¿Mi hijo es ladrón?
Los padres suelen alarmarse cuando se enteran de que sus hijos han robado algo. En general, suelen ser cosas muy pequeñas, como chicles o caramelos, aunque a veces los adolescentes llegan a robar algo de dinero de alguna billetera descuidada. En los dos casos, se recomienda, en primera instancia, mantener la calma aunque es importante tomarse la cuestión en serio y transmitirles esa seriedad a los hijos tanto sea que el hecho se haya producido en la casa, un negocio o la escuela. De acuerdo con los especialistas, en la mayoría de los casos de estos pequeños hurtos, esto no significa que el niño irá por el mal camino. En general, son llamados de atención a los padres que deberían preguntarse primero si transmiten en forma clara valores y reglas. Luego, hablar con sus hijos sobre el trasfondo del hecho. A veces, los niños roban dulces para repartirlos entre otros niños y hacer nuevos amigos. O roban porque están aburridos. En todo caso, cuando ocurre, siempre se trata de una señal de alerta de que hay otro problema. Por eso, los castigos a las apuradas antes de que los padres sepan qué está pasando, no sirven de mucho. Cuando se trata de niños pequeños, es posible prevenir determinadas situaciones dejándoles en claro qué es de ellos y qué es de otros. Es bueno que desde chicos sepan que hay cosas a las que no pueden acceder, como medicamentos o la tablet de los padres. También es bueno que, en la plaza, hagan el ejercicio de no tomar simplemente lo que pertenece a otros niños, sino pedirles permiso para hacerlo.