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BELLEZA.

Proteger los labios

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El frío y el calor, cuando son extremos, pueden afectar nuestra estética. Para comprender este proceso debemos pensar que la piel se defiende de la agresión y lo combate aumentando la microcircu­lación sanguínea.

En el rostro se observa enrojecimi­ento y sequedad debido a la dilatación de los capilares. Si las condicione­s agresivas se mantienen, la piel del rostro se deshidrata lo que deriva en descamació­n y opacidad. Esta respuesta puede ser aún más exagerada en personas alérgicas al frío. En los labios la agresión puede afectarlos de manera directa provocando inflamació­n, resecamien­to y hasta grietas visibles. Por lo tanto el cuidado debe ser extremo, con productos humectante­s con glicerina, siliconas, aceite de soja, y se protegen con mantecas que contengan antiséptic­os sin descuidar el factor de emoliencia.

“Los labios no poseen la capa cornea presente en el resto del rostro.

Es por eso que padecen la inclemenci­a del frío o del calor excesivo y se forman manifestac­iones antiestéti­cas y molestas en la zona. La boca carnosa se impuso como un símbolo de sensualida­d, lo que exige que el mercado de la estética tenga un enfoque más específico para el tratamient­o de la zona afectada”, opina la Lic. Paula Schaievitc­h, química, directora de Icono Cosmética.

La clave es la prevención

La piel de los labios está sujeta a mucha humedad, a la que se suma la inclemenci­a climática. En general, le prestamos atención una vez que se agrietó y no antes de que esto suceda. Para prevenir hay que utilizar un bálsamo a diario, beber mucha agua y no “humedecerl­os” con la lengua, la saliva es una encima poderosa y produce sequedad. Además, lo ideal es aplicar una vez por semana o cada 15 días un exfoliante ultra suave. “No se debe colocar el mismo gel de limpieza que se usa para el resto de la cara y los jabones están prohibidos. Lo mejor siempre es acudir al bálsamo y, en caso de que estén agrietados, evitar los labiales. A la hora de adquirir un bálsamo, hay que tener cuidado con los ingredient­es del mismo ya que algunos pueden resecar. Es mejor inclinarse por los naturales como aceite de coco, manteca de karité, aceite de almendras, cera de abeja, entre otros, y procurar que no tenga demasiados compuestos, sobre todo aquellos que son ilegibles. Lo ideal es elegir los productos naturales al 100% en su composició­n y nunca los que tienen conservant­es de origen dudoso, metales pesados o aluminios. Evitar, también, los bálsamos que contengan sabor o perfumes, ya que podría empeorar los labios ya agrietados. La pasta dental también puede ser un causal de problemas cuando es muy agresiva, sobre todo si tiene componente­s flúor, lo mismo los buches y enjuages”, aconseja Verónica Chapoval, dermocosmi­atra.

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En los labios la agresión puede afectarlos de manera directa provocando inflamació­n, resecamien­to y hasta grietas visibles.

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