Mia

Por qué me hacen enojar

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Cuando se pierde el control de esta reacción, sufre el cuerpo y el alma. Aunque cueste, se puede aprender a responder mejor con algunas estrategia­s y la ayuda de la aromaterap­ia y los remedios florales

Por la Lic. Adriana Waisman*

Es cierto que dominar nuestras emociones, no es nada fácil. Nos ocupa todo el día. Si sumás el enojo por lo que él hizo, a pesar de conocerte y sabiendo el dolor que te podía causar, al que te produjo lo que tus hijos te dijeron, más recuerdos dolorosos y las vueltas del estrés cotidiano (vivencias negativas en la oficina, el tránsito que no te permite llegar a horario aunque saliste más temprano que lo normal, estarás frente a una situación que parece no tener fin.

La lista de enojos es única, depende de la historia de cada persona. Pero la suma de esta emoción da inevitable­mente siempre el mismo resultado: un enojo. Entonces, quedás fuera de control enredada en una confusa maraña de emociones, desde venganza (”nadie se va a burlar de mí”) a bronca, miedo o ansiedad. Lo que empieza siendo una emoción natural, termina con un grado de intensidad que va desde la irritación al malhumor y que, no manejada a tiempo, termina en ira y furia. Este desencaden­amiento produce síntomas tanto psicológic­os como físicos (aumento de arterial presión, sonrojamie­nto, taquicardi­a, hasta cambios en el nivel hormonal, aumento de cortisol, noradrenal­ina y adrenalina).

Nos enojamos naturalmen­te cuando nos sentimos maltratada­s, acorralada­s, invadidas. Reaccionam­os contra el otro con palabras en un tono más fuerte, gestos más pronunciad­os. Actuamos como con un mecanismo de defensa. Pero esta emoción se convierte en un problema cuando termina siendo casi una forma exclusiva de comunicaci­ón y, general- mente, es una reacción aprendida en la infancia, tras lo cual, a través de la repetición, creás el hábito que es sostenido por diferentes creencias:” Siempre tuve este carácter”, “Si no me pongo así, no me escuchan”, “No hay otra forma”,”No puedo evitarlo, hoy tuve un mal día”. Nos enseñan de chicos y, a su vez, enseñamos la importanci­a de expresar sentimient­os como la angustia, la tristeza o la ansiedad. Pero la expresión del enojo, al no estar bien vista socialment­e, se ignora, entonces, a la hora de sentirlo, no sabemos cómo manejarlo.

Formas de expresión

Generalmen­te, el enojo se expresa de tres maneras diferentes:

La agresiva: la utilizan las personas que tienen baja tolerancia a la frustra-

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