Los peores enemigos
La infestación por pulgas y garrapatas es uno de los problemas más frecuentes en los animales domésticos. Su prevención y tratamiento les aseguran una mejor vida a los perros
Se trata de parásitos de tipo externo que viven en el exterior del cuerpo de los animales, utilizando su pelaje para afianzar su hábitat. Son insectos succionadores que invaden al perrro alimentándose de su sangre mediante una picadura, pudiendo permanecer en su cuerpo más de un mes.
Las pulgas son insectos pequeños, de la familia de los parásitos externos, de 1,5 a 3,3 mm de largo, sin alas, muy ágiles, de color generalmente oscuro, que cuentan con un mecanismo bucal de tubos especialmente adaptado para poder alimentarse de la sangre de sus víctimas.
Podemos decir que la mascota sufre una infestación de pulgas si se rasca más de lo habitual. De todos modos, puede ser que el animal no repita esta conducta ante la presencia de este tipo de parásitos, es decir que esta señal no siempre es garantía, porque aunque el perro no se rasque, puede tener pulgas.
Las pulgas tienen una saliva anestésica que suele provocar reacciones alérgicas en el perro, manifestándose con picores constantes, irritaciones de la dermis y pérdida de sangre. Inclusive, pueden inducir a anemias, infecciones y transmitir enfermedades de gravedad, destacando la incidencia de la tenia del perro (un tipo de parásito) o “tenia Dipylidium caninum”, un gusano que vive en los intestinos de los animales alimentándose de todo lo que comen y adquiriendo los nutrientes que ingieren.
Las garrapatas, por su parte, son parásitos pequeños de la familia de las arañas, que pueden adherirse a animales o personas alimentándose de su sangre, lo que conlleva la transmisión de enfermedades. Un caso común es la enfermedad de Lyme que se caracteriza por cambios en la piel, inflamación de las articulaciones, fiebre o dolores musculares, entre otros síntomas.
Prevenir y curar
Para lograr que nuestro perro viva tranquilo y sin invasores molestos –que a la larga muchas veces repercuten en la armonía familiar– es importante adquirir como hábito su desparasitación cada tres meses. De esta manera nos aseguramos una completa protección frente a parásitos externos en todas las épocas de año.
Se recomienda examinar al animal habitualmente, más especialmente en las épocas de calor. El aumento de la temperatura, así como la humedad, son factores clave para la proliferación de estos parásitos. Además, con la llegada del buen tiempo, los perros salen más seguido a lugares donde puede haber focos de infección, como parques con arbustos, matorrales, entre otros. Es nuestra responsabilidad proteger su salud, evitándole molestos inquilinos. Una de las mejores formas de mantenerlo al margen de contagios, es con una consulta periódica al veterinario, el que determinará el método de prevención o de tratamiento. Existen pipetas que, en una correcta dosificación, pueden ser el método más eficaz para su protección. Éste y otros productos que existen en el mercado, tienen un resultado eficaz contra pulgas y garrapatas, que garantizan su eliminación en 30 días, incluso después de repetidas inmersiones en agua y lavados con champú.