¡No te vayas MAMÁ!
Hacia los 8 meses, muchos bebés se vuelven más apegados a sus padres (en particular a mamá) y lloran con los extraños. ¿Por qué ocurre? Aunque a unos les afecta más que a otros, todos atraviesan esta etapa de miedo a lo desconocido o a alejarse de mamá y lloran en cuanto esta se va. Es lo que se conoce como la fase de la angustia de la separación. Cómo ayudarlo No hay que obligarlo a ser simpático con la gente. Si no quiere que lo tengan en brazos, hay que dejarlo, incluso con personas conocidas pero que no ha visto últimamente puede incomodarle en esta etapa de inseguridad. Si tenemos que dejarlo solo en una habitación, conviene hablarle mientras desde la otra punta de la casa para que sepa que seguimos ahí y que enseguida volvemos. Es beneficioso darle libertad para que pueda recorrer la casa solo y que así vaya adquiriendo confianza de explorar otros lugares por sí mismo. En esta etapa resulta especialmente difícil dejar al bebé a cargo de otra persona. Es importante que la persona que lo cuida sea comprensiva, tenga paciencia, sea alegre e imaginativa (sepa cómo distraerlo) y, sobre todo, que disfrute de la relación con el bebé. Con una baby sitter que recién comienza, conviene permanecer tiempo con ella y el bebé para que él sienta que es alguien de tu confianza. Luego hay que despedirse con calma, darle un beso un abrazo y marcharse con tranquilidad. Hay que transmitir serenidad al niño, si le mostramos que estamos calmadas, se sentirá más tranquilo, si te ve inquieta, se inquietará más.