EL CANTO DE LA CIGARRA
Magnífica metáfora de una fábula de La Fontaine
Sala: Teatro Colonial (Avda. Paseo Colón 413, Caba) Intérpretes: Julieta Zara, Carlos Duquene, Guido Di Stéfano, María de Rosario Lázaro, Sergio Paz y Malena Luz Márquez. Director: Adrián Di Stéfano. Funciones: Viernes a las 21 En muchas ocasiones, los dramaturgos han recurrido a las imperecederas fábulas de La Fontaine como fuente de inspiración. Es el caso de Alfonso Paso, quien realizó una magnífica metáfora de “La hormiga y la cigarra”, dejando un mensaje positivo y aleccionador con su obra. En el famoso cuento, la cigarra canta en pleno verano mientras la hormiga trabaja incansablemente para tener alimentos en invierno. Cuando el frío llegue, la hormiga tendrá como subsistir en su hormiguero, mientras que la cigarra morirá irremediablemente. Pero lo que sostuvo Alfonso Paso al escribir esta obra es que se dio cuenta de que en algún momento “la hormiga también muere”. Esa paradoja es en la que el autor trató de ahondar, pensando que de las virtudes de una, no descartan las posibles de la otra. Para ello se vale de una pareja de padres marcadamente opuestos: él es un desenfadado vagabundo, un improvisado que cree ciegamente en su buena suerte, mientras que su ex mujer es diametralmente opuesta, calculadora, manipuladora y adinerada. En medio de esa situación, una pareja de jóvenes enamorados, luchará por vencer los prejuicios sociales, sortear sus diferencias y amarse con libertad. Adrián Di Stéfano realizó una puesta realista y se ajustó estrictamente a los textos del autor, valiéndose para ello de un grupo de actores que logra conseguir sonrisas pero también emocionar en los momentos dramáticos. Carlos Duquene como Aris, el padre haragán, y Julieta Zara como Bisbi, su hija sufrida y rebelde, realizan una intensa y destacada labor, aunque por momentos se muestran demasiado exacerbados. María de Rosario Lázaro (como la ex esposa) interpreta muy bien su personaje con personalidad y presencia escénica. Los restantes integrantes del elenco se mueven con rectitud y eficiencia. Una pieza que entretiene pero que permanentemente remite a los valores de la fábula original, provocando inquietud y reflexión en el espectador.