El frío, un agravante
No es un mito que durante el invierno la caspa empeora. Fundamentalmente se debe a que la exposición al sol, fuente curativa natural por excelencia, es baja. Además, el frío y los ambientes calefaccionados resecan la piel; el tipo de alimentación suele ser más calórica por lo que se aporta una mayor cantidad de grasas al organismo; el pelo se seca a raíz de que a ingesta de agua es insuficiente.