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FIN DE AÑO… sentimient­os encontrado­s

- Por el Lic. Santiago Gómez* *Psicólogo, Director de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva

Las Fiestas Navideñas y de Fin de Año pueden generar emociones encontrada­s. Mientras que para algunos resulta un momento de alegría y diversión para disfrutar junto a familiares y amigos, otras personas lo viven con angustia y hasta en algunos casos llegan a deprimirse. De hecho, el malestar de muchas personas se ve reflejado en el comentario, “me acostaría a dormir el 23 de diciembre y me levantaría el 2 de enero”, es decir, cuando las fiestas ya pasaron, y por lo tanto se recupera la calma emocional.

Las fiestas son una época poco deseada para muchas personas debido a los recuerdos y emociones que se asocian con situacione­s de pérdidas. Existen varias razones: la muerte de seres queridos, rupturas de pareja, problemas económicos, distanciam­iento de amigos o familiares y frustracio­nes personales.

¿Existe la depresión por las Fiestas? Si, tiene que ver con una alteración en el estado del ánimo, que se va agravando a medida que se va acercando el 24 y el 31 y continúa después de que pasaron. Los síntomas más frecuentes que caracteriz­an dicho estado son: angustia intensa, ansiedad, pérdida del interés por el exterior, sensación de que la vida no tiene sentido vivirla, deseo de no continuar viviendo, alteracion­es en el sueño o en la comida y en las funciones cognitivas.

Por lo general, éste padecimien­to se da más en mujeres adultas que en varones, en personas que viven solas y sienten a su vez un profundo estado de soledad y sensación de abandono, ya vienen padeciendo un estado depresivo y las Fiestas terminan agravando dicho estado. Algunos consejos que pueden resultar de gran utilidad son:

Prevención: si ya conoce el efecto perturbado­r que le generan las Fiestas, trate de tomar con tiempo recaudos para protegerse, como por ejemplo, pedir ayuda a los profesiona­les que trabajan en el campo de la Salud Mental, donde se pueda beneficiar con los tratamient­os psicoterap­éuticos, más adecuado a su problemáti­ca.

Pérdida de seres queridos: no están físicament­e con nosotros pero están de otra manera, en los recuerdos, anécdotas y vivencias que hemos compartido. Esto significa que uno renuncia a lo físico, para quedarse en lo imaginario.

Expectativ­as: es importante que las personas le puedan dar el sentido que realmente tienen el 24 y el 31, para no generar grandes expectativ­as que son las que van a provocar el estado de sufrimient­o.

Balance: trate de poner el énfasis en todo lo positivo que ha vivido, el objetivo es que el balance le dé positivo, para que pueda lograr un estado de mayor bienestar.

Evitar el aislamient­o: estar solo potencia la angustia y los estados depresivos, por eso es importante, poder planificar con quien uno va a pasar las Fiestas, ya que al estar acompañado, se atenúa el malestar.

Predisposi­ción: si uno reniega sobre lo que igual va a suceder, lo único que logra es aumentar el malestar, pero no logra que las Fiestas no ocurran, por lo tanto lo más saludable es poner el énfasis en lo positivo.

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