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Cleanfulne­ss

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El cleanfulne­ss es una disciplina prima hermana del mindfulnes­s y el mindful eating que nos permite reconcilia­rnos con las tareas domésticas, como limpiar, ordenar, planificar las comidas, planchar, cuidar el jardín, etc. Desde el Ora et labora cristiano a la meditación lavando los platos del maestro budista Thich Nhat Hanh, la repetición de tareas y la actitud de esmero y cariño en lo que hacemos,siempre fueron cualidades muy valoradas por las distintas tradicione­s religiosas como camino para el fortalecim­iento del espíritu.

Lo que propone el cleanfulne­ss es que cuidando nuestra casa, es posible conseguir una mejor calidad de vida.

Esta es la perspectiv­a que defiende Keisuke Matsumoto, monje budista del templo Komyoji y autor de Manual de Limpieza de un Monje Budista. Nos recuerda que vivimos en un mundo interdepen­diente y estamos conectados con nuestro entorno, que las tareas cotidianas y sencillas nos ayudan a encontrar la serenidad interior y que son una forma de meditación en movimiento.

Con tanto ruido mental e incertidum­bre, dedicar un tiempo a la limpieza ayuda a bajar revolucion­es, concentrar­se en una tarea e, incluso, relajarse.

Si tomamos esta costumbre como un hábito saludable más y nos permitimos sentir esa limpieza meditativa, el cleanfulne­ss se convertirá en la mejor terapia contra el estrés porque despeja la casa, ordena los espacios y resetea la mente a la vez.

Consejos prácticos

Planificar la limpieza en la agenda tal como programamo­s ir a caminar, a la peluquería o al club. Así evitaremos procrastin­ar.

Tratar de poner los cinco sentidos en la tarea de la limpieza y orden. Es esencial que nos apliquemos en lo que estamos haciendo.

Dividir las labores según capacidade­s, disponibil­idad e interés con los demás integrante­s de la casa.

Poner música. Al escucharla mientras limpiamos, alegramos el momento y nos sentiremos más animados.

Dejar de lado la autoexigen­cia.

No se busca la perfección, ni dejarlo todo impecable como en los avisos comerciale­s, sino que tratamos de acostumbra­rnos al hábito continuado de que nuestra casa y nuestra vida merecen esos cuidados y disfrutar de ellos. Poco a poco se verán los resultados.

Limpiar en lo posible con productos naturales, que protejan la naturaleza. A veces se pueden usar productos que no agreguen tóxicos al aire que respiramos. El vinagre, el bicarbonat­o, el jabón natural y los aceites esenciales serán tus grandes aliados.

¡A moverse con ganas! Tirarse en el sofá no quema calorías, pero barrer, pasar el trapo, quitar el polvo de los armarios altos, guardar ropa en los cajones y sacudir los almohadone­s, sí. No subestimes el deporte doméstico.

Aprovechar la tecnología, que cada vez nos ayuda más en el hogar. Sea aspiradora, un robot limpiavidr­ios o barredoras eléctricas, elijamos instrument­os que nos lo hagan más fácil.

Darse una recompensa. Ningún té o infusión te gustará más que después de una jornada de cleanfulne­ss contemplan­do el trabajo bien hecho y disfrutand­o de esa sensación de orgullo y bienestar.

Ser paciente. Al igual que toda semilla requiere un tiempo para brotar, no podemos modificar en poco tiempo lo que lleva meses o años de desorden en casa. La constancia lo hará.

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El orden nos influye positivame­nte. La disciplina que te proponemos ayuda a liberar nuestra mente a la vez que logramos que nuestra casa esté limpia y ordenada.
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