PRIMEROS PASOS
La edad promedio de inicio de la marcha oscila entre los 10 a 14 meses de vida, aunque algunos especialistas la extienden hasta los 18 meses. Entre los 9 y 10, el bebé tiende a sostenerse de algún objeto y quedarse parado, para luego sentarse. A los 11, se para sin necesidad de apoyo por unos segundos y, aproximadamente, a los 13 da sus primeros pasos, aprendiendo a agacharse y levantarse solo. Hay que tener presente que la maduración del Sistema Nervioso central comienza antes en las mujeres, por lo que es posible que las niñas caminen antes que los varones. La marcha estable se logra entre los 18 meses y los 2 años y medio.
Los padres deberían observar discordancias en la posición de las rodillas o pies que pueden indicar una malformación de la cadera. Sin embargo, también hay alteraciones frecuentes al dar los primeros pasos que no son patológicas, como por ejemplo:
Rodillas separadas al caminar, que se denomina Genu Varo.
Separar las puntas de los pies hacia afuera o juntar las puntas de los pies hacia adentro. Lo puede realizar con uno o ambos pies.
Caminar apoyando talones o en puntas de pie.
Los problemas más comunes que se observan en esta etapa son la malformación de la cadera u otras malformaciones óseas y la mayoría tienen tratamiento. Hay otras enfermedades neuromusculares más graves que en sus formas leves pueden detectarse en este momento, por ejemplo cuando el niño presenta caídas frecuentes. Básicamente, el bebé va evolucionando neuromuscularmente y es capaz de sentarse a los 8 meses, luego, la espalda está lo suficientemente firme como para que, al llevar el tronco hacia adelante y apoyar sus brazos en el piso, no caiga y lastime. Después, descubre que puede balancearse y apoya sus manos, pudiendo ir hacia atrás y adquiere la postura de gateo yendo hacia atrás o hacia adelante. Es importante aclarar que no siempre empiezan por el gateo, a veces se desplazan arrastrando la región glútea, otras veces se paran y usan elementos del hogar como apoyo para desplazarse.
Estimulación
En general, los pediatras, contrariamente a lo que se cree, somos fuertes detractores del uso del andador, ya que si bien el niño aprende a deambular, no significa que lo haga con cuidado, y en general, debido al entusiasmo que genera en el pequeño la adquisición de la marcha, el andador hace que ésta sea más rápida. Dado que el niño no ha adquirido aún la habilidad para frenar ante el peligro u obstáculos, lo pone en peligro ya que se convierte en una especie de jaula andante.
De todas formas, algunos ejercicios pueden ayudarlos e incentivarlos. Por ejemplo, realizar movimiento de pedaleo con las piernas o el juego de “saltarín”, sin forzar la posición de pie, para estimular la musculatura.A partir de los 6 meses, usar alfombras que no deslicen junto a otros elementos de juego, estimulando habilidades motoras gruesas y finas.