Hotel reciclado
El original edificio diseñado para una aerolínea pasó a escenario para el cine tras su cierre y ahora se convirtió en un hospedaje con mucho de nostalgia.
En 1956, al arquitecto Eero Saarinen le encargaron la creación y construcción de una vanguardista terminal para Trans World Airlines (TWA), en el entonces aeropuerto ldelwild (hoy John Fitzgerald Kennedy) de Nueva York para que la aerolínea pudiese eclipsar a sus rivales. Saarinen, famoso por sus diseños de líneas curvas, sacó de su manga un impresionante edificio alado en forma de águila bajando a tierra y con interiores con tecnología de vanguardia.
Tras 40 años de servicio, el edificio cerró sus puertas cuando la aerolínea anunció su desaparición y su integración
con American Airlines, en 2001. Por eso, pudo armarse allí la escenografía de “Atrápame si puedes”, la película de Steven Spielberg, protagonizada por Leonardo Dicaprio y Tom Hanks y estrenada aquí en 2003.
Ahora, el icónico edificio, que su creador nunca vio terminado porque falleció un año antes por un tumor cerebral, se convirtió en un hotel de lujo que utilizó mucho de su interior como una especie de museo para los huéspedes.
Alojados entre recuerdos
¿Cómo sería estar en un bar de cócteles en un avión original de 1958? ¿Y en una piscina con vistas hacia las pistas de despegue y aterrizaje? En el nuevo hotel del aeropuerto, ésa es la oferta.
Muchos estudiosos dedican hoy horas a estudiar el diseño de sus curvas, los grandes ventanales, las alfombras y los sofás en un rojo furioso. Su arquitecto dijo alguna vez que “la mayor parte de la gente está ciega. Si uno es demasiado sutil con la arquitectura, la gente entra, da una vuelta y ni nota la diferencia”, observó.
El grupo hotelero MCR renovó todo el predio por unos 265 millones de dólares y llevó adelante la obra para que
la terminal recuperara prácticamente su estado original. “Es la estrella de este proyecto”, aseguró Kaunteya Chitnis, de MCR, durante las tareas de remodelación.
Alrededor del edificio hay dos torres con 512 habitaciones y un centro de conferencias. La terminal propiamente dicha se convirtió en un lobby con más de 12 restaurantes y bares que se encuentran, en parte, donde solían estar los mostradores para el check-in. “Desde el momento en que los huéspedes e invitados llegan al hotel TWA se encuentran con la atmósfera de la cultura acaudalada de 1962, con la arquitectura, con sus sonidos y su ambiente”, sostiene el director de MCR, Tyler Morse.
“Cuidamos hasta el más mínimo detalle para honrar este maravilloso patrimonio histórico de aquella época tan especial de la historia de Estados Unidos”, añade.
Que haya un hotel en un aeropuerto no es nada nuevo, comenta la revista “Forbes”. Es difícil hallar algo llamativo en el mundo de la hotelería de este tipo, continúa. Sin embargo, la antigua terminal de TWA “es un hotel de aeropuerto que incluso se ha convertido en un destino al que vale la pena viajar”, comenta la revista.