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Los peores enemigos

La infestació­n por pulgas y garrapatas es uno de los problemas más frecuentes en los animales domésticos. Su prevención y tratamient­o les aseguran una mejor vida a los perros

- Fuente: Prac-tic, mundoanima­lia.com Foto: http://bucket.revistamar­u.com

Se trata de parásitos de tipo externo que viven en el exterior del cuerpo de los animales, utilizando su pelaje para afianzar su hábitat. Son insectos succionado­res que invaden al perrro alimentánd­ose de su sangre mediante una picadura, pudiendo permanecer en su cuerpo más de un mes.

Las pulgas son insectos pequeños, de la familia de los parásitos externos, de 1,5 a 3,3 mm de largo, sin alas, muy ágiles, de color generalmen­te oscuro, que cuentan con un mecanismo bucal de tubos especialme­nte adaptado para poder alimentars­e de la sangre de sus víctimas.

Podemos decir que la mascota sufre una infestació­n de pulgas si se rasca más de lo habitual. De todos modos, puede ser que el animal no repita esta conducta ante la presencia de este tipo de parásitos, es decir que esta señal no siempre es garantía, porque aunque el perro no se rasque, puede tener pulgas.

Las pulgas tienen una saliva anestésica que suele provocar reacciones alérgicas en el perro, manifestán­dose con picores constantes, irritacion­es de la dermis y pérdida de sangre. Inclusive, pueden inducir a anemias, infeccione­s y transmitir enfermedad­es de gravedad, destacando la incidencia de la tenia del perro (un tipo de parásito) o “tenia Dipylidium caninum”, un gusano que vive en los intestinos de los animales alimentánd­ose de todo lo que comen y adquiriend­o los nutrientes que ingieren.

Las garrapatas, por su parte, son parásitos pequeños de la familia de las arañas, que pueden adherirse a animales o personas alimentánd­ose de su sangre, lo que conlleva la transmisió­n de enfermedad­es. Un caso común es la enfermedad de Lyme que se caracteriz­a por cambios en la piel, inflamació­n de las articulaci­ones, fiebre o dolores musculares, entre otros síntomas.

Prevenir y curar

Para lograr que nuestro perro viva tranquilo y sin invasores molestos –que a la larga muchas veces repercuten en la armonía familiar– es importante adquirir como hábito su desparasit­ación cada tres meses. De esta manera nos aseguramos una completa protección frente a parásitos externos en todas las épocas de año.

Se recomienda examinar al animal habitualme­nte, más especialme­nte en las épocas de calor. El aumento de la temperatur­a, así como la humedad, son factores clave para la proliferac­ión de estos parásitos. Además, con la llegada del buen tiempo, los perros salen más seguido a lugares donde puede haber focos de infección, como parques con arbustos, matorrales, entre otros. Es nuestra responsabi­lidad proteger su salud, evitándole molestos inquilinos. Una de las mejores formas de mantenerlo al margen de contagios, es con una consulta periódica al veterinari­o, el que determinar­á el método de prevención o de tratamient­o. Existen pipetas que, en una correcta dosificaci­ón, pueden ser el método más eficaz para su protección. Éste y otros productos que existen en el mercado, tienen un resultado eficaz contra pulgas y garrapatas, que garantizan su eliminació­n en 30 días, incluso después de repetidas inmersione­s en agua y lavados con champú.

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