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La energía es nuestro principal alimento, lo que en Oriente llaman Chi o Prana. En términos científicos contemporáneos, podríamos equiparar esta idea, parcialmente, con la ionización negativa del aire, el agua o los alimentos frescos, una determinada carga eléctrica negativa que nos resulta esencial para la vida y que perdemos a medida que la industrialización, la contaminación y el aislamiento de la naturaleza se vuelve casi omnipre-nipresente en nuestras vidas. Hemos destruido los equilibrios de la tierra, agotado el suelo con prácticas agrícolas inadecuadas, saturado el agua de contaminantes, polucionado el aire y vivimos en ambientes muertos donde esta energía natural está ausente o muyy descompensada.
Nuestra calidad de vida y bienestar es directamente proporcional a la salud del planeta. Desde estaa página, muchas veces insistiremoss en la importancia de consumir suficientes nutrientes como minerales, vitaminas, fitoquímicos o áci-idos grasos esenciales, en equilibrioo con los carbohidratos o las proteí-ínas y evitando cargar nuestro sis-stema con sustancias tóxicas, peroo también es absolutamente necesa-ario que comencemos a comprenderer cabalmente que nuestro organismomo se alimenta de la energía presentete en los espacios naturales a través de radiaciones electromagnéticas queue están equilibradas en los bosques,es, un poco menos en los grandes par-arques, allí donde fluyen corrientes dede agua como las zonas costeras o los cursos de agua, en contacto con el sol o incluso donde la intervención de la mano humana crea espacios bellos y armónicos desde una consciencia de cuidado como puede ser un bello jardín japonés, un parque botánico, una plaza o una huerta dedicada a la producción de alimentos sanos.
Un estudio realizado en la Universidad de Cardiff determinó una sorprendente relación proporcional entre la falta de espacios verdes con los que tomar contacto y la tasa de crímenes que su- maba una variación adicional del 4% para cifras relativas al Reino Unido. El contacto con la naturaleza también brinda protección contra una amplia variedad de enfermedades que incluyen diabetes, sobrepeso, enfermedades cardiovasculares, cáncer, entre otras, también fomenta la serenidad, la estabilidad emocional y la capacidad de concentración, lo cual ayuda a explicar porqué en los lugares con más zonas verdes, la gente es más generosa y sociable.
Quienes viven en grandes ciudades tendrán más dificultades para acceder a dosis suficientes de naturaleza pero es importante señalar que los pequeños gestos como ser cuidadosos con los árboles urbanos, tener macetas en el balcón, cultivar algunas especias en la cocina pueden hacer una gran diferencia.
Agua con prana
Te propongo que durante los próximos 7 días bebas diariamente 2 litros de agua pranizada. Prana es la energía vital
Por Pablo de la Iglesia*
que anima el cuerpo de todo ser viviente y para cargar el agua, tan solo debes pasar la que vas a beber de un recipiente a otro, como si quisieras enfriar un líquido muy caliente.
Por ejemplo, cuando vayas a beber, pasá el contenido de un vaso a otro 7 vececes y, recién entonces, tomalo. Repetí el procedimiento cada vez que vayas a bebeber y vas a ver cómo pequeños milaglagros comienzan a suceder en tu vida cocon algo tan sencillo.
Ya son miles las investigaciones quque demostraron que el agua es un vevehículo de conciencia y que, incluso, se ve afectada por nuestra intención. Al pranizarla, le estamos devolviendo su fuerza vital, incluso podemos programarla con más eficiencia con pensamientos de amor, unidad o lo que desees: una vez hecho esto y con una predisposición abierta de nuestra parte, la bebemos en estado de serenidad.
Esta práctica incrementa la capacidad del organismo para liberarse de las toxinas con mayor regularidad, ppor eso, no te asustes si experimentás una pequeña crisis curativa que se manifiesta con granos en la piel, una pequeña diarrea, dolores de cabeza o algo similar: se trata de tu cuerpo revitalizado por los iones negativos que quiere desprenderse de las toxinas que ha acumulado por el consumo de medicamentos químicos,cos, alimentos industrializados, contaminación ambiental o una vida sedentaria.
Si no tenemos un contacto diario con los espacios naturales porque vivimos en un departamento en una gran ciudad y pasamos todo el día en la oficina, probablemente esta sea la forma más práctica de compensar, parcialmente al menos, la falta de iones negativos -vitalizantes para nuestros tejidos- que estos espacios nos niegan por su aislación y contaminación electromagnética.