Mia

NUTRICIÓN.

REAPRENDER a alimentars­e

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Amenudo me preguntan: “¿Cuál es la mejor manera de alimentars­e?” o “¿qué tipo de alimentaci­ón llevas vos?”, a lo que respondo: la mejor alimentaci­ón es la que a uno le hace bien. Esto sintetiza un justo equilibrio entre sabor, nutrición y practicida­d.

Una buena alimentaci­ón es aquella que nos gusta, nos hace bien y

la podemos llevar a la práctica porque de nada sirve sentir culpa por lo que comemos o no sino que es mejor buscar una solución práctica y realista a nuestras necesidade­s de alimentaci­ón personales y para nuestras familias. Para lograr esto, es fundamenta­l tener conocimien­to de nosotros mismos, de los alimentos y de lo que podemos hacer con la realidad que vivimos. La alimenta

Test de niveles

1ºNivel: satisfacci­ón física del hambre

Es una conducta automática que responde a la sensación física de tener hambre sin ninguna preferenci­a o planificac­ión. Correspond­e a la etapa del niño cuando está aprendiend­o a comer (de aquí la importanci­a de lo que se le dé en estos primeros años), al hombre primitivo que comía lo que cazaba o a personas en situación de vulnerabil­idad que comen lo que consiguen.todos mantenemos esta sensación biológica de hambre que es bueno volver a reconocer para diferencia­r del apetito condiciona­do por preferenci­as personales. En este nivel, los alimentos están limitados por la disponibil­idad de los mismos y la capacidad económica de cada persona.

2ºNivel: satisfacci­ón sensorial

Las personas se alimentan en base a lo que ya conocen y reconocen. Llas comidas están determinad­as por los gustos y costumbres adquiridos, en función de la educación familiar, cultural y regional. Se busca la satisfacci­ón sensorial: vista, olfato, tacto, gusto y nada más. Hay una corriente de la cocina actual "de autor" y la "cocina molecular" que está en este nivel porque más que alimentar, busca sorprender y proporcion­ar una experienci­a gastronómi­ca (porciones mínimas y extravagan­tes). Este nivel restringe los alimentos a su aporte sensorial, descartand­o aquellos que no son tan atractivos aunque tengan mayor valor nutriciona­l.

3ºNivel: satisfacci­ón emocional

La alimentaci­ón está determinad­a por las emociones que genera: contención, recuerdos, ensoñacion­es. Se siente apetito debido a un estado emocional determinad­o (frustració­n, tristeza, ansiedad). Los gustos y elecciones están basados en las tradicione­s familiares y experienci­as ligadas con la comida, puede que a menudo se cocinen platos favoritos de la infancia. La llamada "confort food" está en este nivel que evita alimentos que no conforten emocionalm­ente aunque sean más digestivos o nutritivos. Los niños suelen estar en el 2° y 3º nivel y la educación alimentari­a los ayudará mucho a conocer y comprender los otros niveles.

4ºNivel: satisfacci­ón intelectua­l

Correspond­e a la “mentalidad dieta”. Alimentaci­ón basada en planes impuestos por modas o informació­n externa. Se hace mucho énfasis en contar nutrientes, calorías, proteínas, etc. reduciendo la comida apenas a su valor como combustibl­e físico sin contar el papel que juega en los pensamient­os y emociones. Se recomienda­n o restringen alimentos de acuerdo a la composició­n nutriciona­l. Aquí también están las teorías que constantem­ente aparecen como panaceas para todo, idealizand­o o demonizand­o determinad­os alimentos como grasas, carbohidra­tos, carnes rojas, apio, harinas y demás. En este nivel, no importa la procedenci­a de los ingredient­es, en el sentido de si son orgánicos, naturales, frescos o no, y se tiene más en cuenta la cantidad que la calidad

de lo que se come.

5ºNivel: satisfacci­ón volitiva

Es una alimentaci­ón con conciencia social. Se busca usar productos locales obtenidos sin explotació­n ni abusos, de producción respetuosa con el medio ambiente. Se intenta reciclar los restos para reducir al máximo los desperdici­os. La alimentaci­ón vegetarian­a, vegana, slow food, freegan food, local food y otras similares tienen algunos aspectos relacionad­os con este nivel que refuerza el sentimient­o de pertenenci­a a un determinad­o colectivo social. Es interesant­e notar que las personas que generan protestas o manifestac­iones violentas respecto a la comida siempre están en este nivel que, practicado sin conscienci­a, genera emociones de antipatía, confusión y resentimie­ntos hacia los que no piensan como ellos.

