EDITORIAL
Llegó el día. Los fanáticos y fanáticas de Queen y Freddie Mercury estamos de parabienes, porque no me caben dudas de que habrá colas en los cines de todo el mundo para ver "Rapsodia bohemia", uno de los estrenos del 2018 más esperados. Tanto por lo que la película representa en sí misma como por el tiempo que se hizo desear y los problemas que fue cosechando su filmación desde el primer minuto de preproducción, a punto de haberse ganado el mote de "el flme maldito". Por esa razón, y porque su protagonista, Rami Malek (foto), seguramente vaya derechito al Oscar por su encarnización –sí, es mucho más que personificación– del fallecido ícono de la banda británica, es que además de la nota impostergable de la página 16-17, me tomo el espacio para seguir hablando de lo que van a hablar todos esta semana... A favor o en contra, pero van a hablar... La película producida por 20th Century Fox estuvo bajo producción desde el año 2010, cuando se había anunciado que Sacha Baron Cohen interpretaría al artista. Cohen abandonó el rol en 2013 por "diferencias creativas" con los excompañeros de Mercury, incluyendo al guitarrista Brian May, quien dijo que Cohen era un "imbécil". Pero ahí no terminaban los problemas, porque en diciembre de 2017, el director Bryan Singer fue despedido por tomarse demasiados días libres por "problemas de salud". Finalmente, Dexter Fletcher fue convocado para reemplazarlo y terminar la segunda mitad de la producción.
Ya con la película en los cines vendrán las críticas sobre el tratamiento que la misma le da, o no, a la sexualidad del artista, que falleciera víctima del SIDA, en 1991, a los 45 años. Pero a esta altura del arte, ¿a quién le importa? Freddie excede la intimidad. Mercury es (no fue, es) un artista único, inigualable e irreemplazable, y si sus sábanas o su homosexualidad quedaron fuera del biopic o fueron mostradas parcialmente, es una anécdota... Porque lo que aquí importa es, como siempre, verlo brillar de la forma en que él más feliz era: haciendo música. Bienvenido seas Freddie, ayer, hoy, mañana y siempre. Y gracias, Rami, por tu gran interpretación.