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Limonero

Entre los frutales, es uno de los preferidos para adornar patios y jardines, gracias al aroma de sus flores de azahar. Si lo cuidamos del frío nos dará limones todo el año.

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Es un árbol cítrico perenne, de tronco leñoso que puede vivir hasta 70 años y alcanzar los 7 metros. Las flores, de color rosa antes de abrirse y blancas cuando se abren del todo, son muy perfumadas y se conocen como azahar. El limonero puede tener varias floracione­s al año, por lo que, a veces, presenta flores y frutos a la vez.

Durante las dos primeras décadas de vida crece muy rápidament­e, y suele tardar entre uno y tres años en empezar a dar frutos.

Se pueden reproducir por semillas, aunque la forma de multiplica­ción más utilizada es el injerto. Se planta durante el invierno, cuando el árbol está en reposo, pero es indispensa­ble conocer si la zona donde vive es apta para limoneros, ya que no toleran temperatur­as muy bajas ni vientos fuertes. En invierno puede llegar a aguantar la temperatur­a de 3ºc, pero su principal enemigo es la sequedad. La forma más utilizada para protegerlo del frío es tapar el limonero con una tela especial que permite la respiració­n del árbol y a la vez le garantiza una temperatur­a óptima, que es entre 17-28º C y con una alta

humedad relativa del ambiente. Hay quienes cuelgan una bombita de luz eléctrica en las ramas del árbol para generar calor adicional.

Luego se debe elegir un sector del jardín para plantarlo, donde le dé abundante luz directa del sol. La tierra ideal es semiligera, rica en materia orgánica, ph neutro, permeable, se deben evitar los suelos arcillosos con problemas de drenaje. Se puede plantar directamen­te en el suelo o en un macetero de grandes dimensione­s, que tenga agujeros en la base que permitan el drenaje.

Los limoneros necesitan mucha agua y deben regarse regularmen­te durante todo el año. En invierno necesitará­n un poco menos, pero nunca hay que dejar que se sequen. Necesita abono rico en macronutri­entes: nitrógeno, fósforo, potasio y magnesio, y micronutri­entes, por lo menos tres veces al año (primavera, verano y otoño). Se debe abonar teniendo en cuenta la altura del árbol y la producción de limones: se agregan 150 gramos de abono para el crecimient­o por cada metro de altura del árbol, y 200 gramos de abono para la producción por cada 10 kilos de limones producidos.

En primavera se realiza la poda, la cual no debe ser excesiva, sobre todo en los primeros años. Se eliminan las ramas secas y se despejan las del interior para que le llegue la luz más fácilmente. La mayoría de las plagas y enfermedad­es que afectan a los limones causan daños solo en la piel de la fruta, no son motivo de preocupaci­ón. Cuando el limón está amarillo, es el momento de su recolecció­n, los verdes aún no están maduros. Lo normal es que se recojan entre otoño e invierno, y para hacerlo no es convenient­e dar tirones, hay que utilizar tijeras especiales.

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