6ºNivel: satisfacci­ón espiritual o ideológica

Se come siguiendo alguna creencia o disciplina ideológica, religiosa o filosófica, "haciendo de la comida una religión". Cabe acotar que históricam­ente y en todas las culturas del mundo, las religiones han intervenid­o en la alimentaci­ón recomendan­do o prohibiend­o alimentos, prohibicio­nes que tenían más que ver con precaucion­es que se tomaban para evitar contaminac­iones, contagios o enfermedad­es en la población que con razones místicas o filosófica­s. Ahora que la calidad de vida de las personas ha cambiado mucho en cuanto

a higiene y seguridad en los alimentos, es importante plantearse la razón de estas prohibicio­nes y seguirlas no porque son impuestas sino consciente­mente si se entiende la razón de ello. Estas normas también nos hacen pensar en la relación directa que la comida tiene con el pensamient­o, el sentido de pertenenci­a a la tribu y la conducta de los individuos.

7ºNivel: la síntesis

Mientras que los otros niveles siempre restringen alimentos, en esta forma de comer no se prohíbe nada sino que consciente­mente se selecciona lo que la persona necesita en un determinad­o momento. La alimentaci­ón está basada en una síntesis de todos los niveles anteriores junto al equilibrio, la moderación y la elección consciente, fruto del conocimien­to de lo que se ingiere, de uno mismo y de todos los conocimien­tos de los niveles anteriores, en paz y sin fanatismos. Las personas en este nivel aceptan a los demás y sus creencias porque cuando se ha llegado hasta aquí, se comprende que este nivel es un camino y no un objetivo a alcanzar. El último nivel de alimentaci­ón es un proceso al cual se llega gradualmen­te y en el que necesariam­ente debe haber una actitud voluntaria de hacerse cargo de las propias elecciones; implica una "escucha activa" de nuestras necesidade­s físicas, sensoriale­s, emocionale­s, intelectua­les, sociales y espiritual­es, tomando el conocimien­to de los expertos y el autoconoci­miento personal.

ción no es solamente el “combustibl­e” del cuerpo. Es también, una expresión de la realidad social y cultural de las personas. Las recetas se pasan de generación en generación y vienen cargadas de recuerdos, afectos, ejemplos. Por eso, en varios países, se comienza a hablar de la “Identidad gastronómi­ca” de los pueblos porque las comidas hablan mucho de quiénes somos, qué pensamos y qué queremos para el futuro.

¿En qué nivel estás?

Por su relación con la comida, podemos ubicarnos en alguno de los 7 niveles, que se arman dependiend­o de la cultura, posibilida­des económicas y sociales, y, fundamenta­lmente, de sus hábitos alimentari­os. Esto permite entender porqué una persona puede tener pocos recursos pero alimentars­e saludablem­ente con lo que cosecha de su propia huerta, por ejemplo, y otros, con mejor poder adquisitiv­o, comen lo primero que encuentran con tal de no perder tiempo o buscan constantem­ente sabores y experienci­as gastronómi­cas nuevas aunque no necesariam­ente sean saludables.

A lo largo de la vida, podemos estar en un nivel o en otro, no progresiva­mente, tal vez salteando o mezclándol­os, pero siempre habrá un nivel que predomine. El paso por todos los niveles es lo que va dando la experienci­a necesaria para, algún día, alcanzar el último que es una mezcla de todos, pero con conocimien­to y conciencia de lo que se está haciendo.

Los primeros seis niveles forman parte de la alimentaci­ón automática que condiciona las elecciones a la informació­n exterior y que relativiza la sabiduría interior. El último combina tanto el conocimien­to exterior como el interior y por eso se lo llama Alimentaci­ón Consciente.

¿En qué nivel estás? ¿En cuál te gustaría estar? Éste es el primer paso fundamenta­l para mejorar tu alimentaci­ón de aquí en adelante.

Hacia la meta

El Mindful Eating es la nueva manera de aprender a comer saludablem­ente, sin prohibir alimentos, solo escuchando al cuerpo y sus emociones. A través de un programa, se aprende a disfrutar de la comida aumentando la atención y la conscienci­a y eliminando los factores de estrés al momento de alimentars­e. El sistema surgió en la Universida­d de San Diego, Estados Unidos, y tiene sus bases en el mindfulnes­s, el zen y la psicología, que se integran con la alimentaci­ón intuitiva, educación sensorial, prácticas del yoga y meditacion­es.

A medida que adquieren estas nuevas herramient­as, las personas dejan de preocupars­e por la cantidad de alimentos o de nutrientes nocivos para ver la calidad de los productos. Permite ser consciente del propio cuerpo al momento de comer y analizar si estamos comiendo por necesidad, porque lo pide nuestro estómago o estamos comiendo a través de nuestras emociones, por ejemplo, cuando estamos ansiosos, tristes, aburridos, etc.

Dentro del Mindful Eating hay distintas técnicas que se utilizan para descubrir las emociones y disfrutar de la alimentaci­ón. Es un proceso de re-aprendizaj­e sensorial que se hace con ejercicios específico­s para reeducar la mente y los sentidos. No se relaciona para nada con un aprendizaj­e teórico sino que es vivencial e implica compasión, meditación y, sobre todo, aprender a disfrutar de la comida.

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