La primavera y la rinitis alérgica
La población asocia el comienzo de las alergias, especialmente la rinitis alérgica, con la primavera, ya que los casos aumentan. En realidad las sustancias que producen las enfermedades alérgicas, denominadas alérgenos, se encuentran, en su gran mayoría, presentes durante todo el año. En la primavera la diferencia la establecen los pólenes de árboles, pastos y malezas, que al entrar en escena, provocan los clásicos y molestos síntomas en un gran número de personas susceptibles.
Asimismo, la rinitis alérgica es comúnmente confundida con un simple resfrío. La diferencia fundamental radica en que la sintomatología de la rinitis alérgica se repite y el paciente pasa largos períodos “resfriado”, por lo cual, es muy importante la consulta al médico alergólogo para el correcto diagnóstico que permita comenzar un tratamiento adecuado, y así aliviar los síntomas lo más rápido posible. Otra razón por la que es importante el tratamiento precoz es la reducción considerable que se logra en la posibilidad de padecer asma bronquial, ya que casi el 40 % de las personas que padecen de rinitis alérgica no tratada desarrollan esta patología en el transcurso de su vida.
Esta patología se caracteriza por la inflamación crónica de la mucosa nasal, que se manifiesta por uno o más de los siguientes síntomas: hidrorrea (agüita que gotea por la nariz), estornudos, picazón de nariz, ojos y paladar, obstrucción nasal, pérdida del olfato y lagrimeo.
No es una enfermedad trivial, sin embargo suele ser subdiagnosticada y por ende, subtratada, motivo por el cual mu- chos pacientes conviven con ella.
En un estudio hecho en niños, adolescentes y adultos de 8 países de América Latina, incluida Argentina, el 6,6% de los pacientes presentaron síntomas de rinitis alérgica, sin embargo el 25% de los adultos y el 30% de los niños y adolescentes refirieron utilizar algún CIN (Corticoides intranasales), que son los medicamentos de primera línea para tratarla, lo que marca el claro sub-diagnóstico y la evidente subvaloración tanto de los pacientes como de los médicos.
La Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica explica que el tratamiento se basa en tres pilares fundamentales:
1) La prevención: consiste en evitar o disminuir los diversos factores que desencadenan la sintomatología (alérgenos, cambios de temperatura, inhalación de sustancias irritógenas, etc.).
2) El tratamiento farmacológico: existen medicamentos muy efectivos, preventivos y sintomáticos, como los corticosteroides intranasales, los antihistamínicos y descongestivos, etc., indicados para controlar la sintomatología alérgica
3) La inmunoterapia: conocida comúnmente como tratamiento de vacunas, indicado en aquellos pacientes con alergia demostrada a aeroalergenos y que reúnan una serie de condiciones particulares. Las pruebas cutáneas y el tratamiento con inmunoterapia específica (vacunas de alergenos) sólo es realizado por médicos alergistas y apunta no solo a lograr un grado de tolerancia a los alérgenos culpables de la rinitis sino a evitar la evolución posible hacia el asma.