los Sonámbulos” me abrió muchas puertas, es una película que recorrió decena de países y festivales eso hace que mucha gente la haya visto. La verdad es que estoy con muchas ganas de irme a trabajar afuera, principalmente a España. Uno de los proyectos que tengo a futuro posiblemente se grabe en otro país pero más no quiero decir para no “quemarla”…
-¿Siempre fuiste así de independiente?
-Sí, me gusta poder decidir yo misma, sin depender de nadie. Escucharme y entender que es lo que deseo, eso me parece esencial. En la adolescencia quizás me dejaba llevar más por lo que me decían los demás. Ahora me siento mucho más plantada, sobre porque confío en lo que siento. Aprender a escucharnos y a entendernos es uno de los procesos más maravillosos que podemos atravesar.
-Y hablando de deseos, ¿qué hubiese deseado hacer si la actuación no se cruzaba en tu camino? -Siendo sincera, creo que nunca me lo puse a pensar siquiera. Siempre, desde muy chica, fui de soñar en presente, no tanto en el futuro. Vivo mucho el presente sé que lo demás llegará, sin demasiados avisos. -La última Ornella, ¿cómo es tu relación con las redes? -Uff, hoy en día las redes te abruman de información. Es increíble. A veces me asusta un poco. A mí me gusta subir publicaciones, historias y demás, pero soy bastante reservada, no subo todo. Incluso me gustaría ser aún más reservada, pero entiendo que es parte de nuestro trabajo la exposición. Es como si fuera un puente. Siento que el día de mañana todo va a ser producto de las redes sociales. Lamentablemente…
SIENTO QUE NUESTRA GENERACIÓN matriz VIENE CON OTRA EN LA cabeza, CON GANAS DE ROMPER normas, ESTEREOTIPOS, IDEALES… VENIMOS CON UNA energía explosiva HERMOSA.