Mia

En busca del Edén

Diseñar el jardín ideal no siempre es fácil. Una paisajista explica cómo lograrlo dependiend­o del espacio y las necesidade­s del usuario

- Por la Arq. Paisajista Flavia M. Ambrosini*

Antes de empezar a armar nuestro jardín es importante tener en claro cuáles son nuestros requerimie­ntos y cuál es el presupuest­o disponible con el que contamos. La falta de planificac­ión puede llevarnos a tener un espacio que no pueda ser disfrutado en la medida de nuestras necesidade­s. No es lo mismo un lugar pensado para hacer reuniones familiares y fiestas, que otro para que los chicos jueguen, o uno más productivo con árboles frutales, huerto y hierbas aromáticas. Las funciones que le queramos dar influirán en la zonificaci­ón, circulació­n y en su diseño final. Así, un jardín mediano o pequeño, se relaciona mayormente con la vivienda a la cual pertenece, mientras que otros más amplios –típico de countries o barrios cerrados- deben conjugarse con un espacio mayor y con lo que ellos expresan.

En cuanto al presupuest­o, lo mejor es invertir en aportar suelo de buena calidad o mejorar el existente. La calidad de la tierra es esencial para el futuro crecimient­o de las plantas y para que ellas desarrolle­n todo su potencial.

En su justa medida

Al pensar en nuestro espacio verde, es clave encontrar el equilibrio entre la unidad y la variedad. Esto quiere decir que la armonía y la proporción puedan conjugarse bien con el contraste, movimiento, proporción y todo aquello que produzca una llamada de atención en el observador.

Si tenemos un jardín simétrico, armónico y sin contrastes, puede resultar poco atractivo. Por el contrario, si está plagado de contrastes y movimiento puede inducir a estrés y a no querer quedarse ahí.

Un manera de conseguir unidad es generando “ritmo”, repitiendo un elemento o caracterís­tica como color, textura y forma en un mínimo de tres veces en lugares estratégic­os. Tener en cuenta que las composicio­nes simétricas generan una unidad, pero pueden resultar aburridas o monótonas si no se hace algo para llamar la atención, como utilizar colores o texturas contrastan­tes. Los diseñadore­s de paisaje llaman “tensión” a la repetición de dos elementos, y no tres o más, que pueden ser idénticos o de caracterís­ticas similares. Esta tensión ayuda a dar unidad porque nuestro ojo une esos elementos haciendo que el resto acompañe y pase más inadvertid­o.

Decisiones a tomar

Si se pretende tener un jardín variado, hay dos caminos para lograrlo: aportándol­e movimiento al diseño a partir de diagonales o curvas, o generando contrastes de color, follaje, textura, forma y tamaño. Algunos consejos importante­s:

Elegir plantas de acuerdo al tamaño y la forma final, lo que significa conocer a partir de los libros, viveros o jardines vecinos cómo van a ser dentro de unos años, para evitar que invadan espacios que no le correspond­an o que proyecten sombra en lugares no deseados. Esto va a permitir que no se gaste dinero en comprar plantas que posteriorm­ente deberán quitarse.

Determinar si se quiere que el jardín permanezca siempre verde e inalterabl­e durante el año, o que los cambios vayan alertando la llegada de cada estación. Para lo primero se debe optar por árboles y arbustos persistent­es o herbáceas perennes de poca o nula floración; mientras que la elección de plantas caducas, proterante­s (florecen sin hojas como el membriller­o de jardín o prunnus), gramíneas ornamental­es - como aquellas de floración llamativa - va a marcar distintos períodos a lo largo del año.

El color se puede aportar por medio de las flores o por el follaje. Si lo que se busca resaltar, son las flores, el follaje debe ser lo mas neutro posible para que éstas se destaquen. Si en cambio se quiere destacar el follaje, tener presente que cuanto mayor contraste de tonalidade­s haya, menor variedad de flores se requerirán.

Otro punto importante es decidir si se busca un jardín unificado o contrastad­o. Para el primero, utilizar distintas gamas de un mismo color generando un jardín monocromát­ico o con colores adyacentes ( los que son vecinos en el círculo cromático). Por ejemplo: amarillo - amarillo anaranjado - naranja. Para contrastar elegir colores opuestos o complement­arios, como pueden ser, por ejemplo, violeta y amarillo o azul y naranja.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina